El heredero de las buenas maneras de Don Enrique
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Norberto Iglesias UseroComparsista sin estridenciasl Destacó por su saber estar y su elegancia
Pese a salir en grandes e históricas comparsas, se le resistió el primer premio

Cantar siempre le gustó, pero al Carnaval llegó tarde. O al menos sin pasar por el proceso habitual de infantiles y juveniles. Este comparsista, referente en la modalidad de los 80 y principios de los 90, aterrizaba en la fiesta para salir en el coro 'Los secretos del vino', de Puerto Real, en 1981. "A través de un familiar de allí, que les habló de mí. Entré con otro que fue luego compañero de comparsas, Faly el Chino, con quien había estado haciendo la mili en Vitoria", recuerda Tito Iglesias. Luego fueron 'Los cocheros leré' y ya en 1983 dirigió este coro, llamado 'La pantomima'. Tras ese Carnaval, Enrique Villegas tenía la intención de renovar la comparsa, que había sido 'Los comuneros'. Un amigo de Tito habló a Villegas de él y de Faly. "Estábamos jugando un partido de futbito en Puerto Real y vimos que en el banquillo se sentó El Alemania. Nos sorprendió. Venía a ficharnos. Faly dijo que sí de inmediato, pero yo me había comprometido con el coro, que estaba buscando gente. Le pedí al Alemania que me esperara por si el coro al final no salía. Así fue. Y en el verano del 83 entramos en el grupo de Villegas", recuerda.
De esta manera entró en la elite del Carnaval, ya con 28 años. Casi sin darse cuenta. "A mí me gustaba el Carnaval, pero yo estaba por otro tipo de música. Cantaba coplas, claro, porque mis amistades las cantaban, pero nunca pensé en pasar a ser comparsista", aclara. Como curiosidad, Tito tenía un grupo de música en Valcárcel llamado Támesis. Hizo el verano con 'Los comuneros' y salió luego en grandes comparsas de Villegas en los 80. 'Quince piedras' (1984), 'Braceros de pueblo' (1985) y 'Hombres lobos' (1986). 'Pescadores fenicios' (1987) fue la última de la serie. Una brillante etapa que, sin embargo, no obtuvo la recompensa de un solo primer premio. "Eso es estadística, al fin y al cabo, pero sí, algún año de esos podíamos haber ganado. Yo conozco el palco del jurado y debes estar bien puesto para que no te coman el coco. Si tienes criterio, no hay problemas. Pero ahí hubo grandes mamarrachos", declara. Premios al margen, el tesoro más importante que Tito guarda de aquellos años es su amistad con Villegas, con el que compartía buenas maneras, elegancia y saber estar dentro y fuera del escenario. "Tuvimos un feeling especial desde que llegué a la comparsa. Tenía un empaque muy seco, pero cuando lo conocí había dentro de él mucho arte. Empezó a delegar en mí, a confiar. Dejé de salir y seguí a su lado. Yo sé que era como un hijo para él", comenta Iglesias.
"Después de 'Pescadores fenicios' Enrique decidió no seguir en el Carnaval para 1988. "Me recomendó contar con su hijo Paco, que había sacado chirigotas. Le hice caso y resultó un éxito", apunta. Y tanto. Con la dirección de Tito Iglesias, y la música de José Luis Bustelo, sacaron dos comparsas históricas, de las que marcan una época y una generación de carnavaleros: 'España la nueva' y 'Los soldaditos' (1989). "Entró en el grupo El Tojo, que estaba conmigo en el grupo rociero Voces Andaluzas, y entraron jóvenes comparsistas como Ramoni o Cristóbal Morales", relata. De nuevo, a pesar del impacto, los jurados no tuvieron a bien darles el primer premio. "Muchos aficionados no entendieron que alguna de esas comparsas o las dos no ganaran. Después, en verano, se vio el tirón de ambas", explica.
Luego llegaron comparsas como 'De ida y vuelta', 'De un cuento', 'Con el mundo por montera'.. hasta que volvió Enrique Villegas con la música para 'Papelillos' (1995). Terminó una etapa en 2000 con 'De la Viña', también con Don Enrique, y solo la abrió en 2013 para salir con 'El gavilán'. Entre tanto, montó la antología de su querido coplero, teclados incluidos, con buenos y veteranos comparsistas. "Tuve que dejarla porque algunos herederos de Enrique querían gestionar el nombre de su padre. Y yo no soy hombre de polémicas. No pasa nada", indica. Ahora mata el gusanillo con la antología 'Febrerillo el Loco', que recuerda coplas de su historial, especialmente las de finales de los 80.
Desde fuera del COAC, Iglesias dice de la modalidad de comparsas que "se debe buscar la claridad en el mensaje y no todas la tienen. El repertorio debe llegar al público limpio". Además "cantar bien no es cantar fuerte, ese es el error. Pero algunos grupos ya se han dado cuenta". Y defiende la evolución. "Antes hubo cosas muy buenas, está claro. Pero hoy en día hay muchos matices de voces y músicas que están enriqueciendo a las comparsas", sentencia.
Le queda en el tintero un proyecto llamado Espacio Cultural El Ensayo. "Con una antología que ensaya de cara al público, de manera didáctica, y enseña cómo se meten las letras, cómo se monta un repertorio. Un lugar de encuentro para aficionados", dice. Le trasladó la idea al Ayuntamiento, pero "al parecer no les interesa, está en punto muerto. Tendré que buscar otros derroteros". Con tranquilidad. Sin hacer ruido. Como siempre hizo sobre las tablas.
De la calle Público
Nació en la calle Público, del barrio de Santa María, el día 13 de enero de 1955. La familia se mudó luego a García de Sola, en extramuros. Estudió en Salesianos y luego en el Instituto Columela. De ahí empezó a ayudar a sus padres en la carnicería. Luego abrieron en Puerto Chico una fábrica de chacinas. No todo era trabajar. Fue un buen jugador de balonmano que llegó a competir en Primera Nacional. Participó en el equipo de la OJE (Organización Juvenil Española) y en el Balón de Cádiz. Posteriormente, Norberto trabajó como comercial y regentó luego una tienda de reparación de móviles en la calle Tolosa Latour. Fue jurado de comparsas y cuartetos del COAC 2012 y pregonero en Algeciras en 2015. Reside en Chiclana desde hace muchos años. Está casado con Carmen Jiménez. Tiene tres hijas, frutos de su anterior matrimonio: Alba, Nuria y Ana.
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