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Ferrán Adriá en Cádiz: "Hay que nombrar a la Taberna Casa Manteca patrimonio cultural de la ciudad"
IX Congreso Internacional de la Lengua Española
Cádiz/Se desterraban los tópicos, se ampliaba la visión. Los saberes danzaban de forma circular. Saltaban desde la boca de los ponentes hasta el raciocinio del público que los alimentaba en forma de preguntas, devolviéndolos al origen generando, así, un nuevo movimiento. Al conocimiento le favorece ese airearse (que las manchas de barro de la calle hoy son las pisadas de la Historia del mañana), más, si cabe, cuando hablamos de lengua y palabra en la tierra que convierte en malabarismo el arte de la comunicación. El español de Cádiz de ayer a hoy, proponía la jornada técnica que este 22 de marzo organizó la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte de la Junta de Andalucía y Grupo Joly (con Diario de Cádiz a la cabeza), con la colaboración de Unicaja Banco. Un rótulo, un tema, que, en principio, podía tomar muchas derivas (que las tomó) para cristalizar, finalmente, en la mejor de las constataciones: que una mirada científica de la lengua española desde Cádiz no es sólo posible sino que ya es, y ya fue.
Lo adelantaba el director general del Grupo Joly, Tomás Valiente, cuando en su intervención inicial en la Casa de Iberoamérica reivindicaba “la enorme riqueza fonético, semántico y gramatical” del habla gaditana cuajada de “grandes nombres olvidados” y “construida, moldeada, modificada y reconstruida” entre hechos históricos (el traslado de la Casa de Contratación, la Constitución de 1812, su relación con Iberoamérica...) y el trajín “inteligente” e “ingenioso” de nuestro día a día.
Argumentos validados por la delegada del Gobierno de la Junta en Cádiz, Mercedes Colombo, que apostillaba que no es un hecho “arbitrario” que Cádiz se convierta la próxima semana en la sede del IX Congreso Internacional de la Lengua Española porque es una tierra “de congresos, de cultura y de libertad”. Un Congreso con el que el Gobierno andaluz mantiene “un compromiso firme y contundente” ya que, como aseguró Colombo, “Andalucía y Cádiz son la cuna de la lengua española”.
Con estos saludos iniciales, conducidos, como el resto de la jornada, por el director de Diario de Cádiz, José Antonio Hidalgo, comenzó una jornada técnica, poliédrica y didáctica donde la lengua viajó en el espacio, desde el comercio exterior a la profundidad de nuestra mar y de nuestro propio habla/hablas andaluzas; y en el tiempo para conocer más de cerca al gramático Eduardo Benot y a la imagen reflejada de la propia Cádiz en la literatura. Una travesía para escribirla...
Ana Medina Reguera, profesora titular del Departamento de Filología y Traducción de la Universidad Pablo de Olavide y doctora en Filología Alemana por la Universidad de Sevilla, se coloca el micrófono de diadema y nos abre una puerta, nos enciende una luz. Y es que con su conferencia Las empresas andaluzas en un mundo multilingüe: el español en convivencia con otras lenguas en el ámbito comercial nos plantea un interrogante esencial para las pequeñas y medianas empresas que tanto en nuestra provincia, como fuera de ella, quieren colocar sus productos en el exterior. ¿Cómo estamos utilizando la lengua para vender estos productos en las plataformas web? Es más, ¿siquiera lo están pensando?
Del análisis de los sitios web de “las 11.000 pymes exportadoras” que el equipo de investigación de la profesora analizó en 2018 "sólo 2.554” estaban traducidas al menos en un idioma diferente al español". Demoledor resultado de, quizás, muchas oportunidades perdidas teniendo en cuenta, como nos recuerda Medina que “el 76% de los compradores en internet prefieren hacerlo en su lengua materna”. Cuestión de confianza, claro.
Porque no sólo los pequeños, “sobre todo los grandes negocios”, se cierran en la lengua que uno conoce, descubre la experta que también pone el acento en la necesidad de “contar con profesionales” para llevar los textos originales de la web de una empresa al idioma al que se quiera traducir. Porque since (desde) no es la preposición correcta para indicar desde 10 euros o porque habrá que explicar qué significa una denominación de origen (queso payoyo, un xerez..) a potenciales compradores de otras culturas que no entienden ni de consejos reguladores ni del sello de calidad que estos organismos otorgan.
