El miedo al fracaso, la falta de financiación y las necesidades familiares, frenos de la mujer a la hora de emprender

El Centro de Transferencia Empresarial El Olivillo acoge la presentación del estudio 'El emprendimiento femenino en Cádiz', de la alumna de la UCA Laura Rubiales

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Laura Rubiales, presentando su estudio en El Olivillo.
Laura Rubiales, presentando su Trabajo Fin de Grado en El Olivillo. / Lourdes de Vicente

La sala Imagina del Centro de Transferencia Empresarial (CTE) El Olivillo, de la Universidad de Cádiz, acogió este miércoles la presentación del estudio 'El emprendimiento femenino en Cádiz', un Trabajo de Fin de Grado de la estudiante de Administración y Dirección de Empresas, Laura Rubiales. Con el objetivo de apoyar y comprender el desarrollo del emprendimiento femenino en la provincia de Cádiz e identificar cuáles son los factores críticos en este ámbito, la alumna de la UCA ha tomado como principal fuente los informes GEM, que analizan y evalúan la actividad emprendedora, desde 2019 hasta 2022.

A nivel global, Laura señaló que el papel de la mujer tiene cada vez más impacto social y económico en el emprendimiento, aunque en un número mucho menor que el de los hombres. Además, la pandemia del Covid en el año 2020 afectó a un gran número de empresas, pero fue determinante en el descenso de empresas femeninas, que cayeron en picado. Aunque hay muchas jóvenes con buenas ideas y poca renta a la hora de emprender, la realidad es que son las mujeres con estudios y rentas altas las que más ponen en marcha sus propios negocios, sobre todo en los sectores de consumo y servicios. En cuanto a la financiación hay menor acceso a bancos y entidades financieras ante la falta de credibilidad de los proyectos liderados por mujeres, por lo que acuden más a subvenciones y redes familiares.

En la provincia de Cádiz, además, la alta tasa de paro es crítica a la hora de emprender, al igual que el envejecimiento de la población, otro factor determinante. Desde 2019 a 2022, la tasa de actividad emprendedora se redujo dos puntos, pasando del 7,6% al 5,6%, pero subiendo uno en el caso de las mujeres, del 45,4% al 46,4%.

No obstante, sí llama la atención el porcentaje de nuevas empresas creadas por mujeres, ya que en 2019 había un 28,1% y en 2022 se dobló hasta el 56,2%. Aún así creció el miedo al fracaso, pasando del 52,3% en 2019 al 54% en 2022.

Las principales motivaciones de las mujeres a la hora de emprender, según el estudio de Laura Rubiales, son marcar una diferencia en el mundo, ganarse la vida, seguir una tradición familiar o crear riqueza o una renta alta. De todas estas motivaciones, la más importante es generar su propio puesto de trabajo ante la falta de oportunidades.

Si en 2019 el 62% de las mujeres pensaba que emprender era una buena opción profesional que daba prestigio, en 2022 esa percepción bajó hasta el 50%, prevaleciendo la necesidad de contar con una salida laboral.

Un momento de la presentación en el edificio de El Olivillo.
Un momento de la presentación en el edificio de El Olivillo. / Lourdes de Vicente

Tras la presentación, José Sánchez, director general de Emprendimiento de la UCA, afirmó que hay una realidad compleja para las mujeres en el sector del emprendimiento, mucho mayor que la del hombre. Una de las conclusiones que se puede sacar sobre el emprendimiento femenino es que "la mujer tiene una alta motivación para cambiar el mundo, aunque a la vez somos el país con más miedo al fracaso", por ello recalcó que es importante educar desde pequeños a "no penalizar permanentemente el error".

El patriarcado tiene mucho que ver a la hora de poder acceder a la financiación por la falta de credibilidad a la que se enfrentan las mujeres, porquela percepción es que no pueden liderar un proyecto importante. Y a pesar de estos obstáculos y aunque tardan más en emprender, lo hacen con más seguridad y son más resilientes.

Los roles de género, aún muy presentes en la sociedad, también suponen un problema por la falta de conciliación y por la capacidad de sacrificio de la mujer, que es capaz de renunciar a sus propios proyectos para apoyar los de su pareja y cuidar a la familia. Prueba de ello fue la época del Covid, apuntó uno de los asistentes a la presentación de este estudio, cuando muchas empresas lideradas por mujeres cerraron porque ellas optaron por quedarse en casa para que sus maridos pudieran seguir trabajando.

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