Viviendas en locales vacíos, una pequeña solución a uno de los grandes problemas de Cádiz

El Ayuntamiento trabaja en una modificación del PGOU para facilitar este cambio de uso, que se considera una solución a la falta de vivienda y que cada vez se demanda más

También se cambia el uso de locales a trasteros, que sí permite el PGOU

Un local del centro de Cádiz que aparentemente lleva mucho tiempo cerrado.
Un local del centro de Cádiz que aparentemente lleva mucho tiempo cerrado. / Julio González

Cuando la necesidad acecha, la imaginación juega un papel fundamental, y todas las opciones terminan siendo positivas. Ante la falta de vivienda en una ciudad que no puede expandirse hacia el extrarradio y una oferta comercial que supera con creces la demanda del sector, Cádiz viene experimentando en los últimos tiempos una tendencia cada vez más recurrida; una segunda vida para los locales situados en planta baja, hasta ahora siempre enfocados a una actividad comercial u hostelera que nunca llega.

Cada vez son más los propietarios de locales que ante el cierre prolongado y la ausencia de ofertas para abrir en ellos bares, tiendas u oficinas, se decantan por convertirlos en viviendas. Los bajos, que tan característicos fueron en su día y que la construcción moderna desecha por completo como unidades habitacionales, vuelven con fuerza. No en vano, solo en el último año el Ayuntamiento ha otorgado licencia para una veintena de operaciones de conversión de locales en viviendas, en puntos tanto del casco histórico (como las calles Zaragoza o Torre, por poner dos ejemplos) como de extramuros (como Hibiscos o Santa Teresa de Jesús, por poner otros dos ejemplos).

Esta cifra esconde una clave que se antoja fundamental; y es que esas licencias aprobadas son las que permiten el PGOU, que hasta ahora se muestra muy rígido respecto al uso de los bajos en un intento pasado (heredado del planeamiento urbanístico de 1995) de promocionar la actividad comercial en la ciudad. De este modo, según trasladan desde el Ayuntamiento, la norma municipal sería muy estricta respecto al uso comercial de los bajos de un buen número de calles; no solo las que tradicionalmente se han considerado las vías comerciales principales de la ciudad, sino bastantes más en un amplio radio en torno a esos ejes.

Es por este motivo por el que el gobierno de Bruno García lleva meses trabajando en una modificación del PGOU que venga, en definitiva, a flexibilizar ese condicionante actual para que locales de planta baja puedan albergar viviendas. “El PGOU no permite otros usos, mientras que la necesidad de vivienda es importante y hay zonas que se ha demostrado en todo este tiempo que no son ejes comerciales”, traslada el concejal de Urbanismo, José Manuel Cossi, que posiciona esa línea del grupo popular “de facilitar ese nuevo uso de los locales porque da soluciones de vivienda”. Además, añade el concejal que en algunas circunstancias esa vivienda en planta baja aporta una condiciones de accesibilidad mucho más ventajosas para personas que tengan dificultades en la movilidad.

Por todo ello en el gobierno del PP quieren ser sensibles con esta opción que se abre paso en los bajos de los edificios y ya anuncian esta modificación del PGOU que se va a plantear después de un trabajo que en el área de Urbanismo vienen haciendo en estos últimos meses, donde se ha actualizado el censo de locales, divididos por zonas y señalando su condición de abierto o cerrado; y habiendo mantenido también reuniones con el Colegio de Arquitectos.

Con todo ello, se quiere abrir en próximas fechas un período de consulta sobre esta relajación de la norma relativa a los bajos comerciales, entendiendo que la medida favorecerá a la implantación de nuevas viviendas.

De hecho, señalan en el Ayuntamiento cómo en los últimos tiempos sí ha habido un trasvase de uso comercial al de trasteros; modalidad que sí permite actualmente el PGOU y que está siendo recurrida por muchos propietarios. Uno de los ejemplos que más han llamado la atención de esta realidad, por lo conocido que llegó a ser el negocio de hostelería, es el del antiguo bar Las Palomas en la esquina de Buenos Aires y Enrique de las Marinas, convertido actualmente en trasteros.

Una de las premisas que sí va a marcar el Ayuntamiento es que el acceso a esas futuribles viviendas de planta baja sea siempre a través de la finca, y no directamente desde la calle. Una medida que evitará convertir los escaparates en accesos directos a la vía pública, evitando una suerte de horror vacui en las fachadas con la reiteración de puertas de vivienda a pie de acera.

“Nuestra intención es flexibilizar, no encorsetar el Urbanismo”, ha resumido Cossi, que defiende que la medida en la que vienen trabajando respecto a los bajos “de la primera crujía” (en referencia a los que dan directamente a la calle) no resta un ápice a la defensa del comercio que realiza el Ayuntamiento. “El comercio se va a proteger, no cabe duda, pero vamos a limitar los ejes a calles con vocación comercial clara”, explica el concejal, que espera que el cambio de PGOU abra la puerta en los próximos meses a nuevas viviendas.

stats