"Ha sido la mayor satisfacción de mi vida"

Ernesto pérez díaz-alersi. voluntario de madre coraje

Lleva cuatro años pasando su mes de vacaciones en Abancay, Perú, donde presta sus servicios como cirujano Ha atendido a 600 personas sin recursos económicos

Ernesto Pérez posa en las instalaciones de la ONG Madre Coraje, en la calle Pericón de Cádiz.
Maribel Gutiérrez Cádiz

28 de enero 2013 - 01:00

Desde 2009 Ernesto Pérez pasa su mes de vacaciones trabajando como cirujano en la Clínica Santa Teresa de Abancay, en Perú. Allí, ha atendido en los últimos cuatro años a 600 pacientes, desde niños a adultos, siendo 200 de ellos operados por este médico gaditano.

Todo, gracias a la organización no gubernamental Madre Coraje y a su fundador, Antonio Gómez Moreno, amigo íntimo de Ernesto y quien le convenció de que viajara al país sudamericano como voluntario. "Llevo 22 años involucrado con Madre Coraje gracias a la amistad que me une con Antonio y desde siempre he sido socio, pero fue en 2009 cuando me convenció para que prestara mi ayuda de primera mano".

En la organización el cirujano, "ya jubilado, aunque no retirado", puntualiza, trabaja en la clasificación de medicinas. Muchas de ellas llegan a la Clínica Santa Teresa, con la que Madre Coraje tiene acuerdos para enviarles material, medicamentos y personal, como es el caso de Ernesto.

"La clínica se creó hace 45 años como leprosería, pero ahora presta todo tipo de servicios médicos para la gente más necesitada", señala. Cuenta que es un centro pequeño "con instalaciones básicas, que se han ido mejorando poco a poco. Por ejemplo, el primer año que estuvé allí llevé un bisturí eléctrico porque no había ninguno, y hace dos años, gracias a una campaña en la que colaboraron muchas entidades gaditanas, pudimos trasladar un sellador de tejidos con bisturí eléctrico incorporado".

En la clínica Santa Teresa pasa consulta y lleva a cabo operaciones de todo tipo, aunque resalta que lo más común son las enfermedades dermatológicas y parasitológicas.

Abancay, capital del departamento de Apurímac, está situada en la sierra sur de Perú, en la vertiente oriental de la Cordillera de los Andes. Se encuentra a 2.300 metros sobre el nivel del mar y se beneficia de un clima suave,"muy parecido a Cádiz", rememora Ernesto.

Tiene unos 125.000 habitantes, pero para la atención médica "recibe además a la población de las aldeas que están en los alrededores, ya que se encuentra en un valle rodeado de montañas", señala Ernesto.

Según el cirujano, "es una de las zonas más deprimidas de Perú, más del 50% de sus habitantes no tiene ni un dólar al día para vivir", no obstante, dice Ernesto que "la gente es muy agradable y colaboradora, me tratan como a uno más de la familia".

"Cuando sales a las aldeas, perdidas en las montañas -prosigue- te das cuenta de las condiciones en las que viven: en casas de adobe, con techos de uralita, a 4.500 metros de altura... es otro mundo. Pero la gente tiene un espíritu alegre, valoran la vida familiar y son felices con lo poco que tienen".

Por eso, cuenta con orgullo que "en los más de 50 años que llevo ejerciendo como cirujano, ésta ha sido sin duda la mayor satisfacción de mi vida". Como experiencia personal resalta que "atender a gente tan necesitada no se paga con nada. Yo voy allí intentando transmitir el espíritu de Madre Coraje: solidaridad, igualdad y gratuidad".

Y parece que es bien recibido. "Cada año me acogen con pancartas y carteles de bienvenida, y cuando me voy, me piden que por favor tenga un pronto retorno".

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