El legado de la Junta en Santa Cruz
Nueve años después de que la Catedral Vieja sirviera como sede de la exposición Andalucía Barroca, aún se está a la espera de que se rematen las obras iniciadas
Década de los 80. Se acometen unos trabajos en el interior de la iglesia de Santa Cruz, instalándose enchufes en el pedestal de cada columna (el templo fue declarado BIC en 2009). Año 2007. La Catedral Vieja cierra sus puertas para ser sometida a una rehabilitación a cargo de la Junta de Andalucía, que la utilizaría hasta finales de ese año como sede de una de las exposiciones de Andalucía Barroca. Año 2016. La Junta, a través de la Delegación Territorial de Cultura en la provincia de Cádiz, muestra su sorpresa por la presencia de los enchufes en las columnas y anuncia la apertura de "diligencias previas informativas" y el traslado de los técnicos para inspeccionar estos elementos.
Esta repentina preocupación de la administración andaluza por Santa Cruz ha sido bien recibida en la parroquia. Y es que allí llevan esperando desde 2007 a que la Junta ponga fin a las obras que inició para su exposición sobre el Barroco; e incluso si no las va a acabar, a que retire los materiales que siguen deteriorándose a la espera de una solución casi una década después.
El escalofriante recorrido por el legado que la Junta de Andalucía ha dejado en Santa Cruz comienza en uno de los enclaves más destacados del templo. El magnífico retablo de los Genoveses del siglo XVII presenta notables 'alteraciones' en sus mármoles. Tanto en el zócalo, donde en la intervención de 2007 se colocaron diversas rejillas para ventilación; como en las paredes de mármol, que en algunos puntos aparece taladrada sobresaliendo del hueco unos tubos de plástico; como en el arco que remata el retablo, donde proliferan esos tubos de plástico que cuelgan de la pared.
Otro espacio que presenta un estado bastante poco apropiado para un BIC es el denominado torreón del Sagrario. Recuperado para la iglesia en esa intervención de la Junta -hasta la fecha esos arcos estaban cegados-, en el perímetro del torreón se reparten tanto rejillas de ventilación como grandes huecos que se abren en la pared (como los cuatro que se localizan sobre la puerta de uno de los laterales de la capilla, que conecta con la puerta de salida al Campo del Sur). El zócalo del torreón está parcheado con paneles de cartón o madera pintados imitando al mármol para esconder toda la instalación eléctrica que la Junta dejó al descubierto tras Andalucía Barroca. Y las paredes, rehabilitadas hace ahora nueve años, presentan numerosos desprendimientos y pérdidas de pintura. Todo ello junto a un majestuoso autorrelieve de Patalano que preside el espacio.
Junto al torreón, al traspasar esa puerta sobre la que aparecen cuatro de los tubos de ventilación que se reparten en la estancia, se esconde un ascensor. "No funciona desde que lo pusieron. Se fueron y lo dejaron ahí", indica el personal de Santa Cruz, lamentando el espacio que ocupa una instalación de estas características que además no puede utilizarse.
Desde el torreón se llega también a la cripta, que repite la presencia de rejillas de ventilación instaladas en las paredes del histórico edificio en esa actuación del año 2007. Y a lo largo del recorrido por Santa Cruz se dejan ver numerosos tubos de electricidad que asoman de las paredes en cualquier rincón, prácticamente, de la iglesia.
Pero lo más notorio del legado que la Junta dejó en Santa Cruz hace ya casi una década se esconde en las cubiertas del templo. Justo sobre la capilla del Cristo de Medinaceli, permanece una enorme maquinaria que daría sentido a todas las rejillas, huecos y tubos de ventilación que se repartieron por la iglesia en 2007, de no ser que nunca -según aseguran desde la Catedral Vieja- haya estado funcionando. La pesada maquinaria tuvo que ser trasladada en 2008 a otro espacio de las azoteas de Santa Cruz por la denuncia sobre el impacto visual que generaba en el Campo del Sur. Y se colocó en el lugar donde se mantiene hoy (una azotea situada a menor altura que el resto de cubiertas) para nunca ser usada ni retirada. Se trata de un aparato bastante grande y de dos cisternas, además de unas vigas de hierro y otros materiales. Ya han sido varias las ocasiones en las que la parroquia ha solicitado su retirada -ya que nunca fueron conectadas- para evitar, entre otras cosas, que sigan cargando ese peso sobre las capillas de la nave lateral que ocupan; sin que hasta la fecha la Junta de Andalucía haya procedido a la retirada.
"¿Y con todo esto la Junta se preocupa por unos enchufes que llevan ahí desde tiempos de Marcelino?", se pregunta el actual párroco de Santa Cruz, Rafael Fernández.
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