La inversión privada en Cádiz le echa un pulso a la pública, y gana

El avance en promociones de viviendas y hoteles contrasta con planes de las administraciones que no avanzan

Las imágenes del estado ruinoso de Náutica en Cádiz

La ONCE abrirá dos hoteles en el Pirulí y en las oficinas de Ancha

El edificio de Náutica está al borde de la ruina.
El edificio de Náutica está al borde de la ruina. / Lourdes De Vicente

La futura conversión hotelera de los edificios de Telefónica en Santa María del Mar y en Ancha, la reactivación del hotel Barceló en la estación (ya tiene hasta directora) y del mercado gastronómico en la terminal de 1905, el inminente inicio de nuevos hoteles en la Alameda, estadio... La proliferación de promociones de vivienda allí hasta donde el suelo vacante deja. La apertura de locales comerciales y de hostelería a pesar del alto coste del metro cuadrado. La respuesta masiva de nuevas empresas de economía azul atraídas por el proyecto Incubazul de la Zona Franca...

En apenas unos años la inversión privada en la ciudad de Cádiz se ha incrementado de una forma más que notable, superando ya con creces los indicadores previos a la pandemia.

A falta de un suelo industrial, pues más allá del precario polígono exterior y de los antiguos suelos de Altadis el futuro de este sector se centra en los terrenos de Trocadero y Lógica, la inversión privada en la capital se está concentrando en operaciones inmobiliarias y turísticas.

De esta forma, se han realizado inversiones superiores a los 200 millones de euros en los últimos tres años en la compra de solares y proyectos de edificación tanto en el casco antiguo como en extramuros.

Junto a parcelas que estaban vacías desde hace años, se han recuperado edificios de gran valor histórico que se encontraban cerrados y sin futuro, como fincas en Sagasta, Veedor o Manuel Rancés. Otras también con la mayor catalogación de protección en el PGOU están pendientes de próximas actuaciones.

El anterior gobierno municipal ya destacó este papel privado a la hora de recuperar estos inmuebles que, por su protección patrimonial, apenas podían adaptarse para uso residencial, por lo que estaban abocados a la ruina si no era la iniciativa privada la que actuase sobre ellos. Los propios promotores han pedido a las administraciones más suelo donde poder construir.

Incluso la Iglesia está actuando con fondos propios o subvenciones públicas en el mantenimiento de su patrimonio, especialmente en las dos catedrales y en templos como San Antonio o San José, entre otros.

Frente a ello, todo lo que está en manos de las administraciones públicas se ralentiza en su ejecución o, simplemente, no avanza.

Tal vez por ello sorprenda actuaciones como las que va a ejecutar Costas en el castillo de San Sebastián... tras una década sin un euro de inversión.

Hay un lista destacable de edificios en la ciudad cerrados desde hace años y que, siendo de propiedad pública, no tienen uso por el momento, con todo lo que ello supone de desgaste y de pérdida de oportunidades económicas para el entorno.

En este lista están los clásicos como los edificios de Valcárcel, la escuela Náutica o buena parte del frente de la Puerta de Tierra. Y solares sin uso, lo cual es grave para una ciudad con déficit de espacio: San Severiano, Loreto-Puntales (donde debería de ir el Hospital Regional), Casitas Bajas (de propiedad privada pero afectado por uso público en buena parte del mismo), o el chalé de San Luis. Sólo desde la Zona Franca se está recuperando para proyectos ya en marcha terrenos de su propiedad: Navalips y todo el entorno de Incubazul. Y la UCA, que ha destinado millones de euros en la mejora de sus equipamientos en Cádiz.

Junto a ello, tanto la Junta como, especialmente, el Ayuntamiento disponen de edificios de uso residencial cerrados en el casco antiguo. El gobierno municipal ya ha anunciado la actuación en algunos de ellos, en operaciones costosas debido a las escasas viviendas que se pueden adaptar por el tamaño de las fincas.

La ciudad también tiene pendiente desde hace décadas inversiones públicas de gran trascendencia para la ciudad, como el Hospital Regional y la Ciudad de la Justicia, además la rehabilitación integral en el castillo de San Sebastián.

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