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La historia de un espacio funerario en su doble vertiente, la física y la espiritual; pero también la historia de las mentalidades, la historia social, cultural, económica y política de esta ciudad. De eso trata el libro El cementerio de San José. Dos siglos de Historia de Cádiz, escrito por el historiador gaditano José María García León por encargo de Cemabasa (Cementerio Mancomunado de la Bahía de Cádiz), editor de la obra.
"Siempre se cuenta la historia de los héroes y de acontecimientos destacados, pero aquí se cuenta la historia de la gente de a pie, con el trasfondo de una realidad que no tiene vuelta de hoja: lo efímero de la vida humana", afirma el autor, para quien este libro supone "un homenaje a los gaditanos anónimos que no han pasado a la historia y que, al final, están bajo tierra con los que sí lo hicieron. Todos están en el mismo sitio".
La obra, prologada por el catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Cádiz, Manuel Bustos Rodríguez, consta de un capítulo preliminar en el que se abordan los enterramientos antiguos y otros diez ordenados cronológicamente, con unas breves referencias al actual Cementerio Mancomunado de la Bahía y un detallado apéndice documental.
En una conversación con el autor, éste desvela algunos episodios que recoge su libro. Cuenta que el origen del Cementerio de San José está, como los del resto de España, en las normas de la Ilustración, que obligaban a sacar los enterramientos de los edificios sagrados por motivos de salud pública y ubicarlos en lugares apartados de los núcleos urbanos. En la obra aparece la imagen de la Real Cédula de 3 de abril de 1787 sobre este asunto.
García León relata que el edificio fue encargado "al arquitecto de más prestigio de la época: Torcuato Benjumeda, que diseña unos planos casi faraónicos". Pero construir el edificio proyectado era demasiado caro. La gran epidemia de fiebre amarilla de 1800, que dejó cerca de 9.000 muertos en la ciudad, aceleró la construcción del cementerio y obligó a que fuese más modesto. En el libro pueden verse los planos originales de Torcuato Benjumeda.
El autor destaca como "lo más bonito del cementerio" la Capilla de San Miguel Arcángel. Ha encontrado una bula especial del Papa Pío IX del 20 de enero de 1849 que concede a esta capilla una indulgencia especial, de la que aparece una imagen en el libro. También hace referencia a cómo las desigualdades sociales se reflejan en los tipos de enterramientos, desde los mausoleos que manifiestan "el poderío" de quien allí yace, hasta los humildes nichos o las anónimas fosas comunes.
Asimismo, el volumen aborda los intentos tanto de aislar como de trasladar el cementerio en varias ocasiones, cuando la ciudad fue creciendo, hasta que se clausuró en el año 1992; la polémica colaboración entre las autoridades municipales y académicas para facilitar las prácticas con cadáveres a los alumnos de la Facultad de Medicina, o los inicios de las empresas funerarias, entre otras cosas.
Su autor llama la atención sobre "curiosidades" que ha encontrado investigando en el Archivo Histórico Municipal de Cádiz y en el del propio Cementerio, como el hecho de que entre agosto y septiembre de 1936 aparezca el nombre de gaditanos de los que no se detalla la causa de la muerte "pero siguiendo el contexto histórico, se ve que son víctimas de la represión", mientras que en otro apartado aparece "una cantidad de fusilados en el Foso de Puerta Tierra, la Playa Victoria, la de Puntales y la plaza de toros como cadáveres no identificados de los que tampoco pone la causa de la muerte. Choca que no se sepan los nombres en una ciudad tan pequeña donde todo el mundo se conocía".
Trata otro "tema tremendo", según García León, como la explosión de 1847. "Nunca se sabrá los muertos que hubo. Me consta que fueron muchos más de los que se dijeron oficialmente", lamenta.
Este historiador afirma que para realizar el libro, se ha encontrado con una dificultad: "Existen pocas obras escritas sobre la historia de los cementerios en general. No se ha hecho ningún trabajo a fondo al respecto y no tenía ningún punto de referencia para establecer una metodología. Entonces, he ido creándola sobre la marcha, conforme a lo que me iba encontrando". Ahora espera que su obra anime a que se hagan otras sobre el mismo asunto "porque esto va más allá de lo meramente fúnebre, ya que se ofrecen datos de una sociedad, en este caso la gaditana".
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