Historias de Cádiz: Accidentes marítimos en la Bahía
Dos relatos de hundimientos acaecidos en nuestras costas, uno de ellos, con leyenda incluida
Una leyenda insumergible
Cádiz/La Bahía de Cádiz ha sido escenario de muchos accidentes marítimos, incluyendo varios naufragios. En esta ocasión tratamos de dos de ellos, que por su singularidad y por la difusión que tuvieron los hacen tener cierta relevancia. Nos referimos al a la varada del Capitán Segarra, en el bajo de Los Cochinos, frente a la Alameda, y al hundimiento del Alcatraz, en el muelle de Cádiz y conocido como ‘el barco del arroz’.
La varada del 'Capitán Segarra' tuvo lugar en la madrugada del 13 de abril de 1945. Era una noche de niebla cerrada y el buque, de la Compañía Trasmediterránea, navegaba de Vigo a Cádiz con carga general. Eran años en los que la mayor parte de los barcos carecían de radar y otros medios de navegación actuales, y el capitán creyó que navegaba a a la altura de Chipiona. El barco llevaba mucha velocidad y al varar en Los Cochinos, situado entre el faro de las Puercas y la Caleta, quedó completamente incrustado en las piedras.
Las primeras llamadas de auxilio enviadas desde el barco señalaban los bajos de Chipiona como el lugar del accidente y hacia allí acudieron el Remolcador de la Marina RR 17 y el de la Trasmediterránea Angela Comes. Pero, al levantar la niebla, pudo comprobarse que el Segarra estaba prácticamente subido en el bajo de Los Cochinos.
Las operaciones de rescate fueron dirigidas por el práctico de Cádiz Joaquín Fernández Repeto y por el ingeniero de la Comandancia de Marina García Caamaño. Sin embargo, la situación del barco impedía que los remolcadores pudieran acercarse y las maniobras para su rescate resultaron infructuosas. En vista de ello la Trasmediterránea decidió desembarcar a los once pasajeros en una pequeña lancha y llevarlos hasta el muelle de Cádiz para ser alojados en otro barco de la compañía. El capitán del Segarra, mientras tanto, ordenó arrojar gran parte de la carga para reflotar la nave y que pudiera salir del bajo. Esta carga venía en su mayor parte en sacos y se trataba de patatas, chocolate y otras mercaderías que tenía a Canarias como destino final. Por ello se dio conocimiento a la Guardia Civil para que dispusiera de un servicio especial de vigilancia en las playas para que los sacos que llegaran a tierra no fuera sustraídos. Hay que tener en cuenta que en 1945 la escasez de alimentos era tremenda y una carga como la del Segarra resultaba muy apetecible.
El barco varado llegó a estar tres meses en Los Cochinos, mientras se llevaban a cabo las diferentes maniobras de salvamento de la carga y rescate del buque. Por ello la balaustrada de la Alameda estaba a diario completamente abarrotada de público curioso y atento a estas maniobras.
Primero intervino una empresa de rescate de barcos domiciliada en Gibraltar, que desplazó hasta la bahía de Cádiz a su remolcador Rescue. Pero todas las maniobras resultaron infructuosas, a pesar de que llegaron a explotar varias bombas para romper algunas rocas del bajo.
Finalmente la Compañía armadora decidió encargar las tareas de rescate al barco del Comisariado Español de Salvamento de Buques, a cuyo frente estuvo el ingeniero gaditano Bernardo Rechea.
Fue un rescate laborioso que fue relatado posteriormente en la Revista General de Marina. Hubo necesidad de taponar varias vías de agua y esperar al 8 de julio con una marea favorable. El Angela Comes y un Remolcador de la Armada consiguieron sacar del bajo al Capitán Segarra y llevarlo, con una peligrosa escora, hasta la factoría de Matagorda donde pudo ser reparado.
El buque rescatado siguió en activo hasta 1970, cuando fue desguazado en Bilbao.
El hundimiento del 'barco del arroz'
El otro percance que relatamos fue el ocurrido el 1 de enero de 1958, cuando el vapor Alcatraz se hundió en el muelle con 200 toneladas de arroz a bordo.
Había llegado a nuestro puerto unas horas antes y abarloado al buque de bandera panameña Liberador al que iba a trasladar la mercancía. A las cinco de la mañana, uno de los marineros del Alcatraz notó que el buque estaba prácticamente hundido y avisó a la tripulación y dio las voces de auxilio. El barco de los Prácticos Gades llegó a su altura y rescató a todos los tripulantes. El barco y la mercancía, 200 toneladas de arroz, quedaron hundidos a nueve metros.
En los días posteriores la mercancía fue rescatada de las bodegas del barco y, finalmente, el 13 de febrero una potente grúa situada en el costado del muelle entonces llamado del Generalísimo Franco, logró poner a flote al Alcatraz. La complicada maniobra fue seguida de cerca por numerosísimas personas.
A continuación y remolcado por el Angela Comes, el Alcatraz fue llevado hasta la playa de Puntales para ser examinado y reparado en el varadero allí situado.
Este barco fue conocido en nuestra ciudad, y otros muchos sitios, como el barco del arroz y el dicho popular de ‘más perdido que el barco del arroz’. Sin embargo, en torno a este barco y su cargamento sigue habiendo mucha fantasía.
Unos aseguran que el barco era argentino, enviado por Perón a Franco, y otros que el Alcatraz soltó amarras de manera misteriosa y se perdió para siempre.
Lo cierto es que el ‘barco del arroz’ era de la matrícula de Vigo y su armador, Carlos Barreras, de La Puebla del Caramiñal. El arroz era de Sevilla y no tenía a Cádiz como destino, sino que iba a ser llevado al Liberador, que partiría rumbo a los puertos de Indonesia.
En Sanlúcar también llaman barco del arroz a un barco que encalló en la entrada al Guadalquivir y cuyos restos aún son visibles en la zona.
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