"El maremoto de 1755 se va a repetir con toda seguridad"
Expertos señalan que el riesgo de tsunami en Cádiz es muy alto, aunque advierten que es imposible conocer cuando sucederá
El Aula Magna de la Facultad de Filosofía y Letras acogerá los próximos días 29 y 30 de octubre unas jornadas técnicas tituladas 'El riesgo de maremotos en la Península Ibérica a la luz de la catástrofe del 1 de noviembre de 1755', organizadas por el Instituto Español para la Reducción de los Desastres (IERD), la Universidad de Cádiz y el Campus de Excelencia Internacional del Mar (CEI.Mar).
La cita, que comenzará el jueves 29 a las nueve de la mañana, contará con destacados profesionales nacionales e internacionales, de campos como la geodinámica externa, la física, la oceanografía, la sismología, la arqueología subacuática o la historia. Además de las ponencias, el viernes 30 a partir de las cinco de la tarde se iniciará una visita desde el Castillo de San Sebastián, abierta a todo el público, para conocer los lugares en los que impactó el maremoto que sufrió nuestra ciudad en 1755.
Para dar a conocer estas jornadas se reunieron ayer Javier Benavente, director general de Investigación de la UCA y coordinador técnico del CEI.Mar; José Antonio Aparicio, presidente del IERD; y José Manuel Calvo, vicepresidente del IERD y coordinador de Protección Civil en el Ayuntamiento de Cádiz.
Según José Antonio Aparicio "estas jornadas son un reto porque el riesgo de maremoto es muy importante en la Península, pero sobre todo en las costas de Cádiz y Huelva". El presidente del IERD aseguró que, "desde el año 2005 la UNESCO ha mostrado una especial preocupación por tener sistemas de alerta temprana para tomar medidas en sitios de riesgos de maremotos en España, y según datos de su estudio, la vulnerabilidad de la costa de Cádiz capital, de cara a un desastre similar al ocurrido en 1755, es muy grande".
Esta vulnerabilidad es tal que afirma con rotundidad que "el riesgo de que se produzca un tsunami en Cádiz existe, se va a repetir con toda seguridad".
Ante este panorama de alerta, la pregunta inevitable es conocer cuándo sucederá o si es posible preverlo. Javier Benavente señaló que "no podemos saber cuándo se va a producir un terremoto. Si el periodo de retorno te dice que hubo uno hace 100 años, entonces hay una posibilidad entre cien de que eso ocurra, pero realmente es muy complicado saber cuándo va a haber un terremoto acompañado de un maremoto".
José Antonio Aparicio confirmó las palabras de su compañero y explicó que "en el maremoto de 1755 hubo un terremoto antes que todo el mundo sintió, lo que sirvió para que la gente saliera corriendo e intentara ponerse a salvo".
Tras el tsunami de Sumatra en 2004 y gracias a las decenas de videos que dan testimonio de la tragedia, muchas personas piensan que hay señales como la retirada del mar que avisan de que en poco tiempo llegará el desastre. Sin embargo, Javier Benevante comentó que "la idea de la retirada del mar no ocurre en el cien por cien de los casos. Lo que suele llegar primero es la cresta de la ola y más tarde una subida del mar mucho más rápida de lo normal, imparable".
Los periodos de oleaje también pueden variar y no son siempre comparables , pudiendo ser de entre 20 o 25 minutos a una hora. "En Cádiz en 1755 hubo seis golpes de mar antes del maremoto, pero esto mismo podría no pasar de nuevo", sostuvo José Antonio Aparicio.
Ante un hecho de estas características, José Manuel Calvo incidió en la importancia de la seguridad de la población. Explicó que "lo ideal es que la gente se suba a una altura de cuatro pisos o más de un edificio que no esté dañado previamente. Aunque un bloque de pisos esté cerca del mar, el empuje del agua no va a tirar un edificio de hormigón armado".
"Con un tsunami pequeño -continuó- las ciudades se quedarían sin luz, el suministro de agua se vería afectado... Nuestro trabajo no consiste en hacer grandes murallas o diques, si no en conocer los puntos críticos de la ciudad".
Además, subrayó que "es imposible evacuar la ciudad, ni siquiera con el segundo puente. Si todo el mundo cogiera el coche para intentar huir o recoger a los miembros de su familia, se crearían grandes atascos, accidentes, las carreteras se colapsarían y al final las riadas se llevarían los coches".
El coordinador de Protección Civil dijo que "no queremos meterle miedo a la población, pero es importante tener conocimiento y herramientas para saber qué hacer, o mejor dicho, qué no hacer. La gente tiene derecho a saber a lo que se expone".
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