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El arte de crear músicaPablo Gallardo ha inventado una guitarra de tres cuerdas para aprender a tocar una canción en media hora

El luthier gaditano, en su taller ubicado en el Castillo de Santa Catalina. / Jesús Marín
Maribel Gutiérrez

04 de agosto 2018 - 01:37

Cádiz/Sucede que a veces no le damos importancia a los objetos que llegan a nuestras manos. Los tocamos y usamos sin preguntarnos de dónde vienen, cómo han llegado a tener esa forma y cuánto tiempo habrán tardado en terminarlo. Eso no es posible en el taller de Pablo Gallardo, donde cada pieza, cada explicación y cada detalle atrapan tu atención.

Ecoluthier nació en el año 2011 gracias a la curiosidad de este gaditano, y su historia, como la de otros muchos músicos, surgió del Carnaval de Cádiz. "Yo salía en la comparsa de Jesús Bienvenido, donde utilizábamos instrumentos con materiales reciclados que construíamos entre todos, aunque al final era yo solo el que los hacía". A eso se sumó ganar un concurso en el Conservatorio de Música Manuel de Falla, donde estudiaba su hija. "Nos propusieron hacer una flauta con materiales reciclados y quedamos los primeros porque era la única que afinaba. Ahí pensé que podría dedicarme profesionalmente a esto".

Esa es una parte de su taller. La otra, la clásica de luthier, tiene un origen algo peculiar. "Yo tocaba la guitarra, tenía una, pero no me gustaba cómo sonaba. Al haber estudiado carpintería, un día me atreví, le pegué dos martillazos y la partí. Así descubrí que llevaba toda la vida tocando la guitarra pero no sabía cómo era una por dentro. Todo fue por casualidad. Me gustaban tanto la madera y la música que al final las uní", explica.

El taller de Pablo en el Castillo de Santa Catalina es un buen muestrario de lo que este artesano puede llegar a crear: saxos con tubos de pvc o cobre y lengüetas hechas con globos; violines con sartenes o botes de detergente; violonchelos con latas de aceite; guitarras con cajas de fruta o de galletas; un bajo con una tabla de lavar y un barreño de zinc; una zanfoña medieval con una bicicleta, una lata de aceite y una cuchara grande de madera... Cada año imparte talleres para niños, que son capaces de montar un saxofón o una flauta en unas pocas horas.

En su búsqueda incesante por innovar, Pablo ha inventado una guitarra de tres cuerdas pensada para el aprendizaje rápido de los pequeños y de los adultos que lo deseen. "Una guitarra normal tiene seis cuerdas y tantas posiciones como acordes. Cada acorde tiene una posición diferente, si hay siete acordes mayores hay siete posiciones, y si hay siete acordes menores hay siete posiciones, por lo que tienes que aprender 14 acordes para tocar dos canciones, algo que se consigue en muchísimos meses".

Su guitarra de tres cuerdas "está simplificada al máximo y da un acorde limpio. Los acordes están compuestos por tres notas musicales: la tónica, su tercera y su quinta, lo que quiere decir que con solo tres cuerdas ya tenemos cualquier acorde mayor o menor. Con un dedo ponemos todos los acordes mayores y con otro los menores. Y con esas dos posiciones podemos tocar todas las canciones que existen y que nos podamos inventar".

Su método logra que cualquiera pueda tocar el tema que quiera "en media hora". Las posiciones se siguen por los colores del arcoiris, que están relacionados con las notas musicales, ya que cada color vibra en la misma frecuencia que una nota. "Un niño puede aprender una canción sencilla en 15 minutos, algo que les motiva muchísmo porque siempre buscan resultados inmediatos".

Pablo ha puesto en marcha en la web www.verkami.como un apartado llamado 'Goch guitar', donde busca apoyo a través de una campaña de crowfunding. Estos instrumentos, únicos en el mundo, se pueden conseguir por 95 euros, aunque hay varias modalidades de aportación para conseguir que su proyecto sea todo un éxito.

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