La lengua literaria de Fernando Quiñones
tribuna libre
Fernando Quiñones, de quien el maestro Borges escribiría “el único tema es el hombre, y en los relatos de Fernando Quiñones está el hombre, su índole y su destino”, fue en dos ocasiones finalista del Premio Planeta. En 1979 con Las mil noches de Hortensia Romero, y en 1983 con La canción del pirata. Dos magníficas novelas que recreaban, en el caso de esta última, las aventuras picarescas y correrías del pobre Juan Cantueso en el Cádiz, el Caribe, la Lisboa y la Venecia del siglo XVII; la primera, la ajetreada y teatral vida de la prostituta Hortensia Romero Vallejo. Una vida tamizada por la visión sociológica y lingüística de una estudiante que recopila, magnetófono en mano, las impresiones y recuerdos de la protagonista. Lo cierto es que, en el curso intenso de la narración, la voz de Hortensia va describiendo un mundo dramático y sórdido, sin desertar del humor y la crítica. Quiñones desplegaba aquí su extraordinaria capacidad literaria de corte hiperrealista, su capacidad de reproducir en el encuadre minucioso de su novela unos registros del lenguaje popular -el habla de Cádiz- que adquiere en algunos momentos una intensidad y una expresividad exquisita, además de transformase en documento lingüístico, histórico y sociológico de un Cádiz popular, que para Fernando era parte fundamental de su obra literaria y de su compromiso social, ético y estético: el papel que desempeñaba en todo ello la observación de la lengua viva era clave.
Pero a pesar de que Quiñones es un gran escritor de la “literatura hispánica de nuestro tiempo, o, simplemente, de la literatura”, como en otra ocasión nuevamente Borges se dirigiera a él, no obtuvo el Planeta por esta novela, tampoco por La canción del pirata. Según contaba el propio escritor, su negativa a eliminar el habla popular andaluza de la protagonista y su entorno por indicación del propio José Manuel Lara sería el porqué. Los motivos que le daba el editor sevillano-catalán no eran otros sino la supuesta dificultad de su lectura.
No dudo que fuera así, y que los lectores del Planeta rechazarían un texto escrito en parte en andaluz, lo que demuestra una vez más los prejuicios y estereotipos asociados a nuestra tierra, a nuestros escritores y a nuestra cultura.
Recuerdo aún aquel complicado Claustro de la Universidad de Cádiz que le otorgaría el Doctor Honoris Causa en el año 1997 después de muchas reticencias, por parte de ciertos sectores académicos, que seguían viendo en nuestro Fernando Quiñones un escritor poco académico, un escritor secundario, que reivindicaba el flamenco, el carnaval, la cultura popular, y cuya obra siempre se había inclinado por mundos poco ortodoxos. Hace poco, desde una importante revista de crítica literaria de ámbito nacional, me contestaban en términos muy similares, frente a la posibilidad de dedicarle un monográfico con motivo de los 25 años de su muerte. En fin… los prejuicios de siempre.
Gracias, Fernando, por no renunciar nunca a esa creencia tuya tan apegada a tu tierra y tu –nuestra- lengua: el habla de Cádiz.
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