Exposición de Tiziana Domínguez en la Fundación Cajasol de Cádiz: cuando el arte galopa y emociona

La diseñadora y artista gallega inaugura en la Fundación Cajasol la exposición ‘Ánima’, formada por una veintena de cuadros con el caballo como protagonista

Un siglo de relación entre el flamenco y la radio

Tiziana Domínguez ante algunos de los cuadros que expone en la Fundación Cajasol de Cádiz.
Tiziana Domínguez ante algunos de los cuadros que expone en la Fundación Cajasol de Cádiz. / Miguel Gómez

Afirma Tiziana Domínguez, y corrobora su padre, el diseñador de moda Adolfo Domínguez, que su afición por la pintura le surgió cuando era muy pequeñita. “Dicen que empecé a pintar caballos antes de caminar”, contó la artista y diseñadora gallega durante la inauguración de ‘Ánima’, la exposición que ayer se inauguró en la Fundación Cajasol de Cádiz y que está integrada por una veintena de obras en las que el caballo emerge como principal y único protagonista. Los cuadros de la pintora orensana podrán verse en la sede de la plaza de San Antonio hasta el 15 de febrero.

Podemos decir, pues, que Tiziana Domínguez empezó a pintar caballos al trote, pero no sólo porque lo hiciera de una forma tan incipiente, sino porque durante mucho tiempo su ocupación central fue la de un puesto directivo en la empresa familiar de diseños de moda. Ejerció más de diez años de directora creativa de una firma en la que, cuentan, impulsó destacadas políticas medioambientales relacionadas sobre todo con el mundo animal y el uso de sus pieles.

Pero mientras Tiziana -nombre que ya podía aventurar también una futura dedicación pictórica- se dedicaba en cuerpo y alma a la empresa que años atrás había fundado su abuelo, también seguía dibujando y experimentando técnicas y texturas con el caballo como eje central de su expresión creativa. Siguió siendo, eso sí, una pintura al trote que también expuso en salas tanto de manera individual como colectiva. Pero hace apenas un par de años que Tiziana Domínguez dejó su trabajo en la empresa y decidió seguir pintando, y seguir pintando caballos, pero ya al galope, con una mayor libertad, la misma que dice sentir cuando monta uno de estos animales, y con una dedicación más exclusiva. Tanto que su trabajo pictórico da ya para una exposición como la que se muestra desde ayer en Cádiz.

Una veintena larga de cuadros que se reparten entre las dos salas de la planta baja de la Fundación y que, en distintos tamaños, presentan al caballo en diversas formas y estados. Igual se mueven y galopan a paso ligero que se pintan estáticos con especial atención a sus muchos detalles: su lomo, sus poderosas patas, la estilizada cabeza o con sus hermosas crines agitadas al viento o pegadas a su cabeza

Y para reflejar el mundo del caballo de una manera tan personal como lo hace Tiziana Domínguez, la artista usa fundamentalmente dos formas de llevar el dibujo al lienzo: técnica mixta de café sobre tela y técnica mixta de café sobre madera. Sólo en uno de los cuadros se sale de estas dos modalidades técnicas y apuesta por el café sobre tela de yute. Un café cuya tonalidad se hace más intensa en algunas obras, como el café puro, o más clara en otras.

Edu Guerrero, Tiziana Domínguez y su padre, Adolfo Domínguez, ayer en Cádiz.
Edu Guerrero, Tiziana Domínguez y su padre, Adolfo Domínguez, ayer en Cádiz. / Miguel Gómez

El resultado, como expresaba su padre Adolfo Domínguez en la presentación de la muestra en Cádiz, es un conjunto de obras que “emocionan”. Para el diseñador, admirador confeso número uno de la obra de su hija, “la textura es la que hace emocionar, con los relieves que dan profundidad a los cuadros”. Reconoció el diseñador gallego, deslumbrado por la luminosidad y disposición de la sala Cajasol, que nunca había visto los cuadros expuestos de esta manera, juntos y de manera continuada, y que el resultado final permite contemplarlos con cierto orden. “Es mi hija, sí, pero es que sus cuadros me provocan emoción”, resumió Adolfo Domínguez después de recordar aquellos primeros y tempranos pasos que su hija dio en la pintura.

La propia Tiziana Domínguez, en su intervención, explicó que es la primera vez que esta serie de pinturas ecuestres se expone completa, al tiempo que se reafirmó en su pasión por el caballo más allá de la pintura. Para la artista, el animal es sinónimo de libertad. Y dijo que con los equinos ha mantenido siempre una conexión especial: “Los caballos son seres de luz”.

Mar Díez, responsable de la Fundación Cajasol en Cádiz, fue la encargada de abrir un acto que clausuró la delegada territorial de Economía y Hacienda, Inmaculada Olivero, y en el que el protagonismo final fue para el bailaor gaditano Edu Guerrero, que ofreció un breve número de baile que encandiló a todos: sin música, sólo el movimiento de sus brazos, el ruido de sus palmas y, sobre todo, el taconeo con el que hizo parecer al público que los caballos de los cuadros trotaban por la sala. Otra forma de emocionar.

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