Medina aportó razones, propuso ejemplos (todos sacados de la provincia de Cádiz aunque en ello no incidiera), fue constructiva, propositiva y amena y, todo ellos, sin alejarse de esa mirada científica que también nos persuade, como la lengua bien empleada en el ámbito comercial, de que debemos cuidar esa carta de presentación al mundo de nuestra marca que siguen siendo las páginas web. Y porque “los comercios son hoy conversaciones” habrá que hablar en su idioma que, a día de hoy, no lo terminan de reproducir “ni la inteligencia artificial, ni los traductores automáticos por muy buenos que sea” porque “traducir es adaptar” es “conocer la lengua y la cultura a la que nos dirigimos pero también, perfectamente, tu lengua de origen”.
Y si Cádiz, como recordó y nos felicitó al comienzo de su ponencia, es hoy “la primera provincia andaluza que más crece, con un 51,6%, en exportaciones”, más nos vale atender a las recomendaciones de proyectos como el que está desarrollando actualmente, proyecto Comvence, que pronto se traducirá en una Guía de buenas prácticas dirigidas a estas pequeñas y medianas empresas de toda la comunidad andaluza.
Pocos expertos han estudiado con tanto mimo, cuidado y rigor al eximio gramático gaditano Eduardo Benot –cambiando el orden del rótulo de su ponencia– como el catedrático emérito de la Universidad de Madrid José Luis Girón Alconchel. Por ello, contar con este hijo de Algar, miembro de la Real Academia Hispanoamericana de Ciencias, Artes y Letras de Cádiz, en la jornada El español de Cádiz de ayer y hoy fue un verdadero placer para los oyentes ávidos de conocer la Historia no sólo de la gramática sino de su propia tierra.
Girón no decepcionó y, además de hacer una breve semblanza de este “hombre de ciencia y de acción” (científico divulgador y político), se centró en sus grandes aportaciones a la fonética (“introduce por primera vez la física acústica como ciencia auxiliar de la lingüística”), la lexicografía (“anticipa el componente fraseológico de la lengua: sin hueso, sin papeles, marear la perdiz) y, sobre todo, a la gramática de la lengua española.
“Precedente del estructuralismo, de la lingüística funcional y de la pragmática”, apuntaba Girón, mucho abarcó el gaditano nacido en 1822 en la desaparecida calle de la Virreina, pero fue su audacia y su voluntad innovadora las que lo colocaron como “precursor de la gramaticalización”, que no es otra cosa que la creación del sistema lingüístico por el hablante. O así lo entendemos hoy.
Porque aunque fue “Maillet en 1912” quien habló de gramaticalización y, antes, “los comparatistas alemanes del finales del siglo XIX los que comienzan a descubrir que ciertas preposiciones o desinencias verbales eran, en su origen verbos transitivos”, esa misma idea “ya la anticipó Benot” sacando sus propias conclusiones y acercándose más al concepto moderno de gramaticalización”, desgranaba el catedrático que acompañó estas disertaciones con ejemplos prácticos y descubrimientos para legos.
Pero fue más allá. Girón recordó que a Benot no sólo le interesa el concepto histórico, cómo cambia la gramática de las palabras en el tiempo, “sino cómo cambia el español vivo, el de su momento” por lo que detecta el proceso de lexicalización y les habla a los compatriotas de su tiempo del cambio por metáfora o sinécdoque (cabeza de alfiler, las alas de molino) y de cómo estos procesos están creando “una nueva gramática”. Nos apuntó Girón que Benot fue quien estableció “por primera vez la clasificación funcional de las oraciones subordinadas” y de la “coexistencia y solapamientos” de la palabra origen y de la palabra final. Habló Girón de Eduardo Benot, eximio, innovador, “demasiado, quizás, para su tiempo”, tan necesario, para el nuestro.
Otro viaje histórico y fascinante fue el propuso la profesora del Área de Lengua española del departamento de Filología y Traducción de la Universidad Pablo de Olavide, Mercedes de la Torre Nombrando a la realidad marina: creatividad, riqueza y contacto de lenguas en el mar de Cádiz.
Histórico, sí. Boquiabierto quedó el auditorio con las referencias a Estrabón y Plinio, que ya decía que “el pez favorito del gaditano era la morena”, el pez de San Pedro/gallo en el mosaico de Baelo Claudia, las referencias al hombre marino gaditano, que ya aparecía en los bestiarios medievales como un ser que asaltaba los barcos desde las profundidades, o el primer documento gaditano con nombres de peces que conocemos, el de Fray Pedro Beltrán de 1612 y que recogía “104 términos”.
