Laura Esparragosa: "Abrir las salas del Museo de Cádiz donde se alojan las pinturas es algo prioritario"
Nueva directora del Museo de Cádiz
El 1 de agosto se puso al frente del centro provincial esta conservadora de patrimonio a la que le ha “sorprendido mucho” la cantidad de fondos de la institución y que quiere sacar a la luz
La nueva directora del Museo de Cádiz asegura que el proyecto de la integración definitiva de la Casa Pinillos "sigue hacia delante" y tiene ya hechas varias revisiones del Ministerio de Cultura
Cinco retos para la nueva directora del Museo de Cádiz
Cádiz/“¿Os importa que hagamos aquí unas fotos?” “¿Os molestamos? Será un minuto”. Con cautela y con mucho respeto se mueve Laura Esparragosa Díaz (San Fernando, 1980) por las salas del centro que dirige desde hace poco más de dos semanas. De su despacho, donde nos hemos citado para hablar de sus primeros días al frente del Museo de Cádiz, desembocamos en la Sala Murillo donde los técnicos trabajan desde hace año y medio en la restauración de unas “piezas maravillosas”. Tan maravillosas como tantos otros cuadros –los zurbaranes, los abarzuza, algún miró, algún chema cobo...– cegados a la vista del público en esta primera planta del edificio de la plaza de Mina cerrada desde hace demasiado tiempo. Allí tomamos las fotografías de la nueva directora del Museo de Cádiz –de exquisitas maneras y de inteligente mirada– casi como conjurando uno de sus muchos deseos de su futuro en esta casa: Abrir de nuevo la colección pictórica a las visitas.
–¿Cómo está siendo el aterrizaje?
–Pues ha sido todo muy rápido. Es que hace dos semanas yo estaba en la Alhambra en mi anterior puesto, era coordinadora de exposiciones, y un poco se sucedió todo. Al final he sido propuesta para directora, soy ya directora nombrada, y el día 1 aterricé en Cádiz. He empezado un poco a conocer los espacios, los fondos y a ponerme al día con los técnicos y con los temas pendientes.
–¿Algo que le haya llamado especialmente la atención?
–Me han sorprendido mucho la cantidad de fondos que tiene el Museo, y que yo desconocía. Y, en ese sentido, la magnitud del trabajo que hacen los técnicos es enorme.
–¿Qué le motivó para optar a este cargo?
–Yo llevaba en la Alhambra desde el 2009, y allí he aprendido muchísimo, siempre digo que ha sido como hacer un master intensivo, pero me apetecía volver a mi tierra. Y surgió la posibilidad, y esos trenes hay que cogerlos o pasan de largo. Así que opté, todo ha salido bien y aquí estoy de vuelta después de bastantes años y con muchas ganas.
–De vuelta a Cádiz, ¿pero también al Museo, había trabajado antes en esta casa?
–No, nunca. Yo soy conservadora de patrimonio. He trabajo mucho en exposiciones temporales, con fondos museísticos, pero no he trabajado directamente en el museo. En la Alhambra, coordinaba el Museo de la Alhambra que tiene, a su vez, su conservadora. Mi trayectoria profesional se ha movido principalmente en Granada. Tras aprobar las oposiciones de Patrimonio, mi primer destino fue la delegación de Cultura de Granada, donde trabajé con los expedientes de BIC, y luego surgió la posibilidad de la Alhambra, opté, tuve suerte y me seleccionaron como jefa de Investigación y Difusión y ahí comenzó mi relación con la Alhambra, siempre en distintos puestos hasta que he venido para Cádiz. Y, bueno, antes de opositar sí trabajé en diferentes lugares en Alemania , el país al que regresé tras haber hecho la Erasmus para cursar un master de Patrimonio.
–A su juicio, ¿cuáles son los principales retos a los que se tiene que enfrentar en el Museo de Cádiz?
–Leí los retos que me apuntábais desde el periódico la pasada semana y tengo que decir que estoy de acuerdo en buena parte. Creo que el primero que tengo es el reto de abrir todas las salas. Los fondos de pinturas del Museo son estupendos y hay que reabrirlos. También la revisión señalética y el tema del bilingüe también son vías de trabajo que son importantes y que vamos a iniciarlas. Otro punto es dar solución a todo lo que ha pasado este año con las monteras de los dos patios y, bueno, saber gestionar un programa de actividades que provoque que los visitantes vuelvan al Museo. La verdad que son muchos frentes (ríe).
