La fauna del Campo del Sur

El Paseante

Medio centenar de gatos viven a sus anchas en los bloques del Campo del Sur l Hay personas que les dejan comida en todos los formatos y hasta les han fabricado casas para guarecerse del frío

Varios gatos descansan junto a los bloques del Campo del Sur en una de las zonas donde reciben comida.
Varios gatos descansan junto a los bloques del Campo del Sur en una de las zonas donde reciben comida.

15 de diciembre 2010 - 01:00

Oiga, usted es del Diario?". Una mujer aborda a este redactor que libreta en mano iba cogiendo notas sobre los sitios más transitados por los gatos en el Campo del Sur y los lugares donde se les echa comida, después de que una persona fuera denunciada por este motivo el lunes. La mujer dice airada que la Policía Local debería preocuparse de otras cosas, que simplemente se está ayudando a "los pobrecitos animales". Al lado pasa Joaquín paseando un perro y entra en la conversación. Se organiza un debate sin quererlo: "Esto es una asquerosidad. Nada más hay que olerlo". El debate está servido en la misma calle. Que si más sucios que los gatos y las personas que le dan de comer son los que tiran a los bloques escombros entre la firme defensora de los felinos y el que opina que eso sólo contribuye a que haya más suciedad en la zona. Ni una ni otro se ponen de acuerdo. Un gato rubio, sentado en la balaustrada, asiste como testigo mudo en la conversación. Es el principal afectado, pero no puede opinar.

Desde el Paseo del Vendaval hasta la zona del Campo del Sur a la altura de la calle Sagasta hay gatos. Unos 50 aproximadamente. Algunos parecen gatos monteses porque les ponen la comida en pleno talud. Comen, pero corren serio riesgo de despeñarse. ¿Qué puede llevar a una persona a ir cargado con unos recipientes llenos de comida y agua e, incluso, crear una especie de hogares en los bloques?

En la zona frente a la calle Sagasta, algunos gatos tienen cajas para poder refugiarse del relente de la noche y se han creado una especies de camas de paja como si fueran persebres.

Se dice que los gatos son unos de los animales más limpios. Uno negro aparecía tumbado lejos del alcance de cualquier mano peligrosa sobre el tambor de una lavadora totalmente oxidada. Curiosa paradoja.

A los felinos no hace falta verlos desde el paseo del Campo del Sur, simplemente se nota su presencia por el olfato. La mezcla de olores entre el orín y los resto de las comidas es bastante fuerte y traspasa los propios bloques. La peste delata su presencia. Los gatos, habitualmente desconfiados, esperan la llegada de sus amigos, de aquellos que les dejan la comida en todo tipo de formatos. Latas específicas para gatos, sobras de comidas de humanos (las menos recomendadas), fiambreras con piensos secos. Pero si no te conocen rápidamente se quedan mirando y a la mínima salen huyendo como vean la aguja mareada.

Los gatos conviven con la inmundicia más absoluta que se ha convertido el talud del Campo del Sur, con los bloques incluidos. La comida a los felinos se mezcla con ropas, bolsas de basura variadas, un carrito de supermercado. Fauna animal abajo y y fauna humana arriba. Quizás los segundos son más guarros que los primeros.

Cientos de lisas mojoneras abren sus bocas en la superficie del mar cerca de los bloques mientras que varias gaviotas aletean por encima de ellas. Gatos, gaviotas, lisas mojoneras. Hasta ahora una estampa normal. La rompe un pato negro y un pescador que se ha apostado pegado al mar con un par de cañas rodeado de basuras.

Y mientras tanto los dos ciudadanos siguen con su debate encendido. ¿Has cosas más importantes que esta? Sí. ¿Se debe poner coto? Pues también.

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