Miniatura modernista

Hoy recorremos la decoración de esta singular casa de muñecas y sus diferentes estancias, perteneciente a los coleccionistas de juguetes antiguos Pepe Jiménez y Toñi del Castillo. La casa es de principios del siglo XX y fue realizada en Inglaterra, pero su decoración, tanto en su mobiliario como en sus elementos ornamentales, es española. Para conocerla mejor recordamos un poco el origen de las casas de muñecas.

Las primeras casas de muñecas aparecen en el norte de Europa sobre el siglo XVI. En sus inicios se utilizaban como objetos decorativos donde se mostraba una forma de vida. Ya a finales del XIX comienza a verse con más frecuencia las casas de muñecas en Francia e Inglaterra y entre las clases burguesas españolas, empiezan a utilizarse como juguetes. A mediados de los años cincuenta del siglo pasado dejan de ser un capricho de las clases privilegiadas. Muchos ebanistas, algunos de renombre, son los que se encargan de la construcción de estas casas, que aún muchas de ellas se conservan en colecciones privadas o museos.

La casa que se puede apreciar en estas páginas está realizada en un mueble y en sus laterales tiene unas ventanas por las que  reciben luz natural las diferentes habitaciones. La vivienda refleja la forma de vida de la época en ocho estancias: el comedor, el salón de música, la sala, el dormitorio principal, el dormitorio de invitados, el oratorio, el baño y la cocina.

Para la decoración de sus paredes se utiliza el papel, muy frecuente en la decoración de ese periodo. En su mayoría provenía de Francia e Inglaterra.

El salón de música o del piano era una de las estancias mas frecuentadas en las familias para su tertulia después de cualquier comida. Lo protagoniza, obviamente, un piano al que acompañan mecedoras, sillerías Thonet y maceteros modernistas. Todo ello iluminado por una lámpara modernista que cuelga del techo. 

El dormitorio principal, también de estilo modernista, lo ocupa en gran parte una cama acompañada de dos mesillas de noche. Junto a ellas se ubica un armario con una puerta de espejo del mismo periodo. Una original y cuidadosa moldura en rojo y verde delimita la decoración de la pared con el techo. La lámpara que cuelga del techo la cubre un textil en seda verde.

En la parte central del dormitorio de invitados luce una cama de hierro acompañada de una mesa de pino pintada en tono rosa sobre la que se apoya una pequeña lámpara de opalina. Mesas veladores y una alfombra de nudos completan la decoración de esta habitación.

El salón tiene una sillería de los años veinte del siglo pasado tapizada en terciopelo azul. El sofá, de mayor tamaño, incluye un espejo biselado en su decoración.

El comedor está compuesto por una mesa central de pino, posiblemente inglesa, acompañada de una sillería con sus cojines de la misma tonalidad que su mobiliario. A ello le acompaña un aparador y un trinchero modernista sobre los que descansan diferentes objetos decorativos de la época. Algunos cuadros ornamentan sus paredes. 

La cocina se diferencia del resto de las demás estancias por los elementos que la decoran. Se utilizan el hidráulico en sus suelos y las maderas de pino en su mobiliario. Una gran mesa tocinera de pino se ubica en su parte central y una pareja de muebles auxiliares de pino, en sus laterales. Cacharros de madera, cobre y latón se colocan encima de sus muebles. Se utiliza el azulejo para la pared del fogón. El mimbre y el textil de lino acompañan en esta decoración. 

El baño es una de las zonas más singulares de esta casa. Una gran bañera de estilo romano, junto con el retrete y el lavabo, separado todo del exterior con una bonita celosía de madera. 

El cariño y el mimo que ha puesto cada generación en la conservación de esta casa ha hecho que haya perdurado en el tiempo.