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La hostelería teme que el tsunami de cierres de bares y restaurantes llegue a partir de octubre

La desescalada en Cádiz

Los resultados económicos de la incierta campaña de verano serán esenciales para muchos empresarios a la hora de seguir abiertos o no

El Vagamundos, uno de los locales que ha cerrado sus puertas. / Julio González

La hostelería de Cádiz afronta la temporada de verano más incierta en su historia. En plena recuperación económica, con la ciudad como referente turístico en los grandes medios de comunicación nacionales e internacionales, la pandemia del coronavirus, los dos meses de obligado cierre y una desescalada que ha limitado los aforos durante semanas, han provocado que el sector mire con expectación el estío ante la duda de mantenerse abiertos o cerrar sus puertas.

La patronal no tiene cifras concretas de cuántos empresarios han decidido ya el cierre, aunque no pasan de medio centenar. Lo cierto es que desde que se inició la desescalada la apertura de bares y restaurantes ha sido muy irregular en la ciudad, aunque el Ayuntamiento ha facilitado en la mayor parte de los casos el incremento de la superficie para la instalación de terrazas.

Esta apertura irregular es claramente visible en muchos puntos de la ciudad. Allí donde el hostelero ha reactivado su negocio mantiene un elevado número de mesas ocupadas en las horas puntas de los desayunos y comidas. A pesar de ello, hay muchos que no abren por el momento.

"Si tienes unos gastos al 100% pero los ingresos por las ventas se quedan el 50%, las cuentas evidentemente no te salen. Si rescatas a alguien de tu plantilla del ERTE tienes que hacer frente a los gastos sociales, incrementándose así aún más el coste mensual", destaca Antonio de María, presidente de Horeca. "Hay quienes sí han abierto pero las ventas no cubren sus gastos".

El temor de De María es lo que pasará en octubre, una vez concluya la temporada estival. Si ésta ha logrado aguantar bien, se seguirá adelante. "Pero si el verano no ha permitido recuperar algo de los hasta ahora perdido, y el empresarios ve que en esta situación que afrontar la llegada del invierno, temo que los cierres que ahora no se están produciendo, ocurran a partir de esa fecha".

Constata De María que hay empresarios que abren "o bien porque ya están aburridos y necesitan algo de actividad o bien porque son propietarios del local y así reducen mucho los costes", pero la limitación de la clientela a la propia ciudad, con los visitantes concentrados en la población de la provincia, y la incertidumbre de cuándo se dejará viajar entre provincias (lo que permitirá recuperar al cliente sevillano o cordobés) pintan un futuro de gran incertidumbre a un sector tan importante para la economía y la propia imagen de Cádiz.

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