Okupación exprés en una finca de la calle Botica de Cádiz
Seis familias entraron el pasado viernes por la noche en el edificio que está rehabilitando Procasa y lo abandonaron este lunes por la tarde
Estas personas se habían trasladado desde el bloque de Sopranis, 19 buscando un alquiler social
La mediación de la empresa Desokupamos ha sido fundamental para desalojar la finca
Cádiz/La finca ubicada en el número 29 de la calle Botica, en la que la empresa municipal de vivienda Procasa ha construido 15 pisos que se destinarán a alquiler social, ha sufrido una okupación exprés.
Los obreros que trabajan en la rehabilitación de este edificio se encontraron este lunes por la mañana que seis de las 15 viviendas habían sido ocupadas de forma ilegal por varias familias con un total de 16 menores (dos de ellos bebés). Estas personas llevaban allí desde el viernes por la noche y a última hora de la tarde del lunes, ya habían abandonado el edificio gracias a la mediación de la empresa Desokupamos.
Las familias que entraron en la finca de forma ilegal contaron a este periódico que lo habían hecho porque alguien les había vendido las llaves de los pisos (que todavía no se han entregado a sus propietarios porque la obra está sin acabar) y se habían trasladado allí desde el bloque de Sopranis, 19. Aseguraban que no podían seguir viviendo en esa finca con los niños por las malas condiciones en las que se encuentra el edificio "y porque se han metido toxicómanos y hay peleas continuamente". Decían que unos habían comprado las llaves por 400 euros y otros por 450 euros.
Al pasar las 48 horas de la okupación, llamaron a la Policía Local "para avisar de que estábamos dentro. Pero la Policía vino y se fue sin llamar a la puerta", relataron.
Estas familias sostenían que no se niegan a pagar una renta: "Solo queremos un techo y que nos alquilen algunas de las viviendas vacías que hay en Cádiz".
Desde el Ayuntamiento señalaron que la finca no ha sido aún entregada a Procasa debido a que todavía no han terminado las obras, por lo que eludía responsabilidad alguna sobre lo sucedido. Sólo comentaron que las viviendas de Botica, 29 ya habían sido asignadas a 15 familias y que los servicios legales de Procasa se habían puesto en contacto con los de la constructora (Construcciones Yatecnica SL), que había avisado a la Policía; pero ésta no pudo hacer nada y le aconsejó que acudieran a la empresa Desokupamos.
Desde Yatecnica SL confirmaron que las llaves de los pisos habían sido robadas y que iban a cambiar las cerraduras.
El equipo de Desokupamos llegó a las cinco de la tarde a Botica, 29. Montó un control de acceso a la finca con un vigilante de seguridad y empezó la mediación con los okupas. Según David Hernández, gerente de la empresa, los mediadores les explicaron a las familias que si salían de la finca, ya no podrían volver a entrar y que si se iban de forma pacífica y voluntaria, no se emprenderían acciones legales contra ellos. "Les comentamos que el barrio no estaba conforme con lo que habían hecho y que entendíamos su problema, pero si se quedaban allí, se paralizaría la obra y 15 familias no iban a poder acceder a su vivienda. Además, tal y como está el edificio, es un peligro permanecer allí", relató David Hernández a este periódico.
Mientras se producía la negociación, dos obreros cambiaron la cerradura de la entrada de la finca y aseguraron la puerta con una chapa.
Finalmente, a las ocho de la tarde, las seis familias abandonaron el edificio. Comentaron que el equipo de Desokupamos les comunicó que habían llamado a Procasa: "Nos han dicho que allí tienen una lista con nuestros nombres y nos van a ayudar. Mañana a primera hora vamos a ir a Procasa, a ver si es verdad".
El gerente de Desokupamos negó estas declaraciones, indicando que sólo les habían explicado a estas familias que si están pidiendo un piso y quieren que Procasa les ayude, "lo mejor es no crear un problema a Procasa quitándole la vivienda a otras 15 familias, porque esas viviendas están para entregarse en dos semanas y al final, la solución de seis familias sería perjudicar a otras 15. Además, no tienen ni cocina, ni muebles, ni luz, ni agua ni nada; las escaleras no tienen pasamanos y hay un pozo en el centro. La obra está sin acabar".
Tras la salida de estas seis familias, la finca se ha quedado con un servicio de seguridad privada hasta la entrega de las llaves.
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