La medicina preventiva, una herramienta útil para la salud pública
Salud
El servicio, con competencias en el propio hospital Puerta del Mar y en el exterior, se enfrenta ya al reto de los microorganismos multirresistentes
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En general, los resultados de cualquier política de prevención son poco tangibles, pues en la mayoría de las ocasiones no se puede conocer con certeza lo que se ha evitado. Las doctoras Encarnación Benítez y María Victoria García, del Servicio de Medicina Preventiva del hospital Puerta del Mar, conocen bien esta dificultad de visibilización de los efectos de la prevención en el campo sanitario, y lo ejemplifican con un dicho: “Las medidas son desproporcionadas antes de que pase algo, pero cuando ha ocurrido toda parece insuficiente. Nuestro trabajo es el menos visto: si está bien hecho, no hay efectos, no hay infección”.
La especialidad es, en sí misma, una gran desconocida: “Consiste en vigilar e implementar acciones para tratar de evitar o bien que una enfermedad aparezca, en una prevención primaria, o bien que la enfermedad se transmita y aumente la incidencia. La gente lo entiende un poco más a través de las vacunas”.
Es una labor de vigilancia para identificar los problemas, lo que dentro del hospital los convierte en una especie de Pepito Grillo sanitario, una función que realizan con sumo cuidado al tratarse de una labor delicada en un entorno delicado: “Vamos poniendo encima de la mesa las cosas que no se están haciendo adecuadamente. Cuando abordamos al personal, intentamos siempre que no se sientan cuestionados. Porque ellos tienen la mejor intención a la hora de atender a los pacientes, y hay que tener muy en cuenta la presión asistencial que se puede tener en determinados momentos”.
Ambas doctoras coinciden en señalar el gran reto al que se enfrenta en estos momentos la medicina preventiva y, también, la comunidad científica. Un caballo de batalla que amenaza, según las previsiones, con superar en mortalidad al cáncer: los gérmenes multirresistentes. “Será la siguiente pandemia”, advierten para remarcar la gravedad de lo que está ocurriendo: “La mayoría son bacterias que se han hecho resistentes a los fármacos. Y aquí influye todo, no sólo el paciente con su tratamiento.
También los animales, los antibióticos que toman los animales, todos estamos metidos en una misma salud única. Estamos viendo en los hospitales que los brotes se producen por microorganismos multirresistentes, y cada vez quedan menos opciones terapéuticas para tratarlos”. Una labor, en este caso, que se complementa con la del equipo especializado de sanitarios que asesora a los facultativos sobre el uso adecuado de los antibióticos en el sistema hospitalario.
Y también recuerdan ambas doctoras los recortes que la medicina preventiva ha sufrido desde la pandemia, al tiempo que aumentan algunas competencias de su cartera de servicios. Llaman especialmente la atención sobre los equipos de vigilancia que se crearon durante el covid incluso en los distintos distritos sanitarios, con recortes en el personal encargado de hacer rastreos. Había epidemiólogos, psicólogos... Se llegó a disponer de enfermeras especializadas en salud pública. Demandan que a esa labor de vigilancia se le dé importancia y que se respalde con contratos para que la vigilancia se pueda hacer correctamente. Con pandemia y sin pandemia.
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