Cultura del Flamenco, Cultura de Cádiz

Nueva asignatura

La aportación de la ciudad al arte flamenco es tan definitiva en su origen y desarrollo que la asignatura que se implantará el próximo curso es una oportunidad para estudiar nuestra historia

El flamenco inicia el camino desde el salón de actos a las aulas

Una imagen del Centro Flamenco de la Merced, en el barrio de Santa María.
Una imagen del Centro Flamenco de la Merced, en el barrio de Santa María. / F. C.

Cádiz/Que los niños y las niñas de nuestra tierra “terminen la enseñanza obligatoria sin un minuto de flamenco en sus temarios” no sólo es, como apunta Paco Perujo, “una batalla que hay que dar desde la educación” para la creación “de nuevos públicos”, sino una falla importante en el propio conocimiento de la historia de su territorio si, precisamente, de Cádiz hablamos. Y es que nuestra ciudad y los puertos (el entorno de la Bahía), junto con Jerez y Sevilla, conforman el triángulo que dio origen a lo que es conocemos como flamenco siendo Cádiz cuna de palos, artistas y templos flamencos que han maravillado al mundo.

Cultura del Flamenco, la nueva asignatura que los escolares de 3º de la ESO podrán elegir como materia optativa para el curso que viene en los centros educativos andaluces, es, para nuestro orgullo, Cultura de Cádiz. Y aunque todavía no esté definido su contenido, ofrecemos cinco consideraciones –entre el millón a tener en cuenta– que las lecciones de Cultura del Flamenco que se impartan en Cádiz no deberían de pasar por alto:

  1. Origen: señalar la propia cuna del flamenco tal y como hoy lo conocemos nos lleva, como hemos dicho, irremediablemente a la comarca cantaora que conforman Cádiz y los Puertos, junto a Jerez y Sevilla. Pero, incluso, remontándonos al pasado protoflamenco de este arte podríamos trazar cierto hermanamiento con aquellas Puellae Gaditanae. Las bailarinas de Gades que hicieron furor en Roma y el resto del imperio con sus palmas, sus traviesos y juguetones pies, por sus crusmata baetica (castañuelas de metal) y caderas cimbreantes, como se recogen en textos de Juvenal o Marcial que incluso pone nombre a una de ellas, Telethusa. Así, aunque muchos siglos distan de entonces hasta finales del XVIII-XIX (cuando explota el flamenco), no estaría demás una clase de Cultura Flamenca en el Teatro Romano de la ciudad para, a partir de ahí, comenzar a hablar de las verdaderas referentes gaditanas desde Rosario la Mejorana (Barrio la Viña, 1858), auténtica revolucionaria del baile flamenco que más tarde se convertiría en la madre de la gran Pastora Imperio a los actuales valores como Sara Baras o María Moreno.
  2. Espectáculos señeros: Varios son los hitos flamencos que se producen en Cádiz. Desde el debut de grandes artistas a la consagración de otros tantos. Pero en esta asignatura de Cultura Flamenca no estaría demás acordarse del espectáculo que elevó a la gloria a Encarnación López La Argentinita, es decir, Las calles de Cádiz, donde se incorporó su hermana Pilar, además de una serie de artistas gitanos gaditanos como unos jovencísimos Jinetos y un ya mayor Ignacio Ezpeleta. Un espectáculo completamente innovador para la época tanto en algunas de sus coreografías com en su final (hoy tan instaurado en el espectáculo flamenco) y que contó con el libreto del torero Ignacio Sánchez Mejías, con la colaboración de Federico García Lorca. Otro hito fue el Concierto de Santa Cecilia de 1922, un encargo de Manuel de Falla al empresario gaditano Álvaro Picardo, tras la insatisfacción del músico gaditano por el Concurso de Granada, que contó con los hijos de Enrique el Mellizo en una noche histórica para el cante jondo.
  3. Los nombres: Claro, habría que aclarar a los escolares quién es Enrique El Mellizo, Aurelio Sellés, Manolo Vargas, La Perla de Cádiz, Adela la Chaqueta, Beni de Cádiz, Chano Lobato, Juan Villar... Cantaores y creadores de estilos definitivos para el arte flamenco. Por supuesto, Camarón de la Isla, Paco de Lucía, y Manolo Sanlúcar, totems indiscutibles en la sublimación del flamenco e hijos de la provincia de Cádiz, deben ser materia de estudio obligatoria.
  4. Palos: No es que sólo por el puerto de Cádiz entrara la guajira y toda la constelación de cantes de ida y vuelta que engrandecen la nómina cantaora del flamenco. Es que de Cádiz y los puertos vienen las alegrías, las chuflillas, la renombrada malagueña del Mellizo, la soleá de Cádiz,los aportes indiscutibles a las seguiriyas... Los profesores de música de Cultura del Flamenco pasarán, sí o sí, por Cádiz.
  5. Pasear la ciudad que existe y la que no: El flamenco es identidad y territorio. Una clase de Cultura del Flamenco puede ser un acercamiento a las peñas vivas (Juan Villar, Perla y Mellizo), a los barrios de la Viña y Santa María (donde hasta lo niños te cantan, o te cantaban, por alegrías) pero también explicar qué era el Matadero, la Privadilla, la Parra Bomba o un patio de vecinos. Que el flamenco, en la maravillosa Cádiz, sin guetos ni extrarradio, ha estado abierto a todos.
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