Guardamarinas del Juan Sebastián de Elcano sobre la princesa Leonor: "La tratamos como una compañera más"

"Buena navegación, amor". Un mensaje en una cartulina puede resumir el sentir de la familia que despide a su hijo o a su hija, a su nieta o a su nieto, a cualquier miembro de la tripulación de un barco que va a estar fuera por espacio de seis meses. Medio año sin ver a los suyos se convierte en una losa, pero la felicidad se impone debido a la experiencia que van a atesorar a bordo del Juan Sebastián de Elcano. Algo que será para toda la vida.

Maribel, tía abuela de un guardamarina madrileño, admitía estar entre "alegre y triste". "Lo quiero como si fuera un hijo", añadía al hablar sobre Arturo Maderuelo, a quien también despedía su hermana y su tío abuelo.

La restauradora Pilar Morillo besaba a su hijo José María Rendón, que parte este sábado en el crucero de instrucción del buque escuela. "Estoy muy tranquila y deseo que vaya todo muy bien, sabiendo que esto es un sueño para él", señalaba. Sobre la posibilidad de visitar a su hijo en otro puerto declaró que "no sé, no sé, todo puede pasar".

José María explicaba que "lo más duro puede ser la navegación en sí y estar lejos de la familia". Aceptaba como logro poder embarcar en Elcano: "La intuición me decía que este era mi camino". Y era de obligado cumplimiento preguntarle por la presencia de Leonor de Borbón. "La tratamos como una compañera más", expuso.

Teresa Pampín es una guardamarina de Salamanca "con muchas ganas de zarpar". "Hay mucho mar en Salamanca", bromeaba su padre. Consciente de lo duro que será estar medio año fuera de casa, Teresa se mostraba feliz ante "una experiencia única". Sobre Leonor de Borbón, tan mediática presencia en el barco, destacó que "es una compañera más que se ha adaptado sin ningún tipo de problemas".

Normalidad, pues, aunque la participación de una heredera al trono de España en este crucero de instrucción suponga un hecho histórico.