Un recorrido por la limpieza de la maqueta de Cádiz
El Museo de las Cortes pone en marcha un ambicioso plan de mejora de sus instalaciones y de recuperación de esta pieza histórica
La maqueta de Cádiz, un secreto de Estado
La fotografía de Cádiz de 1779 a través de la Maqueta
La maqueta de la ciudad de Cádiz, expuesta en el Museo de las Cortes, construida por orden del rey Carlos III, guarda hoy en su interior más de un secreto oculto para el público que a diario la visita. Operaciones de limpieza y mantenimiento como la que ahora se ponen en marcha permiten sacarlos a la luz y engrandecer aún más la historia de una pieza única en España y en Europa.
La maqueta ofrece una imagen de la ciudad en 1779. Una imagen y una proyección futura. Cuando se construyó la Catedral ésta aún estaba en obras, la plaza de toros en el Campo del Sur no existía ni tampoco el torreón del frente de la puerta de tierra. Pero sí nos deja ver cómo era la ciudad constreñida en lo que hoy es su casco histórico, rodeada por las murallas y sin muchas de las plazas públicas que hoy dan aire a sus vecinos.
Dentro del proceso de recuperación del Museo de las Cortes de Cádiz, iniciado hace unos meses con la eliminación de humedades, la restauración de los numerosos cuadros que estaban dañados y de una parte del mobiliario también dañado, la recuperación de valiosas piezas relacionadas con nuestra historia guardadas en salas en condiciones muy precarias, y pendiente de ejecutar un ambicioso plan de modernización de todo el sistema expositivo, ahora toca una nueva operación de limpieza y conservación de la maqueta.
Los trabajos se han iniciado esta semana de manos de Pedro Macías, que se conoce este tesoro casi de memoria y que ya trabajo en la restauración que se hizo de cara a los eventos del Bicentenario de la Constitución de 1812.
En esta ocasión la planificación del trabajo, que se alargará durante varias semanas, introduce una importante novedad. Por primera vez se van a exponer al público las principales piezas de la maqueta (350 elementos agrupados en 305 bloques). Serán exposiciones temáticas que el público podrá visitar en la misma sede del Museo de las Cortes a partir del martes 19.
La primera se centra en los espacios constitucionales de la ciudad. Así, para poder llegar hasta la pieza del Oratorio de San Felipe Neri, donde se redactó la Constitución de 1812, Pedro Macías ha tenido que abrir un camino levantando varios edificios, a modo de gran operación urbanística.
Un plano de la maqueta
La reposición, en todo caso, no será complicada. Existe un plano con la ubicación en la maqueta de cada pieza. Estas, también, están numeradas, lo que facilita la operación. Sólo si estamos en días húmedos o con el levante haciendo de las suyas, el encaje puede ser más complicado.
La operación de mantenimiento iniciada ahora por el Museo implica una limpieza en profundidad de todas las piezas, que ocupan más de 25 metros cuadrados de superficie.
El polvo acumulado durante meses y años, desde la última limpieza en profundidad, ha creado en algunos edificios una pequeña capa blanca, a modo de una peculiar nevada, que ahora se está retirando.
A la vez, el restaurador se encarga de pegar aquellas piezas donde la cola (en algunas zonas aún queda la original que se utilizó a finales del siglo XVIII) se ha degradado, recuperando pequeñas piezas que se han caído por este motivo. También se analizará si hay problemas de carcoma, algo que por el momento se descarta.
No se hace, en todo caso, una operación de calado en clave de restauración, como sí se ejecutó en 2012. En aquel momento se llegó a recuperar el plateado que conforma el mar que rodea la ciudad. Este estaba cubierto con pintura azul, que se eliminó para rescatar la imagen original.
Cuando Diario de Cádiz visita los primeros trabajos de limpieza, el pasado martes, Pedro Macías retira la que es su pieza preferida: la Catedral Nueva de Cádiz, y que formará parte de la primera parte de la exposición que se abrirá este martes.
Recuerda la historia de su arquitecto, Vicente Acero, y como el edificio que representa al templo fue construido para la maqueta antes de que el propio templo fuese una realidad. Así, el visitante podrá descubrir que sus torres no tienen nada que ver con las que finalmente se levantaron. Ni la multitud de edificios ubicados en lo que hoy es una plaza.
Macías nos invita a una próxima visita cuando desmonte la Puerta del Mar, ubicada en la frontera entre la plaza de San Juan de Dios y el muelle, donde hoy se levanta, aproximadamente, el monumento a Segismundo Moret.
Esta es una de las piezas de la maqueta que se puede desmontar. Y en su interior, como en una casa de muñecas, se descubre el mobiliario del cuerpo de guardia que allí servía a finales del siglo XVIII, con una minuciosidad sorprendente. Lo mismo pasa con el Pabellón de Ingenieros (hoy, los edificios de la UCA junto al parque Genovés), donde se puede descubrir hasta el acceso a un aljibe y las escaleras del edificio, o el interior de la capilla del Castillo de Santa Catalina, entre otros ejemplos de las sorpresas escondidas de la maqueta de Cádiz.
En los trabajos de restauración y limpieza de este tesoro de la ciudad, que se han ido realizando desde que se instaló en el Museo de las Cortes hace poco más de un siglo, se han encontrado inscripciones y dibujos.
Así, en la restauración del huerto del antiguo convento de los Descalzos, donde hoy se encuentra el Mercado de Abastos, apareció una estrella en el centro del mismo. O una peculiar pintada con los nombres de quienes, en algún momento trabajaron en la maqueta que dejaron su mensaje a la posteridad:
Se compuso este edificio por los operarios
Ángel San Martín-otro, Cipriano López
Mas otro, Manuel Gómez y otro Romualdo Rodríguez.
Ya está la maqueta compuesta
ya podemos caminar
Un burro que nos faltaba
leyendo el letrero está.
El cuidado extremo con el que Pedro Macías realiza su trabajo le lleva incluso a elaborar un producto exclusivo para limpiar la maqueta. Una especie de fórmula mágica que protege el material con el que se han realizado todas las piezas, procedentes de distintos tipos de maderas y, también, de marfil utilizado en la Catedral, en la portada de varios templos y en las garitas de las fortificaciones.
Todo para mantener uno de los tesoros de esta ciudad.
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