"La integración puerto-ciudad puede ser peligrosa si no se cuida lo que tenemos"
Agentes del sector no terminan de abrirse al debate sobre otros usos en estos terrenos
Cádiz/Si el objetivo de ayer era avanzar en el debate sobre el futuro de la relación entre el puerto y la ciudad a la hora de definir futuros usos de integración, no se consiguió. Los ponentes de la mesa redonda Empresa y empleo asociados al Puerto de Cádiz, entre los que estuvieron Javier Sánchez Rojas, presidente de la Confederación de Empresarios de Cádiz; Fernando Aragón, estibador del puerto de Cádiz y Emilio Medina, presidente de APEMAR, apenas se atrevieron a abrir el pestillo de la verja que separa a Cádiz de su muelle. Más bien se atrincheraron dentro, en defensa de una actividad que comienza a despegar tímidamente. Más bien ahondaron en sus potenciales y debilidades, pero de puertas para adentro.
Fernando Aragón, estibador del puerto fue de los más reacios, pese a "que la integración es algo que se va a dar sí o sí en el puerto". Quiso alejar nuestra realidad de la de Málaga o Barcelona y señalar la de una ciudad con una tasa de desempleo muy alta. "La integración del puerto-ciudad puede ser muy peligrosa si no se cuida lo que tenemos porque ese espacio nunca más se va a recuperar, si no es para crear empleo estable y de calidad".
Por eso cuestionó sobre el fin de esta integración, "porque los tráficos han bajado en la última década, pero llevamos dos años de subida, con un aumento del 9 por ciento en ro-ro, en contenedores un 10, 41, en la pesca fresca un 35 por ciento y en cruceros hemos bajado muy poco". Por este motivo lanzaba si "¿realmente Cádiz necesita esto? ¿Esta especie de circo? ¿Hasta dónde va a llegar esto?". No quiso avanzar más en estos usos sin antes poner el dedo en la llaga: "Cádiz perdió el tren en La Cabezuela, que llevábamos esperando más de 20 años, lo que generaría un 35 por ciento más de tráfico, según un estudio que se hizo".
También señaló que Cádiz es un puerto que no está especializado en un sólo tráfico, sino en graneles líquidos, turismo, pesca, tráfico rodado y de contenedores, "de modo que el puerto de Cádiz va a necesitar este espacio no para montar un hotel o un parque sino para crear empleo, pues yo me siento optimista", incidió, pasando de puntillas por la nueva terminal de contenedores sobre la que se basa precisamente la propuesta de integración, y que apenas se mencionó en el encuentro.
Por su parte, el presidente de la Confederación de Empresarios, Javier Sánchez Rojas, habló de revolución en la ciudad con la ampliación de la Zona Franca, el segundo puente sobre la Bahía y la oportunidad que ofrecen estos 300.000 metros. Sin embargo, también se contuvo a la hora de hablar de integración, pues "hay que priorizar cuál es el bien a proteger". "Me preocupa -añadió- que el saltar la verja sea prioridad y no el bien a proteger", por lo que a la hora de ver qué hacer con los suelos por recuperar alertó sobre la posibilidad de "desplazar una actividad que han denominado molesta". En definitiva, que se mostró partidario de integrar sin poner en peligro la mayor industria de Cádiz".
Emilio Medina más que reacio se mostró pesimista en cuanto a la caída en el empleo y el tráfico portuario en una ciudad que ha sido "la gran olvidada y en la que se ha olvidado el comercio marítimo".
Desde el público intervino Jesús Oliden, quien señaló que el puerto tiene más metros tras 15 años de planificación, insistiendo en la necesidad de parcelar los 350.000 metros cuadrados de cara a establecer los usos urbanísticos para que la ciudad pueda opinar.
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