La gran transformación de Aguas de Cádiz

Cuando un Ayuntamiento es ocupado por un nuevo gobierno, después de muchos años del anterior y además de signo contrario, lo que la ciudad espera son cambios. Y posiblemente, una de las parcelas de la acción del equipo de gobierno que más pueden significar el cambio sea la empresa municipal Aguas de Cádiz. A lo largo de estos tres años, la sociedad municipal ha sufrido una gran transformación que empieza a ser evidente en estos últimos meses. Obras de cierto calado en la ciudad, saneamiento económico y fortalecimiento interno de la plantilla, actuaciones puntuales en la ciudad y preocupación por el Medio Ambiente son algunos de los signos que han evidenciado otro enfoque de la sociedad y otro destino de las partidas económicas. ¿Cuáles son las claves de ese cambio?

Posiblemente el punto de partida en esta evidente transformación haya sido la llegada de Jesús Oliden a la gerencia de la empresa, en diciembre de 2015. Con una dilatada trayectoria en la administración pública, Oliden tomó las riendas “con el mensaje del alcalde de que iba a gestionar una empresa de todos los gaditanos, y había que tratarlos bien”. El objeto social de la empresa –“nos encargamos de llevarle el agua a todas las casas de la ciudad, y pocas cosas entran todos los días en una casa”, destaca Oliden– y un convencimiento personal de cómo hay que gestionar lo público –“con transparencia, con participación y con rendición de cuentas”, explica– fueron los principios con los que Oliden comenzó su labor.

El primer paso que dio la ‘nueva’ empresa municipal fue reestructurar la plantilla, creando un comité de dirección “que no existía” y favoreciendo la incorporación de nuevo personal después de 18 años sin una contratación.

Luego vendría la elaboración de un plan estratégico, “con participación ciudadana de todos los sectores”, para fijar el rumbo de la empresa durante la próxima década; y el diseño de un plan de infraestructuras “que ha servido para definir las obras hidráulicas que necesita la ciudad para su correcto funcionamiento”.

Hasta aquí podría delimitarse una primera fase de actuación en Aguas de Cádiz que se alargó durante varios meses y que otorgó a la empresa los diferentes retos a los que tenía que hacer frente. Algunos de ellos se han conseguido, otros se han iniciado ya aunque el objetivo es seguir incidiendo sobre ellos y otros están en la hoja de ruta de los próximos años.

Uno de los logros principales que se atribuye Aguas de Cádiz es la puesta en marcha del suministro mínimo vital para personas con pobreza hídrica, siendo “la primera vez que la empresa contribuye directamente con hasta 300.000 euros” para cuestiones de este tipo, siendo la estimación que este primer año las ayudas alcanzarán prácticamente la mitad de esa partida prevista (que ya beneficia a más de 600 familias gaditanas, siempre bajo las indicaciones del área de Asuntos Sociales del Ayuntamiento).

A nivel técnico, destaca en estos tres años la puesta en marcha de un nuevo sistema de información geográfica para gestionar la información de todos los elementos que integran los 190 kilómetros de red de abastecimiento de agua de la ciudad.

Y a nivel medioambiental, el principal logro puede situarse en la construcción de los dos depósitos que ya están sirviendo para reutilizar el agua de las piscinas (la de Ciudad de Cádiz y la de Astilleros) para el baldeo. “En el cómputo total supone solo un 15% del agua que se utiliza en el baldeo, pero ya es un inicio de cara a otras medidas que ya se están estudiando para el futuro”, indica al respecto el concejal de Medio Ambiente, Álvaro de la Fuente.

También destaca la campaña Progrifo (de la que ahora comenzará una segunda fase, tras el reparto de botellas y decantadores con especial diseño mediante un concurso), la reducción del consumo de energía (que ya ha permitido a la empresa ahorrar 250.000 euros), las acciones comunicativas consistentes en nueva imagen corporativa, nueva web, o la creación de una oficina de comunicación, o herramientas técnicas que simulan situaciones para alertar de las carencias de la red.

Este cambio notable que ha experimentado Aguas de Cádiz con la llegada de Podemos es perfectamente visible en la actuación que se está acometiendo en diferentes fases en la Plaza de San Juan de Dios. Después de años de inundaciones, al anterior gobierno (del Partido Popular, con Ignacio Romaní al frente de la empresa) dejó proyectada una inversión que alcanzaba los 5 millones de euros; “no teníamos ese dinero, y nos propusimos conocer realmente que estaba pasando y actuar a partir de eso”, explica Oliden. La solución, mediante la limpieza de la galería subterránea de la calle San Juan de Dios, la construcción que está en marcha de una arqueta, la sustitución de dos bombas y la implantación de un sistema de telegestión, sumará alrededor de 750.000 euros.

Por delante tiene la empresa otra serie de retos “que ya tienen su ejecución y su previsión”, como la búsqueda de acuíferos que permitan reutilizar el agua, o de terciarios que permitan recuperar también para el riego y baldeo el agua que ahora va al mar, la reducción de pérdidas de carga en la red; o campañas educativas que incluirán, por ejemplo, visitas a la Martona “para que la gente sepa sobre el agua que bebe, de donde viene y cómo se trata”.

Además de esto, se anuncia que llegará la ejecución de grandes obras cuando la Junta de Andalucía confirme el canon propuesto por el Ayuntamiento, que ha sido modificado con respecto al que planteó el PP antes de las elecciones de 2015. Esa partida económica de 30,2 millones de euros servirá, entre otras actuaciones, para la construcción de los denominados tanques de tormenta que servirán para paliar inundaciones en las zonas más conflictivas de la ciudad (como el entorno de Plaza de España y Avenida del Puerto, la Plaza de la Reina o los Callejones, por ejemplo).

Todo esto que se va consiguiendo y que se marca como objetivos de futuro es posible gracias a una empresa que ha aumentado su personal –de hecho se va a iniciar un tercer proceso de selección de personal, que permitirá que un 30% de la plantilla será nueva– y que está saneada económicamente y que llega a permitirse participar de proyectos como la instalación de las nuevas fuentes de agua potable, del adecentamiento de la cascada del Parque Genovés o de la próxima restauración de la fuente de los Niños del Parque.

Echando la vista atrás, Álvaro de la Fuente plantea que la empresa ha pasado un año 2016 de reorganización y puesta a punto interna, un 2017 de estudio y planificación y un 2018 “donde empezamos ya a ver el resultado del trabajo y van saliendo los proyectos”. “Estoy muy satisfecho y agradecido con el nuevo rumbo de la empresa, ha merecido mucho la pena todo el esfuerzo grande que se ha hecho desde 2016. Ojalá fuera así de fácil todo”, valoraba De la Fuente (sin olvidar sus otras responsabilidades en el Ayuntamiento donde sí está encontrando más dificultades).