"Si alguien tiene derecho a repartir carnés de feminismo somos nosotras"
lidia falcón | fundadora del partido feminista
Nombre histórico de la izquierda española, la abogada y escritora acude hoy a un encuentro en el Hotel Occidental Barceló de la capital gaditana
–Llega a Cádiz días después de que Madrid acogiera una manifestación de unas 2.000 mujeres reivindicando la agenda feminista, en crítica con la línea del Ministerio de Igualdad. ¿Cuál es su impresión al respecto?
–Como Partido Feminista, hicimos un comunicado explicando que, aunque participábamos en parte de las reivindicaciones que se recogían, no estábamos de acuerdo con otras. Por ejemplo, el lema, ‘La fuerza de las mujeres’, no lo veíamos correcto porque hay mujeres feministas y no feministas. El feminismo no es una cuestión de ovarios sino de ideología. Luego, tampoco dejaban participar a partidos políticos, con lo cual como partido tampoco podíamos estar allí. Ytambién está el tema de las segregacionistas, que entienden que los hombres no pueden participar de las reivindicaciones feministas: algo que me mueve a pensar qué mundo es el que se proponen, porque no estamos en compartimentos estancos.
–Desde fuera, quien no conozca el tema, puede extrañarse ante la convocatoria: ¿no hay un Ministerio de Igualdad, bajo dirección de partido color violeta que se llama Unidas Podemos?
–Aquí hay que definir los términos, porque las palabras son muy bonitas. El feminismo no es una moda, no es cualquier cosa: el feminismo exige experiencia, conocimiento y estudios. Digamos que Irene Montero parece entregada a la teoría queer, que es un nudo ideológico disparatado que juega al relativismo con las identidades de género, y defiende que hombres y mujeres pasen a serlo según voluntad. Algo que, como señala la consigna de algunas compañeras, supone el borrado de las mujeres. Y yo me puedo poner lo que quiera y decir que soy lo que quiera, pero la realidad es la que es. Es un precepto que afecta a todo el terreno de la lucha de las mujeres. Y está destruyendo el larguísimo camino que hemos recorrido para llegar a asumir que las mujeres, como mujeres que somos con nuestro aparato reproductor, estamos discriminadas por el hecho de serlo: si esto se borra del imaginario, tenemos un problema serio. Las mujeres trans, por más que quieran, por más que se disfracen, operen y hormonen, siguen siendo hombres:después de 500 años, si alguien encuentra sus restos dirá que es un hombre.
–Bueno, más allá de la anatomía, están los elementos de socialización.
–Primero, y sobre todo, es la anatomía:anatómicamente, mujer es la hembra humana. Luego están las categorías políticas, morales e ideológicas que conforman, partiendo de ahí, las distintas realidades materiales de hombres y mujeres:te educan para lista y para tonta, para buena y para mala, y para asumir un destino. Todo esto no se construye sobre un pensamiento mágico, y negarlo es querer ponerle pelos a una calavera, como si yo dijera que me cambiaran la edad porque me siento treinta años más joven. Pues sí. La teoría queer es un delirio que va en perjuicio, no sólo de las mujeres o del feminismo, sino de toda la sociedad. Se alienta que los niños abriguen la fantasía de que si hacen cosas de niñas siendo varones, o viceversa, realmente son del otro sexo. Y si los padres se niegan a comulgar con esto, en última instancia pueden llegar a quitarles la custodia. Esto lo tiene que saber la gente de la calle.
–Ya, pero la acusación está a la orden del día:a nadie le gusta ser señalado como tránsfobo. O como TERF(Feminista Radical Trans Excluyente): ser, según definición, alguien que aparta.
–Calificar e insultar es muy barato.A mí me mandaron a un tribunal por delito de odio por un comunicado del Partido Feminista oponiéndonos a la Ley Trans en los términos en que está redactada. Esta ley aporta delitos al Código Penal que corresponden a una dictadura:castiga severamente las opiniones en contra de una determinada línea ideológica, algo que es inaceptable.
–Toda esta polémica puede sembrar dudas, pero lo referente al borrado de las mujeres lleva a la ceja arqueada: se ve como exageración.
–¿Es una exageración que un hombre de dos metros gane medallas compitiendo contra mujeres, en la misma categoría?¿O que, hace nada, en un proceso de violencia de género un señor dijera que no era hombre, que era mujer? No son casos aislados, son situaciones que se están dando ya en otros países en los que se han implantado leyes parecidas. Nosotras tenemos claro que es una estrategia del patriarcado para dividir a un movimiento al que aún no habían desmotando. Si no fuera por esto, hablaríamos de temas de los que nadie parece acordarse, como la violencia de género.
–El conflicto se vende como un enfrentamiento entre PSOE y UP, o entre viejo feminismo y nuevo feminismo.
–Es que ninguno de los dos son feministas. Ni este PSOE que ha firmado la Ley Trans rindiéndose al poder de los votos, ni UP. Las feministas estamos sólo en la calle, porque no hemos podido llegar a las instituciones.
–Esto lleva a la pregunta de quién se arroga el feminismo, con todo el mundo acusando al otro de ir repartiendo carnés.
–Los carnés nos los hemos repartido las feministas en 200 años de historia. Hemos defendido para las mujeres, con nuestra lucha y nuestro cuerpo, los mínimos derechos democráticos, voto, divorcio aborto... Nadie puede venir a suplantarnos, ni Pablo Iglesias ni Yolanda Díaz. Desde luego, si alguien tiene derecho a repartir carnés somos nosotras.
–¿Cómo le pilla el cuerpo este escenario?¿Optimista a pesar de todo, cansada, pesimista...?
–Es curioso, porque a veces se repiten cosas que ya has vivido y que te hacen decir “qué joven me haces”. Por supuesto, nadie podía imaginar hace cinco años un caso como el que ahora estamos viviendo, pero aquí estoy volviendo a explicar qué es el feminismo.
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