Medusas en las playas de Cádiz: ¿por qué proliferan en estos días?
Las corrientes marinas y la climatología son algunos de los factores que facilitan que estos animales marinos lleguen a la costa
El jueves festivo se salda con 65 picaduras de medusas en Cádiz
Las medusas están haciendo su agosto en las playas de Cádiz. Desde hace casi dos semanas, estos animales marinos están apareciendo con más frecuencia en las zonas de baño y los usuarios de las playas de la capital han sufrido múltiples picaduras mientras estaban en el agua. De hecho, en los módulos sanitarios de la playa se han atendido a más de un centenar de personas desde el fin de semana del 10 de agosto, al tiempo que en varias ocasiones se ha tenido que izar una bandera alertando a los bañistas de lam presencia de medusas en las playas gaditanas.
Es cierto que este aumento de las medusas en las cercanías de la orilla suele producirse de un tiempo a esta parte cada verano, convirtiéndose en una molestia para los bañistas que deben tomar ciertas precauciones ante unas picaduras cuyas consecuencias suelen ser leves pero que son muy molestas. Pero, ¿por qué esa proliferación? Los expertos no señalan una sola causa, aunque sí hablan de diversos factores que repercuten en esta alta presencia de medusas.
Acudimos a una fuente oficial: el portal web del Ministerio para la Transición Ecológica, que ofrece algunas claves que ayudan a centrar un asunto que, por supuesto, no es únicamente un problema de las cosas de Cádiz y que, por ejemplo, tiene en el mar Mediterráneo o el Cantábrico algunos ejemplos de playas que con frecuencia deben ser cerradas temporalmente al baño por la abundante presencia de estos ejemplares marinos.
"Las medusas -se explica en esta página- tienen períodos de aparición estacional. En las aguas españolas la época de máxima abundancia se sitúa entre el comienzo de la primavera y final del verano, permaneciendo el resto del año en la mayoría de las especies en forma de pólipo en el fondo o de huevos de resistencia en el plancton. Las medusas, al ser organismos planctotróficos, se concentran en zonas ricas en plancton que con frecuencia se encuentran cercanas al talud continental donde, además, se lleva a cabo su reproducción. La producción de medusas es muy variable, por lo que fluctúa mucho de un año a otro aunque en las especies mediterráneas suele coincidir con los inicios de la primavera. Asimismo, su presencia en las playas, así como su abundancia, depende de determinadas condiciones meteorológicas: lluvias, vientos, corrientes marinas, etc. En algunas ocasiones se forman enjambres".
"Con cierta frecuencia las costas del Mediterráneo se ven afectadas por la presencia de enjambres de medusas, transportadas hacia las playas y calas por los vientos y corrientes marinas. Su concentración en estas zonas, de carácter a menudo impredecible, puede afectar a un número importante de personas con la consiguiente demanda de asistencia sanitaria. Así, cada verano se cifra en varias decenas de miles las incidencias atendidas por los servicios de salvamento y socorrismo en las playas españolas".
También el Ministerio da algunos consejos sobre cómo actuar en caso de un bañista perciba la cercanía de algún ejemplar: "Lo más aconsejable es no bañarse. Además hay que prever las picaduras mediante la utilización de cremas solares que nos aíslan del medio externo. Si estamos en el agua, no hay que ponerse nerviosos. Alejarnos lentamente de la medusa, sin movimientos bruscos que podrían favorecer que los tentáculos interactuasen con nuestro cuerpo. Las medusas nunca 'atacan', nos pican porque nos encontramos con ellas. Se pueden apartar con la palma de la mano empujándolas lentamente por la parte superior de la umbrela donde hay menor concentración de células urticantes".
Y si, por mala suerte, se sufre alguna picadura: "Si nos ha picado una medusa lo primero es salir del agua y eliminar de la piel los restos de tentáculos si son visibles. No lavarnos con agua dulce, siempre con agua marina. No rascarse ni frotarse la piel con toallas u otras prendas. Aplicar frío sobre la zona picada mediante una bolsa de plástico con cubitos de hielo durante unos 15 minutos. De esta manera evitaremos que el veneno pase al riego sanguíneo. Lavarnos después la herida con tintura de yodo o una crema antihistamínica para evitar las infecciones. Cuidar la herida hasta que cicatrice y sobre todo intentar evitar que nos vuelva a picar una medusa el resto del verano. Si fuera así las consecuencias pueden ser mucho peores ya que el cuerpo ha quedado sensibilizado al veneno y la reacción es de tipo anafiláctico. Si persisten los problemas acudir a un centro hospitalario de atención primaria".
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