La 'otra' feria del puerto
La Gran Regata 2012 se inicia con una masiva afluencia de público a un muelle que vive la fiesta a tope
¿Quién dice que Cádiz no tiene ferias que aventajen a otras capitales? El Doce, el año de las expectativas incumplidas en cuanto a infraestructuras, está salvando el expediente a base de saraos que no perdurarán pero que compensan a una ciudad que ya no sonríe tanto, si bien hay que reconocer que su hostelería ha recibido una bocanada de aire fresco en la última semana. El Bicentenario se achantará cuando recuerde lo que no tuvo, pero podrá presumir de que al menos sí que disfrutó de su feria, de la otra feria del puerto, porque en definitiva eso es la Gran Regata 2012. Los barcos son la excusa y el envoltorio que adorna el recinto portuario, pero el resto es una feria en toda regla, con su real, sus bombillas, su noria, sus atracciones para los más pequeños, sus papas asás, sus bares, su botellón en el exterior, sus aglomeraciones, helados, sirenas, pisotones, gente andando desnortada de un lado para otro, música estridente, grandes barriles de Tío Pepe en la portada... Por tener tiene hasta albero y caballos, aunque anoche en el estadio hípico sólo se veía a un guardia de seguridad.
Cádiz tiene ganas de fiesta, esta ciudad es así, no hace falta que la jaleen mucho para que se arranque. Da igual que sea Carlinhos Brown quien toque las palmas que Chenoa o Manu Carrasco. Vamos a reirnos joé, que es gratis. Quizá por eso decenas de miles de personas colapsaron las inmediaciones del muelle desde media tarde. El elenco de artistas reunidos por Canal Sur en su espectáculo la Gran Fiesta del Fiesta congregó a una multitud en el muelle Marqués de Comillas. Puede que este hecho contribuyera al colapso, pero el caso es que las previsiones se desbordaron. Las colas para acceder al recinto portuario fueron una constante, máxime porque en las puertas revisaban los bolsos, lo que hizo todavía más lento un proceso desesperante en algunos casos. La Policía Local se afanaba en poner orden en el caos, aunque se echo en falta el paso de peatones que el Ayuntamiento anunció que se iba a colocar delante de la puerta del Rey, junto al edificio del Fénix.
A las 22:23 minutos la voz de Chenoa ascendió entre el jaleo de la feria del puerto para alegría de un público entregado ante el escenario montado en el Marqués de Comilla por Canal Sur. Antonio Cortés, Sergio Dalma, que entonó el clásico Yo no te pido la luna, Gema Carrasco, Yoana, Pastora Soler y Vanesa Martín, Andy&Lucas y Manolo Carrasco fueron los primeros en interpretar sus temas en un macroconcierto que proseguía con una animación inusitada al cierre de esta edición, pasada ya la media noche, y por cuyo escenario aún debía pasar aún más de una decena de artistas.
Podría decirse que el muelle contaba ayer con varias zonas bien diferenciadas. Fuera, junto a la reja, un botellón en toda regla que contaba incluso con lateros vendiendo sus productos en grandes neveras. En el concierto, los más jóvenes y bulliciosos. En la zona de restauración, con carpas instaladas por empresas como El Faro o el chiringuito Malibú, la burguesía gaditana bien trajeada para la ocasión, más aún habiendo veleros de por medio; y en el extremo opuesto, el más cercano a la plaza de España, el Parque Temático con atracciones como la gran noria -con su gran cola-, los coches choques infantiles, colchonetas de Bob Esponja, que esbozaba una gran sonrisa por estar tan cerquita del mar, y hasta un Tío Vivo de verdad, de esos que dan vueltas, no de los que roban las ilusiones de los pobres a base de especular, que esos, más que tíos vivos, son tíos muertos, porque lo único que tienen es dinero. En esta zona padres y abuelos intentaban no perder de vista a su corretona descendencia. "Te va a perdé Manolito...". Con la poca luz que hay en la Gran Regata de noche. Y es que el ahorro energético se notaba ayer hasta en la plaza de San Juan de Dios, cuya parte más cercana al muelle se encontraba a oscuras pese a estar ocupada por centenares de personas. Posiblemente hoy se solucione este descuido, porque la luz de las fuentes aún no es suficiente para ver el careto de nadie.
Y a todo esto, en el puerto ayer también habían barcos y hasta marineros. Los más arregladitos, como siempre, los italianos del 'Americo Vespucci', con sus uniformes impolutos y ese porte tan elegante que se gastan en la patria de Armani. En el muelle Alfonso XIII se podía ver ya iluminados a navíos como el 'Sagres' o el colombiano 'Gloria', que aportaban un toque luminoso a una dársena que hoy se completará con la llegada del resto de participantes en esta Gran Regata, en esta feria del puerto que ayer arrancó con ganas de fiesta, con miles de personas, con música, risas, con comida y bebida, con besos entre adolescentes, con aroma a verano, a vive el momento y olvida la crisis. Carpe diem.
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