La fábrica gaditana de Altadis se queda sin tabaco
Todas las cajas ya han sido trasladadas y ayer se decidían los últimos matices para el cierre definitivo a finales de mes
La factoría de Altadis en Cádiz sólo está pendiente de la firma del certificado de defunción. En el día de ayer tuvo lugar la última reunión de la comisión intercentros que trata el cierre de la planta gaditana. Para finales de mes se espera que se dé el cerrojazo definitivo, pero la actividad ya es inexistente después de que haya salido la casi totalidad de la mercancía que se encontraba almacenada en los depósitos de Zona Franca.
Todo lo que había ya salió con rumbo a la planta francesa de Le Havre y en menor medida a las de Santander y Logroño. Tal y como explicó el presidente del comité de empresa, José Luis Marín, lo que queda es muy residual. En este sentido, los empleados que se encontraban en los almacenes recibieron una dispensa por parte de la empresa para poder marcharse a sus casas ante la falta de actividad y el día 28 han de volver a la factoría para recibir la carta personalizada con la prejubilación. En total quedan por pasar por este proceso unas 30 personas, después de que todas las demás hayan ido saliendo en los últimos meses.
En la actualidad tan sólo queda una veintena de trabajadores en la planta de Altadis, la mayoría de ellos pertenecientes a las oficinas, salvo cinco o seis de almacenes, según el presidente del comité de empresa.
Uno de los temas que se tenía previsto tratar en el día de ayer en la comisión intercentros era la de poner fecha a los traslados de los empleados de Cádiz que no llegaban a la edad de las prejubilaciones y que van a ser reubicados a la planta de Logroño.
En un principio el cierre definitivo de la planta de Cádiz estaba previsto para finales de diciembre, pero la matriz Imperial Tobacco decidió retrasarlo hasta el 30 de abril de este año. Eso permitió que dos empleados más pudieran entrar en el plan de prejubilaciones propuesto por la empresa.
Los empleados trataron de retrasar al menos dos años el cierre definitivo de Cádiz, de manera que los almacenes quedaran activos y se siguiera depositando el tabaco expandido en Cádiz antes que trasladarlo a Francia, ya que el comité de empresa consideraba que el gasto del traslado era muy superior. Hay que tener en cuenta que el tabaco expandido que se hace en Cádiz acaba en Logroño, por lo que el comité intentaba que no hubiera un gasto superfluo al trasladarse la mercancía a Francia y después bajar otra vez hacia España. Sin embargo. Imperial Tobacco ni siquiera se planteó cambiar su idea inicial.
La fábrica de Altadis en la Zona Franca ha tenido una vida de 25 años. La salida de la calle Plocia formó un gran revuelo después de prácticamente un siglo en lo que es hoy el Palacio de Congresos, pero se vendió en su día el cambio de la entonces Tabacalera para la modernización de la producción y se consideraba entonces que era casi la seguridad perpetua para esta planta. Sin embargo, desde ese mismo momento empezó a salir personal hasta su cierre definitivo a finales de mes.
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