La Navidad más dulce de Cádiz
La Fundación Cajasol mantiene un año más el evento ‘¡Qué rico, Dios mío!’ con productos elaborados en conventos de clausura
Algo que no puede faltar en cualquier Navidad que se precie es el dulce. Manjares especialmente reservados para estas fechas y productos elaborados de las más tradicionales maneras y con las más antiguas recetas que florecen cada mes de diciembre para endulzar los prolegómenos de la Nochebuena, el Año Nueva y la llegada de los Reyes Magos.
Cádiz sigue también sin faltar a esta cita con los mejores paladares navideños, manteniendo un año más su evento ‘¡Qué rico, Dios mío!’, que saca de los conventos de clausura de la provincia (y más allá de ella) algunos de los divinos sabores para ponerlo a disposición de la ciudadanía; una actividad que sirve para ayudar al sostenimiento de conventos y monasterios y para poner en valor la repostería que allí se sigue realizando hoy en el modo que siempre se ha hecho.
La sede de la Fundación Cajasol es la sede, un año más, de ‘¡Qué rico, Dios mío!’, que a lo largo del puente ha abierto sus puertas y que permanecerá abierto hasta el próximo domingo, 15 de diciembre. Todo ello de la mano de la Archicofradía del Carmen, que junto a la fundación siguen haciendo posible esta tradicional cita que tuviera sus inicios en la Diputación Provincial.
En esta ocasión, se reúnen en la plaza de San Antonio dulces traídos del convento de San Cristóbal de agustinas en Medina, del convento de Jesús Nazareno, de las agustinas recoletas de Chiclana con sus populares tortas de almendra; de las mercedarias de Arcos de la Frontera; del convento Regina Coeli de las clarisas de Sanlúcar; o del monasterio del Espíritu Santo de las comendadoras de El Puerto de Santa María. Junto a ellos, un guiño carmelita que aporta la cofradía con delicias traídas desde Úbeda, donde las carmelitas descalzas trabajan el obrador del monasterio de la Purísima Concepción.
Pestiños, polvorones de almendras, roscos de vino, yemas, trufas, tejas, magdalenas, pastas y otros tantos privilegios conventuales a la mano de todos los que visiten Cajasol en estos próximos días. Una apuesta para hacer más dulce, si cabe, la Navidad.
Esta propuesta forma parte de la amplia programación que la Fundación ha diseñado para estas fiestas de Navidad.
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