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El obispo Zornoza: "Necesitamos un cambio de mentalidad"

El responsable de la Iglesia gaditana publica una carta pastoral con motivo del inicio de curso, en la que invita a celebrar el Jubileo de 2025 y el 75 aniversario del Dogma de la Asunción

El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, en la entrevista concedida a este periódico. / Julio González

“No es fácil vivir en este tiempo. Nuestro mundo padece por la precariedad laboral, la división política y social, la desigualdad, la dificultad de una vivienda digna, las rupturas familiares, la soledad, la falta de sentido en la vida, la presión de las ideologías, y tantas otras dificultades relacionadas con la salud, la enfermedad, o el desarraigo como consecuencia de la emigración”. El obispo Zornoza describe así los problemas cotidianos “de esta sociedad doliente”, en medio de la cual considera que los cristianos “estamos llamados a ser testigos de la redención de Jesús, Nuestro Señor, crucificado y resucitado, que sale al encuentro de cada persona para invitarle a encontrar en El el sentido de la vida y la respuesta a las diversas dificultades, sufrimientos y problemas que nos atenazan”.

Para ello, está convencido Zornoza de que “necesitamos un cambio de mentalidad” para conseguir “nuestra propia transformación y la de las estructuras de la Iglesia”. Así lo manifiesta en la carta pastoral que ha publicado con motivo del inicio de curso, y en la que avanza que la diócesis vivirá intensamente el Jubileo de la Esperanza y el 75 aniversario del Dogma de la Asunción.

En esta carta pastoral de inicio de curso, el obispo pregunta “cómo ofrecer oasis de frescura y sentido, de crecimiento personal y fraternidad, en medio de los desiertos del mundo herido por un humanismo inhumano, fruto de una cultura neopagana que pretende vivir como si Dios no existiese”. Y lo hace en boca “de los jóvenes que buscan a Dios con sincero corazón, pero también los matrimonios preocupados por su propia fidelidad y la educación de sus hijos, y los sacerdotes, con frecuencia poco reconocidos en su labor ministerial y presionados por los medios de comunicación; y los educadores cristianos de las escuelas y universidades, los catequistas y agentes de pastoral, los entregados a labores de caridad y voluntarios de nuestra acción caritativa y social”.

En respuesta a esta pregunta, invita a crear “verdaderos ‘hábitats’ para vivir la fe, pequeñas comunidades creativas -¿por qué no cada parroquia?- capaces de visibilizar la novedad de la vida cristiana en contraste con los criterios del mundo”. Y pide también Zornoza “fomentar la gracia del perdón a través del sacramento de la penitencia durante el año jubilar, contando con la necesaria atención al confesionario por parte de los sacerdotes, así como de la catequesis sobre la reconciliación y las oportunas celebraciones comunitarias de la penitencia”.

Junto a ello, llama a estar pendientes de los necesitados, “especialmente solícitos con Cáritas, donde la Iglesia diocesana se desvive por cuantos necesitan nuestra ayuda, y colaborando en las delegaciones diocesanas de atención a los presos, emigrantes, enfermos, personas mayores, familias en exclusión...”. “Os exhorto a intensificar aún más los esfuerzos de caridad y atención a los pobres, emigrantes y necesitados de todo tipo. Y a que nos desvivamos con los ancianos solos, con los emigrantes y refugiados, con los enfermos, sin trabajo o sin hogar, desorientados... para que llegue a todos el consuelo y la esperanza”, concluye Zornoza en relación a ese Jubileo de la Esperanza que la Iglesia celebra en 2025.

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