Tres formas de vivir lejos de tu tierra
La vivienda y el empleo obligan a muchos jóvenes a tener que marcharse fuera de la capital
La decisión de marcharse fuera de Cádiz es muy complicada cuando tienes las raíces echadas en la ciudad. Por un lado, son muchas las familias que, aun teniendo su trabajo en Cádiz, deciden irse a vivir a otras localidades para tener una vivienda en mejores condiciones y más barata. Por el otro, la falta de trabajo ha obligado a muchos gaditanos formados a intentar buscar un empleo en otras ciudades españolas o extranjeras.
Elías Hernández (Munich, Alemania)
Elías es uno de tantos jóvenes que ha decidido probar fortuna en el extranjero. Diplomado en Enfermería, en Cádiz ha trabajado durante nueve años como socorrista en la playa y como enfermero en el hospital Puerta del Mar con pequeños contratos para cubrir periodos vacacionales. Ante la falta de estabilidad, el pasado 19 de mayo se marchó con 32 años a la ciudad alemana de Munich, en la que está trabajando en una cadena de residencias geriátricas. Este enfermero decidió irse "por desesperación, viendo que tu ciudad no te da esperanzas de nada, y ya no solo tu ciudad".
En comparación con la situación de Cádiz, Elías destaca que en Alemania hay "15 o 20 años de adelanto. Según me cuentan, aquí en Munich hay un 3% de paro. Respecto a los sueldos, también hay mucha diferencia. La vida es un poco más cara, pero los sueldos son suficientemente tranquilizadores como para no estar pensando si llego o no a final de mes".
Con todo, echa de menos Cádiz, aunque ve con tristeza la situación de la ciudad. "Estar fuera y volver te lo hace ver todo con más claridad. Viendo la situación de tus amigos y seres queridos, ves que la cosa no avanza, que todo sigue igual. Es como si el resto del mundo avanzara en el tiempo y Cádiz se quedara atrapada en una burbuja que no la dejara avanzar".
Ante la posibilidad de volver, Elías lo ve como algo imposible, aunque "tampoco quiero estar aquí en Alemania 30 años como estuvo mi abuelo. Me conformaría con que dentro de unos años esté en mi país".
Pedro López (Madrid)
Pedro López, de 27 años, es un ingeniero técnico industrial, en la especialidad de electricidad, que trabaja como operador del mercado eléctrico en la sede de Cepsa en Madrid, empresa en la que lleva unos dos años y medio, siendo éste su primer empleo.
En una profesión muy especializada, Pedro recuerda que cuando entró en la carrera "nos decían que sin problemas nos colocaríamos en cualquier sitio porque siempre había muchas ofertas de empleo, sobre todo en la zona de la Bahía de Algeciras". Sin embargo, tal como reconoce, "una cosa es cuando entras y otra cuando sales, ya que ahora prácticamente no hay ofertas de empleo". De hecho, apunta que de su promoción, "en la que éramos unas 45 personas, hay gente que sí está trabajando y otra que no".
En su caso, el trabajo le llegó tras dos años de búsqueda. "Ya estaba echando currículums para todo. Me daba igual trabajar de lo que fuera porque tenía 24 años. Viendo que llevaba dos años buscando trabajo, era mi oportunidad para trabajar en un puesto de lo que he estudiado", comenta.
Su situación es diferente a la de su pareja, Elena Gómez, que se ha marchado con él a Madrid, pero que no ha podido encontrar allí trabajo en su campo, que es el sanitario. "En ese aspecto tengo que decir que soy un afortunado. Aquí te vienes con la idea de que hay más ofertas y vas a tener más oportunidades, pero también hay más demanda", afirma.
Con todo, Pedro no ve que a corto plazo pueda volver a Cádiz porque el mercado laboral actualmente no se lo permite. Desde la distancia, señala que "toda mi familia está en Cádiz y algunos lo están pasando mal teniendo niños y obligaciones. El futuro se queda en el aire y hay que ir día a día".
Álvaro Pérez (Puerto Real)
Una importante colonia de gaditanos está repartida por las poblaciones limítrofes con la capital. San Fernando y Puerto Real acogen a muchas personas que trabajan y hacen su vida en Cádiz, pero que tienen sus viviendas fuera por las diferencias que existen en los precios y las características de las casas. Este caso es el de Álvaro Pérez, ayudante de cocina en una residencia de ancianos que hace un año se compró una casa en el Río San Pedro, en la que vive con su pareja Leonor Alfaro, trabajadora social en paro, y su hijo Mario, que está a punto de cumplir un año.
Tras estar viviendo en alquiler en Cádiz desde 2007, decidió dar el salto a Puerto Real porque "estaba harto de pagar dinero a otras personas y decidimos comprar algo para el futuro. Comparamos los precios de nueva construcción y por lo que hemos comprado en el Río San Pedro, con tres dormitorios y garaje, solo podíamos comprar en Cádiz un piso de uno".
El Río San Pedro es una barriada ocupada principalmente por gaditanos y a apenas cinco minutos de Cádiz. Sin embargo, y aunque está satisfecho por la vivienda y el precio, confiesa Álvaro que "me arrepiento de haberme ido al Río porque para uno de Cádiz se hace muy pesado tener que cruzar todos los días el puente. Hago mi vida en Cádiz y para entrar y para salir tengo que coger por fuerza el coche, pero con el tiempo me acostumbraré, sobre todo cuando mi niño entre en el colegio".
Con el segundo puente en el horizonte, espera que "cuando esté terminado la casa suba de precio" para intentar regresar a Cádiz. "Todos los días pienso que, si hay una buena oportunidad, venderé y me volveré".
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