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Cádiz/Las calles de Cádiz, hasta ese momento gobernadas por hombres, escribieron en sus adoquines el nombre de la primera chirigota ilegal feminista del Carnaval, 'Las brujas'. Era marzo de 1984 y la festividad gaditana coincidía con el 'Día de la Mujer'. Una de sus integrantes, Puri Manjavacas, gran amante del carnaval callejero y viendo que eran pocas las que formaban parte de la fiesta, deseaba crear una agrupación íntegramente femenina y en el barrio del Pópulo, en la Casa del Almirante, encontró su ansiado tesoro.
"Puri tenía ganas, pero nosotras teníamos más. Todas y todos las teníamos, después de la dictadura tan horrible que habíamos pasado en la década anterior", recuerdan con efusividad Ana Camelo y María Luisa de la Torre, que formaban parte de la Asamblea Gaditana de la Mujer (AGM). "Al coincidir el Carnaval con el día de la Mujer, desde la AGM teníamos en mente la idea de sacar una chirigota feminista", explican.
La AGM estaba formada por mujeres vitales que luchaban y cuidaban con apoyo, charlas e información a las gaditanas sobre el acoso, las violaciones, el aborto, el sexo fuera del matrimonio y otros muchos asuntos, todos ellos temas que estaban mal vistos y de los que nadie quería hablar ni escuchar.
En la década de los 80 la entidad tuvo su primera sede en el Barrio de El Pópulo, compartían el local de la Casa del Almirante con los hombres del Sindicato de Marina Mercante, recuerda Ana con aprecio, "Teníamos una convivencia muy buena con ellos, los considerábamos compañeros y aliados". Más tarde, se trasladaría al callejón de Osorio y es ahí, en ese local, donde empieza la agrupación a ensayar sus repertorios feministas.
Pero no solo María Luisa y Ana salieron de la AGM para conquistar las calles. Victoria Alba, Susi Campos, Nieves Cidoncha, Ana Gómez, Ana Gragera, Antonia Guarda, Rosario Rizo, Gloria Hernandorena y Elvira Gil son algunas de las guerreras de la época, de las que aún alguna resiste en la lucha por buscar el sitio que le corresponde a la mujer en la sociedad, como la incombustible Ana Camelo, que forma parte de la Asamblea de Chiclana Feminista, además, de la Asociación pro derechos humanos (APDH). Recuerdan especialmente a las fallecidas, Victoria Alba y Anita Gómez, que era dueña y señora tocando la caja. "Eran grandes personajas", evocan con cariño sus amigas. Las hermanas Puri y Milagrosa Manjavacas eran componentes de la agrupación pero no formaban parte de la asociación feminista.
Ana, María Luisa y Puri en representación de todas sus compañeras, tan necesarias como sus antecesoras y sus predecesoras en la historia del Carnaval de Cádiz, son las encargadas de traer al presente a este grupo de mujeres revolucionarias, del que poco se habló y se habla. María Luisa de la Torre es una de las precursoras de todo esto, sin quitar el mérito a las demás. Atesora todavía algunos de aquellos apuntes y letrillas, escritas a mano, que en su día salieron de la imaginación de su cuñada Purificación Manjavacas y que ha guardado con cariño todos estos años.
Precursora en la composición carnavalesca femenina, Puri confiesa que escribía las letras y la música sin saber de ninguna de las dos artes. "Utilizaba los palos y las canciones de Concha Piquer para que todas cogieran el tono a la vez y no se fueran por los cerros de Úbeda". María Luisa y Ana, que era la bombista en las distintas agrupaciones, asienten: "A todas nos parecía bien lo que Puri escribía y si algo no nos convencía, entre todas le dábamos una vuelta y ya lo teníamos".
"Íbamos horrorosas, de brujas de verdad. Incluso llevábamos para asustar a la gente un muñeco dentro de una olla del puchero, pero sobre todo y lo más importante era la gran ilusión que teníamos por sembrar nuestros ideales por las calles de Cádiz", rememoran las tres con orgullo, como si de ayer se tratara, sobre el tipo de su primera agrupación, 'Las brujas'. "Queríamos reivindicar el papel de mujer sabia y desterrar la idea que tachaba a las feministas de entonces de seres malvados y desestabilizadores de la sociedad", relatan.
Su primera actuación se desarrolló con más pena que gloria en el tablao del barrio de El Mentidero. "La gente no esperaba que nuestro repertorio fuera de estos temas tan irreverentes. Nadie se reía y no pillaban nuestros golpes", comentan las tres entre risas. María Luisa no olvida ese día en El Mentidero, en el que “antes de cantar, leímos un manifiesto sobre los temas que nos preocupaban y acechaban a la mujer, también del tema de la militarización en España, nuestro desacuerdo en la inclusión del país en la OTAN. No se me quita de la cabeza como la gente nos miraba y se iba”.
