El top manta en la calle Compañía desata la queja de los comerciantes

Cada vez hay más vendedores en esta vía y en la plaza de las Flores, dificultando el paso. Los vecinos denuncian que se ponen en la puerta de sus casas y reclaman mayor presencia policial.

Varios de los manteros que están en la plaza de las Flores. /Joaquín Hernández Kiki
Varios de los manteros que están en la plaza de las Flores. /Joaquín Hernández Kiki
Maribel Gutiérrez

19 de agosto 2015 - 01:00

Cada día es más difícil pasear por la calle Compañía y la plaza de las Flores. Sobre todo por el tramo que discurre entre la tienda de cuchillos Serafín y el freidor. Desde hace meses, vendedores del top manta han escogido este lugar para mostrar sus productos, invadiendo incluso el espacio de los vecinos, pues se apostan justo a la entrada de algunos portales.

De eso se queja Rafael, quien dice que "se está produciendo un efecto llamada porque ven que no pasa nada. Antes se ponían en Columela y ahora vienen todos a esta zona". Este vecino de Compañía explica que "suelen ponerse a partir de las dos de la tarde y por la noche. Hasta los domingos a las tres de la tarde, que no pasa nadie por la plaza, se ponen. Aquí no se descansa".

Rafael señala que es una odisea acceder a su casa porque se colocan justo en la puerta. "No te suelen dejar paso o te miran con mala cara. Yo no tengo por qué saltar una manta para entrar en mi propia casa", denuncia.

Y es que cada vez estos vendedores ocupan más espacio para mostrar bolsos, tenis, equipaciones deportivas, dvds, ropa interior... Todo perfectamente organizado y cuidado, sin temer que en cualquier momento aparezcan los cuerpos de seguridad.

Esto afecta también, como es lógico, a los comerciantes. Uno de ellos incluso no se atreve a dar su nombre porque "me han amenazado. Hay noches que me han esperado al cerrar como si esto fuera el Bronx", afirma.

Según este dependiente, "se ponen en la puerta y encima se envalentonan si les dices algo". Reclama la presencia de agentes porque "la policía viene cada vez menos".

En la misma línea se expresa Sara Helmo, dependienta de Cobo Confort, un negocio de calzado ubicado en Compañía. Subraya que "me molestan porque venden los mismos productos que nosotros en nuestra puerta y aunque son falsificaciones, la gente lo que mira es el dinero y al final les compran a ellos".

Para Sara la presencia de estos vendedores "afecta al comercio y es una vergüenza que no se pueda pasar. Entre cruceristas y el top manta no hay calle Compañía y la gente apenas ve los escaparates". Esta trabajadora considera que "es vergonzoso que esto se permita en una ciudad como Cádiz".

Manuel Infante, propietario de la tienda del mismo nombre, advierte que la calle "se está poniendo imposible, no se deja paso al público. Entiendo que las criaturas se tienen que ganar la vida, pero afecta a mis ventas porque impide que el cliente entre".

Confirma que "cada vez hay más manteros y se ponen tanto delante de los locales como de las casas". Para él la solución estriba en contar con agentes de policía de manera constante o que se trasladen a un lugar más amplio y que no moleste a nadie.

Eso mismo opina Antonio de María Ceballos, presidente de Horeca, quien cree que "un buen lugar sería donde se sitúa el mercadillo de los domingos, pero una vez comprobado que están en regla y pagan sus impuestos".

Ceballos considera que "estamos en una sociedad libre, pero todos tenemos derechos y obligaciones". No obstante, reconoce que no ha recibido quejas de los hosteleros de la zona por la presencia de estos vendedores.

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