El hotel invendible en la tribuna del estadio

No hay manera. Como cuando el balón se resiste a entrar en la portería durante un partido, el módulo hotelero y de uso terciario de la tribuna del estadio Nueva Mirandilla se confirma como una operación inviable. Cinco intentos de enajenación desde el año 2013 (al margen de otros procesos) y por cinco veces el mismo resultado: desierto. Ni una sola oferta en ocho años se ha formalizado en el Ayuntamiento para hacerse con un equipamiento que definitivamente no interesa a los inversores privados. Nadie quiere hacer un hotel en Carranza, por más que insista el Consistorio.

El pasado 23 de agosto se confirmó el enésimo fracaso en el intento de enajenación de la tribuna del Estadio. Pese a los novios que se anuncian en San Juan de Dios, pese a las leves modificaciones en el pliego para hacer más atractivo el equipamiento a privatizar, la subasta volvió a quedar huérfana de ofertas, constatando que el hotel en el que se empeñó el Ayuntamiento en 2012 es invendible.

Más allá de ese equipamiento hotelero frustrado, la ausencia de interesados en la tribuna del estadio deja en el aire una partida económica con la que el equipo de gobierno de González viene contando desde su llegada a San Juan de Dios. Esos 9,8 millones de euros en los que se ha tasado la operación urbanística seguirán sin entrar en la cartera municipal, lo que tiene una traducción directa en unos presupuestos que sigue contando con esos ingresos. Es decir, que habrá 9,8 millones de euros de inversión que seguirán bloqueados.

Ante este escenario, el gobierno local tendrá que plantear ahora qué hacer. Insistir en subastas para esos usos (al menos un 51% para hotel y el otro 48% para actividad comercial o terciaria) y ese importe económico que sí que no es modificable, con el consiguiente resultado ya conocido; o empezar a plantear otras salidas para este módulo de hormigón ubicado en las entrañas de la tribuna del estadio. De momento, todo hace indicar que en el próximo pleno se declarará oficialmente desierta la subasta, abriéndose un nuevo procedimiento de adjudicación directa de un año de duración, durante el cual se aceptaría la primera oferta que llegara para hacerse con este módulo, siempre que no baje de esos 9,8 millones de euros que se resisten a la tesorería municipal.