–Y, a priori, entiendo que sin manejar todavía presupuestos ni programas, ¿qué tipo de actividades tiene en mente?
–Pues creo que hay que abordar como dos grandes focos, el primero, las visitas para distintos tipos de público, que sean atractivas y que se adapten al público que acude al Museo y al que no acude, para que venga. En ese aspecto, todavía tengo que ver qué es lo que funcionaba en el Museo, cuáles eran las actividades que atraían a público y en base a eso valorar cuáles merecen la pena. Por otro lado, el otro foco es el tema de las exposiciones temporales. Es un ámbito en el que yo he estado trabajando en los últimos años y creo que pueden potenciar mucho las visitas al Museo. Y, si somos capaces de catalogar y restaurar, podremos enseñar los fondos del Museo de Cádiz que son maravillosos.
–¿Y hay algún creador o creadora cuya obra le haga especial ilusión que se exponga en el Museo de Cádiz?
–A mí la obra de Carmen Laffón me encanta, tan ligada a Cádiz, con una luz... Es una pintura muy amable que gusta a mucho público. Tambien creo hay que darle una oportunidad a la gente que empieza y ahí está el proyecto Iniciarte, que es súper interesante. Y, como te decía, el museo tiene fondos, tiene colecciones, tiene donaciones, tiene unas acuarelas estupendas, y creo que se tienen que ver.
–En este tema de las exposiciones temporales, nos chocamos con la obra que el Ministerio está realizando en las monteras, pues una de ellas cubre, de hecho, el espacio del centro dedicado a estas muestras. ¿Nos puede decir cómo van esos trabajos? ¿Si se han terminado y si se han recepcionado?
–Ahora mismo no se está trabajando en la sala de exposicones temporales sino en la montera pequeña, la de la sala estatuaria, que es la que nos ha dado problemas. De hecho, esta semana es cuando se han retomado los trabajos en los perfiles pues, como sabes, no se concluyeron de manera correcta y por eso pasó lo que pasó (filtraciones de agua en esta sala). Esta semana próxima tengo un encuentro con los técnicos de Tragsa para que me digan el calendario de lo que queda de solucionar los perfiles, relizar las pruebas pertinentes, asegurar que todo esté correcto y fecha de entrega de obra. Y la montera principal, la de la sala de exposicones temporales, yo es que entiendo que está lista. De todas formas, de lo que se trata es de abrir la parte del Museo en la que están alojadas las pinturas y, a continuación, programar en esa sala las posibles actividades.
–¿Esa apertura es algo que ve a corto, medio o largo plazo?
–Yo creo que a medio plazo. Es verdad que no son cosas que se activan a la primera de cambio. Como te he dicho, estamos revisando el tema de la señalética y también revisando que estén todos los condicionantes para poder reabrir esas salas. Pero sí, abrir las salas donde se alojan las pinturas creo que es prioritario.
–Y la ampliación del Museo, ¿cómo la considera?, ¿será posible?
–Yo soy positiva y creo que la veré. Sé que se ha estado trabajando muchísimo en los últimos años. Han trabajado en el proyecto museográfico, ha tenido revisiones del Ministerio. Con lo cual, el proyecto sigue adelante. Me refiero a la integración de la Casa Pinillos, es cierto que en lo que sería la integración del Tinte pues habría que empezar casi desde cero. Con respecto a Pinillos es que yo lo veo como un estupendo espacio expositivo, es verdad que las salas tienen sus limitaciones, como todos los edificios históricos que se adaptan, pero se pueden hacer cosas estupendas en otros formatos.
–Para los sarcófagos fenicios, quizás emblema de este Museo, ¿tiene algún plan previsto para difusión o para nueva puesta en valor?
