Qué fiesta la de aquel día
Nuestra historia es Cádiz
Algunos de los invitados a nuestra fiesta del 150 aniversario nos cuentan cómo vivieron desde dentro de la antigua estación la conmemoración con el Rey
Por no contarlo nosotros otra vez, hemos pedido a los invitados de la fiesta del 150 aniversario de Diario de Cádiz que nos transmitan qué pasó allí. Les hemos dicho que vale todo. En una jornada histórica para nuestra empresa y, humildemente, pensamos que para nuestra ciudad, hemos querido que otros nos escriban la crónica.
Enrique García Maiquez. Profesor, escritor y articulista
El discurso de el Rey tuvo mucha enjundia. No quiso limitarse a felicitar al Diario por su cumpleaños. Reflexionó con hondura sobre la diferencia entre comunicación e información, y sobre el hecho de que el crecimiento exponencial de la primera no hace obsoleta a la segunda, sino más necesaria. Hubo un momento, sin embargo, en que me consideré personalmente aludido como columnista. Sucedió cuando se fue la megafonía y no se le podía oír. Me sentí retratado. ¡Cuántas veces no escribe uno para casi nadie! Y la lección del Rey resultó inolvidable. En tales casos, hay que seguir hablando sin perder ni la compostura ni la sonrisa. Cuando volvió a funcionar el micrófono, retomó, con toda naturalidad, su discurso, tras un elegante resumen para los que nos habíamos perdido. ¡Qué gran ejemplo, señor!
Francisco Perujo. Director de Comunicación de la Universidad de Cádiz
Imposible explicar lo que supone 150 años de vida de un periódico a modo tuit. Se trató de un aniversario real, porque no es fácil celebrar siglo y medio de existencia editando periódicos desde el epicentro inalterado de un negocio familiar. La tendencia actual es la concentración y la pérdida de cabeceras. Una alegría ver la satisfacción en las caras de los/as compañeros/as que forman parte de la plantilla del periódico. Me quedo con eso. Un periódico es la suma de las historia de vida de las personas que lo integran.
Lourdes Acosta. Directora de Radio Cádiz
Llegamos de los últimos a la cola para el acceso. La plana mayor de la SER había acudido a Cádiz para la ocasión. Muchos reencuentros con distinguidos invitados de Sevilla.También de Cádiz. Una sucesión de los mejores atuendos trufada de los blanquísimos uniformes de la Armada. Y entre la solemnidad y la blancura, un par de chavales con rastas, guitarras y perro esperando para entrar. De repente, uno se volvió y preguntó a la policía … "¿Toda esta gente está esperando el tren? ¡A este paso lo perdemos!" Pues sí, todos nos íbamos a subir al tren de un aniversario que visto hoy se antoja casi imposible: 150 años de periodismo con mayúsculas. Sé por experiencia lo que supone pertenecer a un medio con tanto arraigo así que, emocionada, entré en la estación para compartir con los compañeros del Diario un día tan especial.
Fernando Santiago. Periodista y blogger
Dicen que los soldados de Napoleón llevaban en la mochila un testamento y un bastón de mariscal. Iban preparados para lo peor y lo mejor: para llegar a la cima del poder militar y para morir en combate. Así fui yo a la fiesta del 150 aniversario del Diario, preparado para lo mejor y lo peor. Me puse la insignia del Atleti que me regaló mi padre por si tenía ocasión de hablar con Felipe VI del equipo que nos une, del adiós al Calderón y del Wanda Metropolitano. También iba preparado por si me tocaba en la mesa algún impresentable y me tenía que ir, como no podía ser de otra manera , a la francesa. No se dio ni una ni otra: ni pude hablar con el Rey del nuevo escudo del Atleti ni me tocó en la mesa algún indeseable, motivo por el cual pasé el calor que pasaron todos sin excusa para emprender la huida . Ni siquiera tomé el Bristol Cream del final. Me cabe el consuelo de que los Joly son descendientes de un soldado francés.
Yuyu. Autor de carnaval
La experiencia fue fantástica, con la oportunidad de compartir mesa de categoría con compañeros del Carnaval y en una ocasión única, con la presencia del Rey. Un maravilloso rato. Nos reímos tela en esa mesa. Si el Rey se llega a sentar en ella... todavía está allí.
José Ruiz Navarro. Director de la Cátedra de Emprendedores
Fue un encuentro muy "cálido". Era como estar en un gran invernadero pero no solo por el calor sino principalmente por lo que una gran empresa como el Grupo Joly puede sembrar concitando muchas voluntades. Todo un símbolo sentar juntos a gaditanas y gaditanos de diferentes ideologías, profesiones y procedencias en esa especie de crisol que fue la vieja estación. Todo una metáfora: una estación del pasado que se convierte en punto de partida hacia el futuro de un Cádiz de primera que pasa por la empresa, la Universidad, el arte y las administraciones allí presentes.
