Llueve sobre mojado en el local municipal de Radio Taxi en Cádiz
"Esto es un problema ante el que yo no sé ya qué hacer ni qué decir porque no hay forma de conseguir que alguien solucione algo", lamenta Rafael Reyes, presidente de la asociación
El local municipal de Radio Taxi en Cádiz se inunda tras las primeras lluvias
Las instalaciones de Radio Taxi de Cádiz cierran por inundaciones y no reciben llamadas
Cádiz/Como apriete un poco más la lluvia, solo un poco más, Ana, una de las teleoperadoras y administrativo de Radio Taxi en Cádiz tendrá que volver a trabajar bajo el paraguas. Y si sigue arreciando el temporal, su compañera, también, y tendrán que volver a cerrar la sede de la asociación, tal y como se vieron obligados a hacer a finales de octubre del año pasado, cuando se inundó y dejó sin servicio de centralita telefónica al usuario: al ciudadano, al turista y al enamorado de Cádiz que el Ayuntamiento intenta pescar desde Fitur. Porque no juega a favor de la ciudad no poder disponer de un servicio público tan básico como un taxi cuando se necesita y se llama para pedirlo. Sobre todo si es por una emergencia.
Por razones que resulta imposible comprender, la sede de Radio Taxi, un local de propiedad municipal situado en la primera planta de una nave industrial de la calle Chiclana, en el polígono exterior de la Zona Franca, cerca del Tanatorio de Servisa, continúa en un estado lamentable y es previsible que empeore. Alojando un servicio público, que si bien lo ejercen trabajadores autónomos y algunos asalariados, es de concesión municipal. Más de diez años lleva reclamando el colectivo que lo arreglen.
El agua se sigue colando por el techo y depende de con cuánta fuerza llueva y la dirección del viento el número de cubos para recoger las goteras que tienen que poner. A veces resulta inútil poner más porque no es que haya goteras, sino que el techo se llueve a cántaros. Los muebles y los archivadores siguen precariamente protegidos bajo plásticos y las manchas de humedad y el moho siguen invadiendo las paredes. Como puede verse en las fotografías, el falso techo está desmontado por varias zonas bajo las que han colocado como han podido grandes bolsas de plástico, algunas hechas con toldos de rafia, con el fin de redirigir las cascadas de agua que caen.
Para colmo, en algunas partes hay cableado y enchufes también muy deteriorados que suponen un peligro evidente para las trabajadoras.Es raro, muy raro, que la Inspección no haya hecho ya una visita a este centro de trabajo que no reúne las mínimas condiciones de prevención de riesgos laborales y que no lo haya precintado hasta que el Ayuntamiento, propietario del inmueble, lo haya adecentado mínimamente.
"Esto ya es un problema ante el que yo no sé ya qué hacer ni qué decir porque no hay forma de conseguir que esto lo arreglen, que alguien solucione algo", lamenta Rafael Reyes, presidente de Radio Taxi. "Esto es una lucha que tenemos con el Ayuntamiento, no solo con este equipo de Gobierno, siempre lo digo, sino también con el anterior durante ocho años y con el de Teófila Martínez y seguimos igual. No sé que va a pasar ni cuándo se piensa solucionar este tema, la verdad", reconoce.
Ahora mismo no tienen ningún encuentro previsto con el concejal responsable de Movilidad, con quien se han reunido en varias ocasiones. "José Manuel Verdulla siempre está dispuesto a ayudar y a responder a lo que pedimos: él sigue intentándolo, sigue queriendo solucionar el problema, pero la verdad es que las instalaciones, que son municipales, siguen estando de pena", confiesa.
Culpan de su abandono a tres Gobiernos municipales
Como ya publicó este periódico el otoño pasado y en años anteriores, los taxistas culpan de su abandono, no solo al actual equipo de Gobierno de Bruno García (PP), sino también a los dos anteriores, el de José María González (Por Cádiz sí se puede/ Adelante Cádiz) y el de Teófila Martínez (PP).
"Llevamos demasiado tiempo, más de una década, en estas insoportables condiciones en unas instalaciones que son municipales que no solucionaron los anteriores equipos de Gobierno ni está solucionando este, que lleva ya más de un año en el Ayuntamiento", lamentaba ya entonces el portavoz del colectivo.
Ya en 2017 Radio Taxi alertó del avanzado estado de deterioro que estaba sufriendo su sede desde hacía nada menos que cuatro años. En 2013, la asociación comunicó al equipo de Gobierno de Teófila Martínez la precariedad de los inmuebles en los que mantienen oficinas, sala de operadores, un taller homologado por la Junta de Andalucía para el cambio de taxímetros y una pequeña gasolinera para suministro de los socios y venta al público.
Entonces les dijeron que el contrato había vencido. Y pese a que nunca dejaron de pagar el alquiler -800 euros mensuales en 2017- y que comunicaron el problema en varias concejalías -Fomento, Urbanismo y Patrimonio-, nunca más se supo. "En invierno las naves se llueven totalmente y la gasolinera está en un estado muy precario", volvía a avisar entonces Rafael Reyes.
Durante el segundo mandato de José María González, Martín Vila ordenó que se instalase un nuevo tejado sobre el antiguo, pero duró poco: el primer temporal se lo llevó por delante, de manera que desde entonces la única cubierta que tienen es la primera, recuerda el presidente de Radio Taxi.
"¿A qué estamos esperando? ¿A que un día se le caiga encima el techo a un trabajador?", se preguntaba en octubre pasado Rafael Reyes. "Porque ante ese riesgo, igual tenemos que desalojar la nave, apagar el sistema y que el cliente coja el taxi en la calle", plantea. Así terminaron haciéndolo.
Un local gratuito al que se le sigue pasando el alquiler
En octubre de 2022 el grupo municipal del PSOE levó el problema al Pleno con una moción en la que defendía al sector e instaba al Ayuntamiento a que se cediese gratuitamente el local municipal a la asociación y que se acondicionase para que los trabajadores dispusiesen de unas condiciones laborales dignas". La moción salió aprobada por unanimidad, pero a día de hoy el Ayuntamiento les sigue pasando el alquiler, que asciende a más de 900 euros mensuales.
En octubre del año pasado la deuda se había acumulado ya hasta los 20.000 euros, según estimación de Rafael Reyes, un débito que puede complicar e incluso impedir a la asociación acceder a licitaciones como la de Navantia, que supone unos ingresos de 10.000 euros mensuales.
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