–Pues todavía no hemos llegado a trazar como un plan para esas piezas estrella en este aterrizaje, pero sí hemos hablado de la museografía, de cómo abrir un poco de espacio en torno a los sarcófagos. Quizás darle una vuelta a las vitrinas que están, a los fondos que están a su alrededor, que también son súper llamativos, mostrarlos en otro tipo de vitrinas, muros, que muestre también ese espacio más abierto. Es que, en realidad, esa sala tiene piezas tan estupendas que, a lo mejor, tiene un cúmulo de piezas estupendas, tantas piezas en una vitrina que a lo mejor el visitante se pierde. A lo mejor conviene enseñar un poquito menos, y focalizar en las piezas que se muestren. Pero, bueno, ha sido, todavía, una conversación muy general.
–En adquisiones y en tejer relaciones con otros centros expositivos, ¿le gustaría trabajar en esas direcciones?
–Me gusta mucho la idea de la interrelación con otros centros, pero no sólo expositivos, sino de diferentes ámbitos pero que nos podamos aportar. Creo que esa línea de trabajo enriquece muchísimo y te da un montón de opciones que, a lo mejor, desde tu centro solo no te plantearías. Por ejemplo, me encantaría hablar con la biblioteca porque sé que han recibido unos fondos fotográficos hace poquito y me encantaría verlos y conocer a su directora; y también con la Escuela de Arte y Oficios, que se mueve mucho en Cádiz, también me gustaría trabajar. Espero que cuando llegue septiembre podamos ir conociéndonos y poner ideas en común. Y en cuanto a las adquisiciones, cuando se hace una compra así tiene que ser de piezas muy elegidas. Seguro que surgen piezas en el mercado que, de repente dices, “si esta pieza tiene que estar en algún sitio tiene que ser en el Museo de Cádiz”. Y si surge esa posibilidad, yo estaría totalmente abierta, pero quizás no es lo más prioritario en estos momentos donde, como te decía, tenemos tantos fondos por inventariar, catalogar y sacar a vista. Sacar los fondos es lo que tengo como prioridad.
–¿Considera que hay que reactivar un poquito el trabajo en redes sociales?
–Yo sé que algunos meses, en los que no ha habido dirección, se ha estado un poco más parado pero, efectivamente, es un trabajo que hay que retomar, primero, porque funciona y, segundo, porque hoy sin redes es como no estar. Las redes tienen su público, llegan a otro público y te ayuda a que todo el trabajo, a que todo lo que hemos hablado antes, se conozca.
–Vamos a proyectarnos hacia el futuro, hacia el final del camino que ha emprendido en estos días. ¿Cómo le gustaría ser recordada como directora del Museo de Cádiz? ¿Por qué acciones?
–Uy, qué complicado... Pues mira, me gustaría ser recordada como una directora que trabajó mucho en la dinamización del Museo de Cádiz y por hacer actividades que la gente recuerde con especial cariño, por ese tipo de actividades que te hacen sentir que formas parte del lugar. Me gustaría ser recordada como la directora que logró que los gaditanos volvieran al Museo de Cádiz.
Una conservadora formada entre Granada y Alemania
Desde muy pequeña, Laura Esparragosa Díaz (San Fernando, 1980) mostró una especial predilección por el dibujo. “Hasta a clases me apuntaron”, reconoce la nueva directora del Museo de Cádiz que siguió alimentando su pasión por el arte “gracias a un profesor muy bueno del instituto”. Así, que cuando le tocó elegir carrera, entre Traducción e Interpretación e Historia del Arte, sus dos inquietudes de entonces, ganó la segunda. La joven se fue entonces a estudiar a la Universidad de Granada donde estudió dos cursos para luego irse de Erasmus a la preciosa ciudad alemana de Bamberg. Al terminar, pediría otro año más y, al siguiente, se fue a terminar la carrera a Salamanca con una beca Séneca. Pero “la experiencia en Alemania fue tan buena” que ya licenciada no dudó en regresar al país para cursar un master en Patrimonio y emprender sus primeras experiencias laborales.
Después regresó a Cádiz para prepararse las oposiciones a Patrimonio y comenzó su larga trayectoria en Granada, y en la Alhambra, desde donde llega la conservadora de Patrimonio que ha dejado su puesto como coordinadora de exposiciones para dirigir el Museo de Cádiz.
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