Fernando Iwasaki deslumbra en la Real Academia Hispanoamericana de Cádiz
El escritor peruano ingresa en la entidad gaditana con un espléndido discurso sobre el habla popular de Cádiz y la de su país
El catedrático Díez de Revenga, en la Academia

‘Cosas que hacemos con la lengua. Del lexema productivo gaditano al morfema reproductivo peruano’ fue el título del discurso con el que el escritor Fernando Iwasaki ingresó anoche en la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras, un texto espléndido y original, por momentos hilarante e irónico, que transcurrió entre el ‘pisha’ gaditano y el ‘huevo’ peruano, y con el que el novelista atrapó y deslumbró a quienes acudieron al salón de grados de la Facultad de Medicina de Cádiz. El académico Rafael Sánchez Saus fue el encargado de presentar al escritor peruano, en una ceremonia que cerró el director de la Academia, Enrique García-Agulló.
Tras una breve introducción de corte académico y con citas de un grupo de selectos lingüistas como, Iwasaki decidió centrarse en la “verdadera almendra” de su exposición: “El habla popular, el lenguaje de la calle, las expresiones que atesoran las familias, los juegos de palabras y las reglas de esos juegos, que suponen el humor, lo absurdo y la irreverencia”.
“Soy un enamorado del habla -señaló Iwasaki-, pero como no soy lingüista, me propongo reflexionar en alta voz acerca de algunas certezas y perplejidades que me rondan como hablante y artesano del lenguaje. Me haría ilusión hacer hincapié en que me refiero a la lengua española, pero no sería del todo exacto, pues cada uno de mis cuatro abuelos provenía de un idioma distinto. Por otro lado, mi fascinación por el habla ha crecido de forma exponencial desde que formé mi propia familia, pues las diferencias entre mi habla limeña y el habla andaluza de mi esposa y mis hijas me interesan tanto como las similitudes entre el japonés de mi padre y el alemán de mi nieto”.
El novelista enmarcó su discurso defendiendo la exclusividad de Cádiz para acercarse a su objetivo: “No hay otro lugar del planeta hispanoamericano más apropiado que Cádiz, ni mejor momento que el presente para tratar estos asuntos, pues el último Congreso Internacional de la Lengua Española entronizó a Cádiz como el laboratorio más risueño del idioma, y porque ahora mismo los cuartos de final del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas perfuman a Cádiz del regocijo suficiente y necesario para hablarles del lexema productivo gaditano por excelencia y del morfema reproductivo peruano más promiscuo. A saber, pisha y huevo, respectivamente”.
Aunque reconoció que es “lingüista” ni ha nacido “en Cádiz”, Iwasaki se concedió “alguna competencia en la materia” antes de proponer un contemporáneo juego entre la Inteligencia Artificial y la expresión ‘No vea, ¿no, pisha?’, que el escritor resumió con dosis de humor y, de paso, de inteligencia: “Tómese el caso del sintagma: ‘No vea, [coma] pisha’, que lo mismo connota asombro (‘¡No vea, pisha!’); enfado (‘No vea, pisha’) o complicidad (‘No vea, pisha’). ¿Cómo podría un alemán o un coreano descifrar la expresión? De entrada, la Inteligencia Artificial de los principales traductores digitales traduce la frase al inglés como Don’t look, dick!; alarma del todo engañosa, porque no queda claro si hay que llamar a los bomberos o al urólogo. Pero la expresión se complica todavía más, cuando se le agrega una segunda negación. Por ejemplo: ‘No vea, ¿no, pisha?’”.
Y añadió: “Todos sabemos que el nivel más alto de complejidad del habla de Cádiz es el sintagma de negación expletiva ‘no ni ná’, porque el refuerzo enfático provoca una pirueta semántica que convierte la expresión en una afirmación intensificada o -por decirlo de forma inclusiva- en una negación trans. ‘No ni ná’ es de C2 de gaditano, aunque para aprobar el C1 hay que dilucidar primero el sintagma ‘No vea, ¿no, pisha?’. Por eso sometí a chatGPT a un ímprobo y descarado acoso textual, hasta sonsacarle 8 traducciones al inglés, 4 al alemán y 1 al japonés de ‘No vea, ¿no, pisha?’”.
Y remató su argumento el escritor peruano bordando la hilaridad: “Gracias a la intensidad de mis pesquisas, chatGPT se ha impregnado tanto del habla de Cádiz, que ahora se identifica como ‘pisháGPT’.
Tras abundar en el vocablo gaditano, Iwasaki tendió un puente lingüístico entre ambas orillas: “El mejor homenaje que hoy puedo tributarle al habla popular de Cádiz debería consistir en arrejuntar la pisha de la Caleta con el huevo de los Andes. Es decir, el lexema productivo gaditano con el morfema reproductivo peruano”.
El escritor ofreció entonces toda una lección magistral del uso de la palabra huevo en el habla popular de su país, en todos sus derivados, formas, expresiones y significados contrapuestos. Como estos resumidos ejemplos: “En el Perú tenemos clarísimo que el huevo fue primero que la gallina, porque las gallinas apenas dan juego y en cambio el huevo sirve para un huevo de cosas (...). Podemos decir que fulanito sabe un huevo (todo), mientras que menganito no sabe ni el huevo (nada); que algo cuesta un huevo (mucho esfuerzo) o que no cuesta ni un huevo (ningún esfuerzo); que un objeto vale un huevo (es carísimo) o que no vale ni un huevo (es baratísimo) (...). En realidad, cualquier cosa puede ser una huevada, no hacer huevadas supone no hacer tonterías, estar en la huevada es como estar en la pomada y una huevada también es algo sin importancia, mientras que una huevadita siempre será una bagatela. No obstante, cuando queremos expresar que tenemos razones de peso para defender una idea expresamos rotundos: ¡son huevadas!, porque la huevada es la cosa en cuestión y el ser ontológico, ambos a la vez. Es decir, la huevada kantiana, hegeliana y heideggeriana. ¿Cuál sería la huevada de la huevada? Esa es la huevada. Y quien la dilucide habrá puesto un huevo”.
El escritor finalizó su discurso con otra certera dosis de humor: “Cuando le conté a mis hermanos limeños que iba a ingresar en la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras de Cádiz, me felicitaron ilusionados por haber puesto ‘tremendo huevo’; pero yo les contesté que no, que tratándose de Cádiz estábamos ante algo infinitamente superior: más bien he puesto -les dije- una pisha en Flandes”.
Agradecimiento a la propuesta de Sánchez Saus
En su discurso, Iwasaki dio las gracias por su ingreso y destacó el papel jugado por el académico que lo presentó: “Deseo agradecer de viva voz a Rafael Sánchez Saus, pues gracias a su propuesta me encuentro hoy aquí, conmovido y encantado por sumarme a una corporación a la que pertenecen y han pertenecido figuras que quiero, respeto y admiro. Las leyes homéricas de la hospitalidad me convierten desde hoy en huésped perpetuo y agradecido de Rafael Sánchez Saus, pues ingresar en la Real Academia Hispanoamericana no me exalta ni me distingue, sino que me insta a debelar mis lacras y mi mediocridad, tal como lo formuló en Ejecutoria, una hidalguía del espíritu (2024) mi admirado y querido Enrique García-Máiquez”.
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