Nombres de peces y seres vivientes del medio acuático, que es lo que le ocupa a la ictionimia, la disciplina lingüística de la que dio buena cuenta la profesora gaditana destacando, además, la importancia de nuestra región, no en vano, “el 40% de los documentos de ictionismos que tenemos son gaditanos”.
Una riqueza, un verdadero tesoro marino, que De la Torre descubrió con los nombres comunes que identifican a diferentes especies (cuidado con la homonimia por proximidad, no nos vayan a colar un lenguado por otro de menor calidad); la misma especie o el mismo pescado que se llama de diferente forma según en qué pueblo, incluso, de la misma provincia; y hasta el mismo pescado que se llama de muchas maneras en la misma zona.
El habla de la mar, que no es tan insondable como la propia masa de agua cuando a la mirada científica, concienzuda y generosa se enfrenta. Y es que De la Torre, tan pronto celebra la reedición con motivo del Congreso de la Lengua de El lenguaje de la mar, de Javier Osuna y Erasmo Ubera, como agradece la predisposición de marineros y pescadores que han colaborado con su proyecto ictioterm.es (se recogen 4.000 términos pertenecientes a 358 especies en 35 puertos andaluces) y corona su intervención con el pasodoble de ‘Quince piedras’ (Enrique Villegas, 1984) Que las piedras son duras... inmortalizado en un azulejo en la viñera calle de la Palma y, con él, los nombres de nuestro pescao... Mar, identidad, lengua. ¡Bien ahí!
El acento andaluz no sólo se glosó en el estudio científico de la lengua en la jornada de este miércoles en la Casa de Iberoamérica. También el propio habla/las propias hablas andaluzas se integraron en el simposio protagonizando uno de los momentos más animados del día con la mesa redonda Andalucía en su acento: medios, empresa y calle en el que participaron todos los ponentes, incluida la profesora Ana Sofía Pérez Bustamante (que cerraría el acto) y la coordinadora de las jornada, la filóloga, profesora y catedrática Lola Pons, cuya labor fue destacada por cada uno de los participantes.
Variedad del español que deriva en Andalucía en una o, para casi todos los intervinientes, muchas hablas –“no hay un sólo rasgo que sea común entre todas las hablas andaluzas”, defendía Girón; “es innegable que una persona no andaluza nos escucha a hablar a un jienense, a un gaditano o a un granadino y a todos nos identifica como andaluces”, contravenía Pons– sí encontró la unanimidad de los ponentes en cuanto a que rechazaron su traslación escrita. “Un mamarracho para comprar voluntades (...), un negocio, un mercado”, defendía la doctora y profesora de Literatura de la UCA que sí defendió la introducción de sus fonetismos “en la creación literaria” poniendo los ejemplos de Luis Berenguer, Fernando Quiñones o la más reciente obra Tres días del 33 de Ramón Pérez Montero.
El catedrático Girón defendió por su parte una mirada más amplia cuando se habla del habla andaluza “pues siempre nos quedamos en la pronunciación y no en la construcción del discurso”. Sublime, a su juicio, y al de Gonzalo Torrente Ballester, recordó de paso.
La consideración pública del hablante andaluz (si sigue siendo motivo de sorna y estereotipo) y la renacida corriente del orgullo andaluz también encendieron los amigables debates y las preguntas desde el público. Nuestra lengua o nuestras lenguas, que nos importan. Por eso está tan viva.
Tras el fragor del debate, el oasis de la poesía. De la mano, de la voz, de la doctora en Filología Hispánica Ana Sofía Pérez-Bustamante, Cádiz, uno imaginado, soñado, añorado y reivindicado por propios y ajenos, salta en el tiempo a través de los textos de diferentes literatos.
De manera tan exquisita como inteligente, Pérez-Bustamente traza un viaje que no es cronológico, ni espacial, ni siquiera sentimental. Toma lemas, los que han forjado la imagen de Cádiz, para observarlos en el discurrir del tiempo.
Fundación fenicia; Cádiz como puerto de América; Cuna de la libertad; Duende del sur; Cádiz, Tacita de plata; Eje simbólico norte-sur; y Mercado de las señas de identidad son los hitos que pone sobre la mesa Ana Sofía, que igual canta a la Telethusa de ‘Ora marítima’ de Alberti (agradecemos el compás), que cita a Lord Byron, que lee a Juan Ramón, que recuerda a Caballero Bonald. Vaya broche de oro. Vaya gozada.
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