"Fue la obra a la que más amor le tuvo mi padre"

Alberto Scalla, hijo del ingeniero que dirigió la construcción, rememora las anécdotas que le contó

Alberto Scalla posa con una fotografía antigua ante la torre que construyó su padre.
Alberto Scalla posa con una fotografía antigua ante la torre que construyó su padre.
V. León Cádiz

28 de enero 2015 - 01:00

Una fotografía muy antigua de las torres de la luz de Cádiz acompañaba a la familia del ingeniero Remo Scalla allá por cada uno de los hogares a los que fue destinado en su prolífica trayectoria profesional. Su hijo, Alberto Scalla, cuenta que su padre llevaba esta sofisticada y ambiciosa obra en su corazón. "Fue la obra a la que más amor le tuvo", rememora, entre otras anécdotas de la estancia de su progenitor en la ciudad, concretamente desde el año 57 hasta el 63.

Llegó a Cádiz de la mano del diseñador de las torres, el ingeniero Alberto Toscano, íntimo amigo de su padre desde la infancia. "Por él me llamo Alberto, de hecho". Junto a él construyó la Torre del golfo de Messina, en Italia, y otra de gran envergadura que cruza el Río Orinoco. "Trabajó en tres de las seis torres consideradas como mejores arquitecturas del siglo XX, entre las que se encuentran la de Cádiz". Remo Scalla estaba especializado en torres eléctricas, concretamente de cruces difíciles. "Así que cuando acabó Messina, Alberto lo llamó para trabajar en Cádiz, para que se encargara del montaje y su construcción". En su último trabajo, en Venezuela, le decía a los técnicos que "si he podido con Messina y Cádiz, puedo con el Orinoco", contaba ayer del tesón de su progenitor.

Pero no era amigos de protagonismos, de alardes, sino del trabajo puro y duro. "Hablaba mucho de los riesgos que corrían los trabajadores, de los verdaderos héroes, decía". Así que el día que terminaron esta faraónica obra lo celebraron por todo lo alto, nunca mejor dicho. "Cuando finalizaron lo festejaron subiendo arriba, con unos embutidos, cervezas y unos puros", comenta de un trabajo que hoy le trae a Cádiz, que le ha llevado a cruzar el charco, pues vive en Miami. "Me enteré hace unos días, pero pensé que no podía perderme algo así. Este importante reconocimiento, este homenaje a mi padre, en Cádiz".

Fue aquí donde conoció a su madre, precisamente como consecuencia de esta obra "que fue pionera en muchos sentidos. Entonces no existían los sistemas de seguridad actuales". Aunque la conoció en circunstancias algo fatídicas. "Precisamente se produjo un accidente en la obra y trasladaron a un trabajador que se lesionó. Mi padre iba a ver cómo evolucionaba al hospital de Cádiz. Y allí conoció a mi madre, que cuidaba al accidentado".

Y Remo se enamoró de la enfermera, con la que se casaría, de Cádiz, de España, de la Costa del Sol, donde fijaron una residencia, a la que iba y venía entre los múltiples viajes de una carrera que defendió en siete territorios, y que discurrió por 23 países. "Trabajaba para una multinacional, así que cuando terminaba un trabajo lo mandaban a otro destino".

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