Brillante homenaje musical a Eduardo Benot en el Teatro Falla
La Orquesta de la Universidad de Cádiz completó con nota un exigente concierto con el que se cerraron los actos dedicados al erudito gaditano
Un concierto homenaje cierra los actos del Año Benot
Este fin de semana ofrecía la orquesta de la UCA el broche de oro al homenaje al insigne gaditano Eduardo Benot con un exquisito concierto que haría las delicias del público. La música de la Universidad de Cádiz ponía el colofón a una programación de actos en torno al regreso de los restos de Benot a su ciudad natal, impulsado por el Ayuntamiento con un magnífico programa de actos comisariado por Josefina Junquera y de la mano de otras instituciones como el Ateneo de Cádiz junto al esfuerzo generoso y discreto de la familia Benot. Con la concejala de cultura y el rector de la UCA presidiendo el palco principal -como así debe ser siempre que estamos ante un acto sobresaliente en que la ciudad rinde homenaje a uno de sus hijos preclaros y no demasiado conocido por las nuevas generaciones-, la orquesta de la UCA daba muestra de su capacidad para acometer proyectos interesantes y de bastante complejidad. Con un programa de música contemporánea a la vida de de Eduardo Benot, se ofrecieron obras de Nielsen, Wilson, Elgar y Tomás Bretón, en un concierto que es poco frecuente escuchar y cuya magnífica interpretación supo dar la necesaria calidad a la altura de un homenajeado que sobresalió en tantas facetas culturales, científicas y políticas de la historia nacional. Cada obra interpretada significaba un guiño a una faceta de Benot: Elgar, al pensamiento pedagógico y contracorriente; Nielsen como el ejemplo de un compositor que rompió moldes sin atenerse a los modos establecidos pero apasionado e innovador y apegado al estudio y las ciencias; Wilson, compositor que unió Shakespeare con la música en una reinterpretación de la literatura clásica; y Tomás Bretón, con su inconfundible forma de recoger la esencia de la música popular española.
En definitiva, un programa diverso, elaborado, de alta exigencia interpretativa que exponía el halagüeño futuro de la orquesta de la UCA que está llamada a seguir creciendo en calidad e intensidad y liberada de los complejos de su reciente puesta en marcha.
Sin duda, el momento más brillante de la noche fue la interpretación de la partitura de las variaciones de las 'Escenas Andaluzas' de Tomás Bretón (transcrita por David Guillén, desde el archivo histórico del conservatorio superior de Málaga) con el bolero, polo gitano, marcha y saeta, y el zapateado. Que en palabras del investigador de la vida del salmantino Tomás Bretón, Fernando Anaya, subraya el inmenso talento -no siempre suficientemente valorado- de uno de los grandes músicos que dio el siglo XIX-XX español. Y que pone de manifiesto la postura vital de esos grandes talentos de la época que, sin despreciar las virtudes de la sociedad española decimonónica, aspiraban a una manera diferente de ver el futuro del país con una inteligente reflexión sobre la validez de los cánones establecidos y la posibilidad de plantear reformas para el progreso intelectual del país. En este sentido, Benot y Bretón -que muy probablemente se conociesen y compartiesen ámbitos de sociabilidad en Madrid- significaron un soplo de aire intelectual, fresco e inconformista al momento vital de su época.
Una vez más, se pudo apreciar el intenso trabajo y la complicidad de Juan Manuel Pérez Madueño con la orquesta de cuerda, que liderada magistralmente Lara Sansón junto a una pléyade de jóvenes músicos gaditanos de cuerda frotada –y con Chano Robles al piano para las partituras de Bretón-, vuelven a mostrar la calidad y el talento en un proyecto que ya es realidad tangible. No era un programa sencillo ni obras populares o conocidas para el público gaditano que eligió acudir al Gran Teatro Falla a pesar de la gran oferta de eventos que hubo el sábado por la tarde. Esto vuelve a demostrar que Cádiz sí tiene público para conciertos de música clásica y que responde cuando se ofrece calidad y programas interesantes.
Solamente se echó de menos algunas imágenes de Eduardo Benot en las proyecciones o la presencia de su cuadro -recién restaurado- en el escenario para redondear una noche que sirvió para que Cádiz volviese a rendir el debido homenaje y admiración al que fue insigne político, pedagogo, escritor, matemático, lexicógrafo y lingüista (entre otras facetas) que viera nacer nuestra ciudad y que, recientemente, ha podido trasladar sus restos de vuelta a la ciudad que nunca olvidó.
Y no podemos finalizar sin reflexionar que estamos a menos de dos años para recordar el 150 aniversario del nacimiento de otro gran gaditano que dio fama mundial a la ciudad: Manuel de Falla. Contemporáneo de Eduardo Benot, aprendamos que la ciudad puede -y debe- ofrecer el respeto, justo homenaje y orgullo sano de haber dado luz a dos personas que pueden seguir ilustrando e inspirando a las nuevas generaciones de gaditanos. Es necesario y urgente.
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