"Estaban ante nuestros ojos"

El historiador Guitérrez Molina recuerda cómo el hallazgo se produjo el día después de que los expertos informaran de los malos resultados a las familias

Bala y fragmento del cráneo de uno de los represaliados donde se puede ver el impacto del proyectil. / Joaquín Hernández Kiki
T. García

26 de junio 2018 - 01:35

Cádiz/La historia tiene "su guiño". Lo que menos esperaba el historiador José Luis Gutiérrez Molina, el resto de integrantes de la Plataforma para la Recuperación de la Memoria Histórica, los familiares y los arqueólogos que trabajan en la localización de la fosa común del cementerio de San José es que sólo un día después de que los expertos informaran a las familias de que no habían encontrado ningún cadáver con signo de violencia tras cinco meses de trabajo, sonara la campana y aparecieran los dos represaliados. "¡Y estaban ante nuestros ojos!", se sorprende.

Y es que, tal y como apuntó el historiador, incluso en las fotografías que salieron publicadas en Diario de Cádiz en el reportaje sobre aquella visita de los familiares a los trabajos en el cementerio de San José el pasado 13 de junio "se puede ver el féretro donde están los dos represaliados, pero por su posición y porque hacía falta limpiarlos y documentarlos nadie ese día se dio cuenta de que en esos restos había evidencias de signos de violencia", relaciona Gutiérrez Molina que reflexiona sobre que "hay muchas veces que no vemos lo que tenemos delante de nuestros ojos".

El Ayuntamiento notificó los resultados al Ministerio Fiscal y al Juzgado de Guardia

La misma sorpresa y emoción fue la que vivió el equipo de José María Gener a la mañana que siguió a la tarde en la que los familiares visitaron el camposanto gaditano dejando en las dos zanjas abiertas por los arqueólogos un poco de su esperanza por recuperar a sus familiares. "¿Recuerdas que en este sondeo número 3 había unos restos pero con la cubierta del ataúd puesta, no? Pues al día siguiente de la visita, cuando vinimos, retiramos la cubierta, seguimos con el trabajo diario, y a primera hora de la mañana salió el primer represaliado", rememora la arqueóloga Fátima Barreiro que al igual que sus compañeros pasaron un mal trago el día anterior cuando les tocó explicar a los familiares "que los resultados de cinco meses de trabajo no eran todo lo óptimo que hubiésemos querido pero que el esfuerzo y el interés por nuestra parte no había decaído en ningún momento".

De hecho, el ambiente que se respiraba durante la mañana de ayer en el cementerio era diametralmente opuesto al que se vivió en la tarde del 13 de junio. Como si los pequeños intervalos de lluvia fina con los que nos sorprendía la mañana de ayer hubieran renovado y limpiado el aire polvoriento y cargado de la calurosa tarde de hace una docena de días.

Hasta la propuesta que entonces lanzó el historiador de que los familiares de las víctimas de represaliados enterrados en el cementerio de San José se constituyeran como asociación parecía coger más brío ayer tras el anuncio de la aparición de dos cadáveres con signos de violencia en el sondeo número 3 de la fosa norte del patio 1, donde también apareció "un fragmento de cráneo que todavía no sabemos si pertenece a algunos de esos dos individuos o a un tercero", explicaron.

El concejal de Memoria Democrática, Martín Vila, también adelantó que tras el hallazgo desde el Ayuntamiento se pusieron en contacto "tanto con la Dirección General de Memoria, como dicta la ley, pero también con el Ministerio Fiscal y con el Juzgado de Guardia para avisarles de que íbamos a hacer las exhumaciones y por si entendían que tenían que intervenir".

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