De todas formas, reconocen que "era muy pobre el ambiente callejero de entonces, con muy poquitos grupos. Desde el Ayuntamiento no le daban bombo a las ilegales. Estábamos fuera del circuito de agrupaciones legales, que eran las que iban al Gran Teatro Falla".
Esta experiencia le sirvió al grupo de Puri, que era la directora, para reunir fuerzas porque ganas no les faltaron, y al año siguiente, 1985, vuelven con la chirigota callejera ¡Oh! Diosas. "En aquella ocasión sacamos un personaje que era la antítesis de la Diosa del Carnaval de Cádiz, figura desaparecida de nuestras fiestas". El nombramiento de la Diosa en el Carnaval quedó abolido en el año 2016 por el grupo municipal Podemos cuando gobernaba en el Ayuntamiento gaditano.
"Reivindicar a la mujer como figura importante del carnaval, lejos de ser un objeto, a la cual piropear y engrandecer por su belleza". Esa era la intención de 'Las ¡oh! diosas', explica Ana. "Llevábamos unos disfraces esperpénticos, con botas de soldado, la cara pintorreada, con vestidos muy feos, medias del Cádiz y como guinda la conocida banda alrededor del pecho que solía lucir la Diosa auténtica. Totalmente contrario a lo establecido", reconocen.
Las antiguas '¡Oh! diosas' admiten que escribieron una letrilla en "defensa propia" sobre el gaditano. "Entre todas hicimos el piropo al gaditano para contrarrestar el aluvión de alusiones, no siempre buenas, a las mujeres en los repertorios de las agrupaciones masculinas". Ir en contra de la corriente les costó muchísimas críticas. "Nos pusieron como los trapos" -reconoce Puri-, incluso las mismas mujeres, pero nosotras teníamos claro el papel que defendíamos para la mujer en el Carnaval".
'Las ¡oh! diosas' recorrieron tablaos, peñas y sobre todo las calles. Alguna veces coincidían con otras agrupaciones masculinas o mixtas, las cuales entendieron al grupo feminista a la hora de prescindir de coplillas, cuando iban juntos a los eventos, de corte machista que llevaban en su repertorio. Las chirigota feminista no entendía como en los grupos, las mujeres aceptaban cantar coplas contra ellas mismas. Ana lamenta que "estaba totalmente normalizado. La mayoría de las agrupaciones callejeras, fueran mixtas o las pocas femeninas que habían en esa época, no tenían más remedio que apechugar con el repertorio hecho por hombres. Si no, te quedabas fuera”.
El año 1986 fue de sequía para esta agrupación feminista. Puri, el año anterior, tuvo su primer hijo y decidieron descansar. Ya a finales de la década de los 80, en concreto en el año 1987, en la televisión de nuestro país causaba furor una telenovela mexicana llamada 'Los ricos también lloran'. "Aprovechamos el tirón de la telenovela para sacar nuestra tercera agrupación, 'Las ricas también roban'". Reconoce Puri que "fue nuestro mejor tipo, íbamos superelegantes, como las señoras de clase alta, con ropas muy refinadas. Me hice un echarpe con un mono de peluche, imitando a uno de visón y, como detalle, cada una llevábamos una hucha para recaudar fondos, como hacían esas señoras por las calles en Navidad, en las que en vez de poner Domund ponía Damen".
"Para nosotras ese año fue el definitivo", confiesa la directora de la agrupación. “Íbamos a por todas, ganamos en actitud y espontaneidad, o lo que es lo mismo, en poca vergüenza, aunque sin perder la compostura, claro”.
Igual de motivador fue el año 1988, aunque diferente, sacaron a la calle, 'La resaca del 93', con una salvedad, "que el grupo también lo componían nuestros maridos, parejas y amigos". El visionario repertorio denunciaba el paro y los problemas económicos que nos traerían a España, a posteriori, la acogida de la Expo 92 por parte de Sevilla y los Juegos Olímpicos del mismo año en Barcelona. En 1989 el grupo, ya mixto, acabaría su andadura en el Carnaval callejero con 'La peste de la esquina', otra crítica, pero esta vez a Cádiz por la suciedad que en aquella época adornaba diariamente sus calles.
Después de esta agrupación, el grupo se extinguió y cada una de estas mujeres tiró por su lado. Puri se fue a Chipiona y olvidó el Carnaval. Cuenta que el gusanillo lo mataba escribiendo coplillas para los niños en el centro educativo donde trabajaba. Ana vive en Chiclana y también se involucra y participa haciendo sus propios romanceros. Y María Luisa ha encontrado el camino formándose en el mundo del teatro, pero no dejan de asistir año tras año a la calle en Carnaval, a escuchar coplas. Ninguna de las tres descarta que, en algún momento, el grupo se volviera a formar y regresar con aquellas letras tan descaradas para la época, compuestas por mujeres, musicalizada por mujeres e interpretadas por y para las mujeres.
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