María Abaurrea: La Rectora de Salus Infirmorum
Retratos de otra época
Su infancia le marcó durante toda su vida, una rígida personalidad junto con su disciplina y su capacidad de trabajo
EN este página recorremos hoy la biografía de una persona que durante la última mitad del siglo XX fue una parte esencial en la escuela de Salus Infirmorum, María Abaurrea Alvarez Ossorio.
Era sevillana de nacimiento, pero gran parte de su vida la vivió en Cádiz, donde falleció. Dedicó gran parte de su trayectoria a la Escuela de Salus Infirmorum, por donde pasaron y se formaron numerosas generaciones de gaditanos y gaditanas.
Nació en el seno de una familia acomodada en la capital hispalense en diciembre de 1904. Allí en Sevilla pasó su infancia rodeada de niñeras, lo que le marcaría su rígida personalidad junto a una disciplina y una capacidad de trabajo que le acompañarían toda su vida.
Su adolescencia la pasó entre Sevilla y Sanlúcar de Barrameda, donde veraneaba en una casa en Las Piletas. Realizó sus estudios de Enfermería en plena Guerra Civil, obteniendo el título de enfermera por la Universidad de Sevilla en 1937. Era una persona adelantada a su tiempo y completó sus estudios en la universidad de Lovaina.
Su actividad profesional se inició en el Hospital de La Barzola, en Sevilla. Durante esa época María Abaurrea participó en actos organizados por las Juventudes de Acción Católica, dando un testimonio en la vida pública de su fe, ya que era una mujer con una profunda religiosidad con una gran capacidad de entrega a los demás.
En el año 1953 llegó a Cádiz acompañada de la hermana mayor de Salus Infirmorum, María de Madariaga y Alonso. Y en 1955 se incorpora a la Escuela de Cádiz para asumir las reformas de la Escuela de ATS y la necesidad de incorporar un internado obligatorio para las alumnas, sustituyendo a Isabel García de Polavieja y Derqui, que había sido la rectora de la escuela en esos primeros años.
En 1956 es nombrada Rectora de la Escuela de Salus Infirmorum de Cádiz; de hecho, coloquialmente todos la conocerían durante medio siglo como La Rectora. Ella puso en funcionamiento el internado, que en sus comienzos se estableció en la calle Beato Diego de Cádiz, número 16 Bajo. Posteriormente, adquiere una casa en la calle Delicias, donde permanecerá la Escuela hasta finales del siglo XX. Combinaba la gestión, la docencia y el apostolado con su espíritu inquieto y su curiosidad por formarse y conocer cosas nuevas.
María Abaurrea fue un ejemplo para todas las enfermeras y mujeres del mundo. Sus méritos fueron reconocidos por la Santa Sede, la Armada y el Consejo Nacional de Enfermería. Todas las personas que la trataron elogiaban su inteligencia y su energía.
Fue una trabajadora incansable, impartiendo ya con una edad avanzada diez hasta diez horas de clases semanales. La labor docente desempeñada y la dirección y gestión de la Escuela de Enfermería Salus Infirmoru durante más de 35 años, hizo que este centro formativo alcanzara niveles hasta ser considerado uno de los más prestigiosos de nuestro país.
Falleció en Cádiz el 4 de enero del 2002, en la Casa Oviedo, donde vivió sus últimos años. Se le concedió la Medalla Eclessia e Pontífice por parte del Obispado de Cádiz.
Agradecimiento por la documentación, colaboración y fotografías a Isabel Lepiani, Concepción Mejías y Francisco Glicerio Conde Mora.
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