Navidad en Cádiz: más que un derroche, una oportunidad para la ciudad

EL PASEANTE

Por primera vez, el Ayuntamiento se vuelca en la celebración de estas fiestas

Una apuesta que, bien ejecutada, puede mejorar la imagen y la economía de la ciudad

Toda la programación de Cádiz en la Navidad 2024

La espectacular iluminación navideña en la calle Columela de Cádiz.
La espectacular iluminación navideña en la calle Columela de Cádiz. / Lourdes de Vicente

EL Carnaval es la fiesta de Cádiz por excelencia y su influencia se extiende durante los doce meses del año. Parece que no hay nada más. Hay Carnaval incluso en el Paseo Marítimo durante el verano. La Velada de los Ángeles, la versión gaditana de los festejos tradicionales en otras ciudades y pueblos de la provincia, nunca llegó a ser competencia y los intentos por revivirla con los primeros ayuntamiento democráticos fracasaron.

La presencia omnipresente del Carnaval no ha ayudado a potenciar otros planes lúdicos y culturales de la ciudad. Proyectos que sin duda hubieran ayudado a enriquecer Cádiz en todos los aspectos: en su imagen exterior, en la atracción de nuevos visitantes, en los ingresos para su hostelería y para el sector hotelero, con todo lo que ello hubiera supuesto para la creación de empleo.

Las fiestas de Navidad y Reyes Magos siempre han pasado a lo justo por la ciudad, en cuando apuesta del Ayuntamiento. Iluminaciones y exornos parcos, atracciones escasas y una cabalgata siempre mejorable. Nunca ha existido una tradición en Cádiz respecto a estas fiestas, porque nunca se ha impulsado la misma. Todo lo contrario, por poner ejemplos cercanos, al mimo que se le da en Jerez y al que se le está dando desde hace unos años en San Fernando.

Ahora, en estas navidades de 2024, el gobierno municipal de Bruno García parece dispuesto a dar un vuelco a esta situación. Por primera vez en la etapa democrática, y nos podemos alargar también unas cuantas décadas más, Cádiz va a descubrir lo que es vivir la Navidad con intensidad.

Esta apuesta se concentra en buena parte en la iluminación extraordinaria y en los exornos que se han instalado en numerosas calles, plazas y avenidas. La inversión ha sido cuantiosa hasta el punto que su coste ha provocado una cierta polémica animada por la oposición municipal. Una iluminación que viene firmada por la empresa líder nacional en el sector y una de las referentes en todo el mundo: Ximenez Iluminación.

El resultado ya es visible. La tristeza que ofrecían todas estas calles en pasadas fiestas se ha tornado en un espectáculo de luces y de exornos, preparado también para adornar durante el día, de primer nivel.

El experimento de la plaza de España

Todo ello se ha completado con parques navideños en las plazas de San Antonio y España. En el primero de los casos forma parte de la normalidad, aunque notablemente mejorado tanto en contenido como imagen, pero en el recinto peatonal a pie de la Diputación, supone su puesta de largo tras la reforma realizada en todo el recinto durante el anterior mandato de gobierno municipal.

La plaza de España sigue siendo el gran recinto público pendiente de implicarse en la vida de la ciudad. De lo visto en esta primera jornada iluminado el resultado es espectacular. Tanto los exornos navideños como la iluminación de colores de buena parte del alumbrado. Queda por dar un empujón, para el próximo año, en el carácter tradicional de los parques navideños, donde hay presentes puestos muy diversos que complementan las atracciones infantiles. Todo el espacio frente a Diputación y frente a la Casa de las Cinco Torres queda libre para esta apuesta tan relevante.

Y junto a esta apuesta por la plaza de España, los no menos espectaculares árboles de colores en el frente de Puerta de Tierra.

Ya puestos, habría que pensar en reducir algo el tamaño de la gran bola de Navidad que alumbra la plaza de la Catedral, pues se come la fachada del primer templo de la diócesis.

Con todo, nadie podrá discutir que Cádiz ha ganado muchos enteros en una fiesta que antes se ignoraba.

Que ha costado dinero, es cierto. Pero nos podíamos haber quedado como antes (es decir, en la nada), podíamos haber invertido un poco más (es decir, para cumplir con el expediente). O se podía haber apostado en condiciones, que es lo que al final se ha hecho.

Ambición para hacer progresar la ciudad

Está claro que para que algo salga bien no se puede ir de rácanos. Hay que ser ambiciosos. Una ciudad evoluciona, crece, se afianza como tal si se invierte en ella. Ya hemos tenido años de experiencia de cómo el gasto cero ha afectado a nuestro presente. También está claro que hay que saber gastar.

Visto lo realizado, la apuesta por la Navidad de 2024 no se puede considerar como un derroche para la ciudad y sí como una gran oportunidad.

Su resultado no se verá en este año. Queda por promocionar la ciudad y decir, más allá de nuestras fronteras, que aquí se celebra bien la Navidad; queda por perfilar mejoras tanto en la programación como en los elementos físicos que la acompañan, y quedan por completar esta oferta lúdico y cultural con la apertura de las fortificaciones como referentes de nuestra historia.

Para ver los efectos que en nuestra economía (y empleo) y en nuestro desarrollo van a producir esta apuesta por la Navidad, hay que esperar uno o dos años más. Y aquí también hay que ser ambiciosos y hábiles a la hora de vender al resto del país que “aquí estamos disfrutando de esta fiesta”. 

En esta apuesta el comercio de la tierra y su hostelería deben de jugar un papel esencial. Al fin y al cabo, si se gana esta apuesta ellos van a ser los primeros beneficiarios. Su implicación (y aporte económico para los gastos municipales, como pasa en otras ciudades) es esencial.

De esta forma, Cádiz unirá su renovada y potenciada Navidad al Carnaval como fiesta referente de la ciudad. Y en lista de espera, las celebraciones de nuestra historia trimilenaria, tras el primer capítulo fenicio.

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