Dos iglesias que existen en Cádiz de milagro
HISTORIAS DE CÁDIZ
En 1885 la Catedral Vieja estuvo a punto de ser derribada para dar paso a un moderno seminario
Moderna parroquia y casas para cofradías y sacerdotes en San Antonio, un proyecto fallido de 1970
A lo largo de los años la ciudad de Cádiz ha podido conservar un rico patrimonio religioso. La mayor parte de nuestras iglesias están perfectamente conservadas y su valor histórico y cultural hacen que su mantenimiento esté garantizado. Sin embargo, y por diversos motivos, dos de las iglesias más queridas por los gaditanos, la Catedral Vieja y San Antonio, estuvieron a punto de ser derribadas por la piqueta. Y no por motivos antirreligiosos, sino para dar paso a construcciones más modernas.
La Catedral Vieja, la parroquia de Santa Cruz, fue incluida en los planes del Obispado de 1885 para ser derribada y dar paso a un moderno seminario. En aquellos años el valor histórico de la Catedral Vieja era desconocido por la inmensa mayoría de la población. Era un templo que presentaba un aspecto destartalado, con sucesivas capas de cal en su interior y un exterior embadurnado de calamocha. Muchas de sus esculturas y elementos decorativos habían sido trasladados a la Catedral nueva.
Al mismo tiempo, el obispo Vicente Calvo y Valero buscaba unos edificios adecuados para acoger el Seminario. Como primera medida decidió meter a los seminaristas en el colegio de San Felipe Neri, ya que aún no habían llegado los marianistas y tenía la suficiente amplitud.
A Calvo y Valero le presentaron un proyecto que contemplaba el derribo de varias casas de la plaza Fray Félix, propiedad del Obispado, y con el derribo de Santa Cruz dar paso a un moderno seminario. El entonces alcalde de Cádiz, José Ramón de Santa Cruz, vio con buenos ojos ese proyecto, que daría trabajo a numerosos obreros. Cádiz acababa de salir de una epidemia de cólera y la situación de la ciudad era calamitosa, por lo que unas obras de tal envergadura solucionaría en parte la crisis obrera.
Contra este proyecto alzó su autorizada voz el erudito historiador Adolfo de Castro, que en las páginas de Diario de Cádiz emprendió una campaña, secundada por Adolfo Morales de los Ríos, para mantener en pie la Catedral Vieja. Castro recordó a los gaditanos que ese templo tenía un valor incalculable. Desde muchas azoteas de la ciudad, decía Castro, “pueden verse sus bóvedas cubiertas de azulejos que nos hace ver una antigua mezquita”.
Añadía el historiador gaditano, que debajo de los añadidos y postizos estaba un magnífico templo, “ no de mampostería, sino de piedra apropiada para edificios monumentales, erigido por el conquistador de Cádiz y donde quiso que se guardaran sus restos. Es una iglesia hermana de la de Santa Ana, en Triana”.
Esta campaña de Adolfo de Castro dio sus frutos y el obispo Calvo y Valero fue el primero en reconocer su error, ordenando que las obras del Seminario se llevaran a cabo en donde se encuentran en la actualidad. Poco a poco, la Catedral Vieja fue objeto de actuaciones para devolverle el aspecto de su glorioso pasado.
El proyecto fallido de San Antonio
Mayor peligro de derribo corrió la parroquia de San Antonio, en los años setenta del pasado siglo XX. La iglesia presentaba por aquellos años un deterioro evidente, fruto de su falta de mantenimiento. En el techo tenía enormes grietas y los fieles corrían serio peligro de accidente. El párroco, José Serrano Hidalgo, convocó una y otra vez a sus feligreses, pero éstos no respondían a la llamada. . A las reuniones para tratar este asunto, apenas pasaban de una decena los preocupados por el estado de la antigua iglesia.
Por fin, el 5 de diciembre de 1970 la iglesia quedó cerrada al culto y las misas pasaron a la pequeña capilla del Patrocinio y al altar del Patio.
El 18 de diciembre de ese año, el párroco convocó por escrito a los más de 9.000 feligreses para una reunión en el Colegio Médico para estudiar la situación. Acudieron solamente 120 personas, que conocieron con detalle el estado de la parroquia por medio del arquitecto José Luis Suárez, que señaló que el templo tenía graves defectos estructurales con peligro de hundimiento.
Serrano añadió que había que tomar medidas drásticas, ya que el arreglo se estimaba en cuatro millones de pesetas, cuando todavía quedaban por pagar muchos gastos realizados.
Los asistentes barajaron diversas soluciones. Algunos creían que lo mejor era conservar la iglesia y vender el resto del solar, con lo que se conseguirían los fondos suficientes. También quedó patente que no había nadie dispuesto a mantener la parroquia, ya que no había posibilidades económicas.
Por fin se procedió a una votación en la que salió ganadora la idea de derribar toda la iglesia y sus aledaños , construir un nuevo templo con arreglo a los planos presentados por el arquitecto José Luis Suárez, y vender los 460 metros cuadrados que quedaban libres en la mejor zona y más céntrica de Cádiz para pagar la obra.
Junto a la iglesia nueva habría unos espacios para salones parroquiales, cofradías de penitencia y viviendas para sacerdotes.
La reacción popular no tardó en llegar. Benito Cuesta Santolalla encabezó una serie de firmas para evitar este despropósito, seguido por el periodista Adolfo Vila Valencia.
Las críticas llegaron a Madrid y la Real Academia de la Historia publicó una durísima nota calificando el proyecto como “adefesio” y solicitando a la Dirección General de Bellas Artes la paralización del proyecto.
Y en efecto, estos planes quedaron paralizados y la iglesia de San Antonio estuvo cerrada durante nueve años a la espera de poder realizar las obras de conservación. San Antonio reanudó su actividad parroquial en enero de 1979.
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