Cómo ganar el pulso a la arritmia

Hospital Puerta del Mar de Cádiz

La Unidad de Arritmia del hospital Puerta del Mar avanza junto al Inibica en la investigación de una enfermedad cardiaca muy definida en sus síntomas y que puede tener curación

Imagen del equipo de arritmias del hospital Puerta del Mar de Cádiz. / SAS

La Unidad de Arritmia del hospital Puerta del Mar lleva alrededor de 20 años trabajando para conocer mejor cómo diagnosticar y dar respuesta médica a una enfermedad cardiaca muy común, de síntomas definidos, peligrosa en algunas ocasiones y benigna en otras y que puede llegar a ser curada sin que el paciente se vea obligado a convivir con ella más tiempo del necesario. El doctor Juan Fernández-Armenta Pastor, cardiólogo de la citada unidad en el hospital gaditano, desvela algunas de las claves de la arritmia coincidiendo con el anuncio de un proyecto investigador, junto al Inibica, que persigue perfeccionar el diagnóstico y el posterior tratamiento al paciente.

“La arritmia –explica Fernández-Armenta– es una alteración o un cambio en el ritmo normal del corazón, que se adapta habitualmente al ejercicio que hacemos: tenemos frecuencias que son bajas cuando estamos durmiendo o en reposo y que aumentan cuando estamos caminando o haciendo ejercicio. En la arritmia se desorganiza esa estructura y el corazón no está adaptado, ya sea porque va demasiado lento o demasiado rápido”.

Una de las claves para diagnosticar una arritmia es que tiende a suceder bruscamente: “De hecho, es una de las cosas que nos orienta. La herramienta más válida y sencilla para diagnosticar una arritmia es el electrocardiograma, pero si no lo tenemos, el hecho de que el ritmo del corazón cambie de forma brusca nos sugiere que se trata de un arritmia. Porque en un funcionamiento normal del corazón los cambios de ritmos son progresivos”.

La arritmia, en ocasiones, se produce sin síntomas, aunque lo más habitual, según explica el cardiólogo, es que “cursen con palpitaciones, con sensación de pulso acelerado. El síntoma que más preocupa, el que demanda una consulta médica, es la pérdida de conocimiento, el síncope. Las arritmias muchas veces son benignas, preocupantes porque es inquietante no tener controlado el ritmo del corazón, pero benignas. Pero hay algunas que son graves y pueden provocar una parada cardiaca, y el síntoma que más alerta es el de la pérdida de conocimiento, un desmayo, que se diferencia de la lipotimia en que en las arritmias son también más bruscos”.

El doctor Fernández-Armenta recuerda que hay factores de riesgo que pueden derivar en una arritmia y que, por tanto, deben ser vigilados de manera especial, como la hipertensión, el tabaco, el azúcar o el sedentarismo... también pueden provocar arritmias. De hecho, los consejos para tratar de prevenir la arritmia se resumen en controlar la tensión, azúcar, colesterol, moverse haciendo ejercicio moderado y no fumar. “Nunca”, apostilla con firmeza el doctor.

Según Fernández-Armenta la arritmia más frecuente es la fibrilación auricular, “una arritmia importante porque puede provocar embolias. Y la causa más frecuente de esta arritmia es la hipertensión arterial. Hay otras veces que no, que ocurre en personas sanas y aparece por condicionantes genéticos o bien, y esto sí es algo particular de la arritmia, en personas que practican deportes de muy alta intensidad que pueden facilitar la aparición de la arritmia”.

No son factores principales, desde luego, para desencadenar la enfermedad los estímulos externos que pueda recibir una persona y que le lleven a la ansiedad o el estrés: “Muchas veces, cuando uno siente ansiedad, está preocupado, se le acelera el corazón y es difícil distinguir, porque lo que va a notar el paciente es que el corazón va rápido. Raramente es un desencadenante la ansiedad o el estrés. Pero los otros factores de riesgo son más importantes”.

¿Y el paciente tiene que acostumbrarse a vivir con arritmia, puede llegar a ser crónica? Juan Fernández-Armenta apunta razones para pensar que no siempre será así: “Con las técnicas de ablación con catéter muchas veces son completamente curativas. El cateterismo más conocido es para abrir las arterias coronarias, la fontanería, y el nuestro es un cateterismo de electricidad, en lugar de ir a los tubos que llevan la sangre, vamos a arreglar el cableado eléctrico que tiene el corazón; son parecidos, pero vamos por otro sitio, podemos ir por las venas en vez de por las arterias. Y sí, hay arritmias que se pueden curar, que no tienen que ser para siempre”.

A las actuales técnicas para definir y tratar las arritmias, todas muy avanzadas, se une ahora el proyecto que el servicio de cardiología del hospital y el Inibica pondrán en marcha para contar con herramientas aún más fiables: “Se trata de una técnica que en parte es diagnóstica, pero también en parte terapéutica. A través de unas imágenes que recibimos, podemos hacer un tratamiento más personalizado porque nos permiten conocer mejor la anatomía de ese paciente, como son las venas, qué tamaño tienen, qué grosor tiene la pared en un punto determinado. Nos permite ser más precisos a la hora de actuar, los resultados son mejores en términos de eficacia y son más seguros al conocer mejor cómo es la anatomía de ese corazón”, concluye el cardiólogo.

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