La lentitud de ejecución del tramo atirantado deja en evidencia a Fomento
La ministra dijo que se iniciaría en mayo y duraría un año, pero sólo se han colocado dos dovelas
El 12 de marzo del pasado año la ministra de Fomento Ana Pastor visitó la provincia para visitar algunas de las infraestructuras proyectadas más importantes, como el segundo puente, el nudo de Tres Caminos o el desdoble de la trazado ferroviario. En aquella ocasión, y antes de visitar sobre el terreno las obras del nuevo viaducto, aseguró que en mayo comenzaría la colocación del tramo atirantado, cuyo plazo de finalización calculó en 12 meses. Dentro de unas semanas, coincidiendo con la celebración del Día de la Provincia, Ana Pastor tiene previsto acudir de nuevo a Cádiz para participar en la reunión del Consejo Económico y Social que se reúne en Diputación. Será el momento de preguntarle por qué, si el dinero no es problema, el tramo atirantado del segundo puente continúa siendo, casi un año después, un proyecto. Es cierto que se comenzó, pero lo hizo en noviembre, aunque lo más preocupante es que en casi cuatro meses sólo se han colocado dos de las 61 dovelas previstas. Si el ritmo de izado continúa por los mismos derroteros, esos 12 meses pueden multiplicarse varias veces antes de que los gaditanos puedan cruzar un puente para el que los Presupuestos Generales del Estado aseguraron financiación para los próximos dos años.
Durante los tres últimos años los retrasos se han ido acumulando y pese a que los esfuerzos se han redoblado y se ven los avances -sobre todo en el tablero que parte de la orilla gaditana, que actualmente ha llegado ya a la pila 8 y sólo dista unos 75 metros para alcanzar su destino final en la 9- el caso es que hablar de una fecha probable de finalización de los trabajos se antoja casi jugar a los adivinos.
En su edición del 28 de julio de 2011, Diario de Cádiz publicó un reportaje realizado en los talleres de Tecade, la principal empresa de las tres que se encargan de la construcción de las dovelas del tramo atirantado. Entonces se habló de que esta fase de los trabajos comenzaría en octubre de 2011, aunque hasta noviembre de 2012 no se elevó la primera de ellas en la pila 13, de las dos centrales, la que se alza en tierra.
Los retrasos pueden agravarse ahora, toda vez que una de las tres empresas que se encargan de realizar las dovelas, OPT95, ha abandonado la obra por discrepancias con Dragados y ha finiquitado a sus trabajadores. Según fuentes de la UTE que se encarga de la construcción del puente, serán Tecade y Megusa las firmas que asumirán el trabajo que faltaba por entregar a OPT95, unas siete dovelas, de las que tres ya están empezadas. Las dovelas tienen un peso que oscila entre las 200 y las 600 toneladas y una vez construidas se dividen en seis tramos para ser transportadas desde los talleres situados en Sevilla hasta la Bahía de Cádiz. En total se necesitarán unos 370 transportes para traer las dovelas, que viajan por la carretera nacional con un fuerte dispositivo de seguridad y la coordinación de la Guardia Civil de Tráfico de ambas provincias.
OPT también se encarga de la construcción de uno de los dos carros de izado que elevarán las dovelas una vez que las cuatro centrales de cada pila estén colocadas. Parece ser que ese carro ya está terminado, mientras que el otro que realiza Megusa también se encuentra prácticamente listo para actuar.
El caso es que cuando la ministra vuelva a la provincia, un año después de decir que el puente necesitaba "15 meses para su finalización" y que "aunque pongamos todo el dinero del mundo es imposible acabar antes", se encontrará con que el tablero, que ella dejó en la pila 3 sí que ha avanzado hasta la pila 8 pero el tramo atirantado, la fase más complicada de lo que faltan de los trabajos del viaducto, no coge el impulso necesario para que la obra pueda concluir en 2014, como esperaban desde el Ministerio de Fomento.
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