Juan José Tellez. Director del Centro Andaluz de las Letras
Ante la larga cola que, bajo un sol riguroso y un levante húmedo, pretendía entrar en la vieja estación de Cádiz, el Diario se llamaba Ascensión Vázquez. María Ángeles Carrasco y yo la vimos llegar, al mismo tiempo que nosotros, y era como si hoy fuera ayer todavía y la hija de Reinaldo Vázquez, el viejo periodista de Algeciras, estuviera recién casándose con Emilio López Mompell, el tenor del coro de Santo Domingo que hacía sus pinitos en la calle Ceballos. Media vida pasó por delante de nosotros, con la memoria de los que siguen defendiendo al Grupo Joly, en el pan nuestro de cada día, y los que dejaron de hacerlo porque tuvieron que buscar otro rumbo laboral o porque les contrataron para las linotipias de la otra vida. A lo largo del almuerzo, los discursos, la cerveza imposible, las conversaciones banales, Casilda Varela, la hija del bilaureado y la primera esposa de Paco de Lucía, recordaba cuando la estación estaba en servicio y Gineto ejercía como maletero. A su lado, Enrique Montiel brindaba por el Rey y yo aceptaba su envite: sea, brindemos por Elvis. Bajo el rigor del cambio climático, el pintor Hernán Cortés me aseguró que le había dicho a Felipe VI: "Señor, después de aguantar el levante de Cádiz, usted puede con cualquier cosa". Las anécdotas se multiplicaban. Los recuerdos, también. Pero el Diario era, en mi magín, Emilio. Y Ascensión Vázquez, con quien volvimos a coincidir a la salida. Creo que iba llorando. No sabría decir si de alegría o tristeza. Probablemente, como todos, de nostalgia.
Ana Sofía Pérez-Bustamante. Profesora de Literatura
El pasado día 20 de junio de 2017 se me apareció el Rey en la antigua estación de la Renfe a las 13:30. Estaba sentada en la Mesa Alcalá del Valle y una voz dijo por megafonía: "Su Majestad, el Rey". Todo el mundo se levantó (los 700 elegidos). Fue un flash Versalles. El Rey se materializó, avanzó, saludó con la mano. Se sentó. Nos sentamos. Había una tarima. Tomó la palabra el presidente del Grupo Joly, José Joly Martínez de Salazar. Muy bien. Tomó la palabra el Rey. Muy bien. Se fue la electricidad. El Rey intentó seguir a capella. "No se oye, no se oye". El Rey dejó de hablar. Alguien tuvo la idea brillante de empezar a aplaudir. Se hizo la electricidad. El Rey retomó su discurso con mucho oficio. Allí hablo el buen Rey, bien oiréis lo que decía: "Cádiz es una ciudad de primera". Aplausos. Mi compañero por la derecha, Rafael Sánchez Saus, catedrático de Medieval, dijo: "Ya tenemos la anécdota, el titular, podemos almorzar tranquilamente". Y así fue. Y Alcalá del Valle resultó ser una amena mesa. Yo, con todo recato y harta discreción, guardé para mí la profecía.
Nicolás Terry. Ex regatista
Hasta para contradicciones, Cadiz será siempre un referente, da igual que un acto tan entrañable, por lo que se celebraba, nada más y nada menos que la celebración de los 150 años de vida de un periódico. Como importante habida cuenta el plantel de los invitados, con el Rey a la cabeza de un amplio y distinguido elenco no solo de autoridades sino de toda la sociedad gaditana. Que en un acto como este se pase o no calor, y créanme que se pasó calor, no mucho calor, sino muchísimo calor, y el personal presente no solo se lo tome a bien con cierto humor, cargado, eso sí, de ironía, sino que no se escuche crítica alguna, solo el consabido "quillo qué caló", es digno de recordar.
Ignacio Casas. Cronista social
Me quedo con la buena memoria del Rey, que recordó su visita de guardiamarina a Cádiz, hace treinta años, donde fue paseado por algunos locales de moda de la época, como el Iglú.seluautor de carnavalMuy de agradecer la invitación del Diario de Cádiz para conmemorar su 150 aniversario por dos razones, una por incluirme en su lista de gaditanos a tener en cuenta y la otra por considerar a los carnavaleros como parte de su gremio constatando eso de que hacemos periodismo cantado. Y a mis niños les sirvió para vacilar con sus amigos: "Mi padre está comiendo con el Rey".
Felipe Benítez. Escritor
El pasado día 20, todos tuvimos una conversación invariable, centrada en el azote bíblico de la ola de calor. Esa fue la anécdota. En aquel 150 cumpleaños del Diario de Cádiz cada cual imagino que celebraba una cosa distinta. En mi caso, el hecho de que nuestro veterano periódico tenga una de las mejores secciones de Cultura de toda la prensa nacional. En estos tiempos de ligerezas, no es decir poco. No es poca apuesta. Así que larga vida.
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