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El concepto de movilidad ha cambiado en menos de un lustro. Los desplazamientos por las ciudades, y más en una de tamaño pequeño como la de Cádiz, cuentan con modelos alternativos como el uso de la bicicleta y los patinetes eléctricos, sobre todo a raíz de la entrada en funcionamiento del carril bici generalizado por todo el término municipal urbano.
Sin embargo, toda luz tiene su sombra. La invasión de los patinetes eléctricos ha dado lugar a una difícil convivencia con los conductores de los vehículos a motor pero, sobre todo, con los peatones.
Desde hace unos meses Cádiz cuenta con una Ordenanza de Movilidad donde se regula toda la normativa relativa a los patinetes eléctricos y las bicicletas. Sin embargo, en el caso de los patinetes los incumplimientos son repetidos, algo que todo el mundo puede ver a diario.
La Policía Local, de hecho, durante esta semana terminada ha realizado controles para sancionar aquellos que incumplen con la normativa.
Estamos hablando de vehículos que alcanzan una cierta velocidad pero para los que de momento no es obligatorio tener un seguro ni llevar casco.
El mayor incumplimiento de todos es la circulación por las vías peatonales. La normativa es muy taxativa y es que en esos lugares los usuarios de los patinetes deben bajarse y hacer el trayecto a pie. Sin embargo, nada más que hace falta ponerse, por ejemplo, en la calle Nueva mirando hacia la calle San Francisco para ver uno tras otro a patinetes que circulan a una velocidad considerable sorteando peatones, que muchas veces se sorprenden cuando ven pasar a su lado un vehículo a pocos centímetros de distancia.
Otro de los caballos de batalla son los patinetes compartidos. Este es un tipo de artilugio que es para una sola persona. Sin embargo, se ven a muchísimas personas que llevan a dos usuarios, con lo que las condiciones de buen manejo se reducen mucho. Los hay jóvenes, pero también otros muchos que aprovechan para transportar a sus hijos en patinete al colegio, llevándolos en algunos casos sentados sobre la base.
En algunas zonas de la ciudad se ha reducido la velocidad a 20 kilómetros por hora, como es el caso de La Laguna, entre otras cosas, para que puedan compartir la vía con los vehículos a motor. Esta semana dos patinetes se lo tomaron al pie de la letra pero con una salvedad, iban atravesando toda la calle Pintor Zuloaga a toda velocidad en velocidad contraria saltando de la calzada a la acera según le conviniera.
Al igual que ocurrió con el caso del casco en su día con las motos, tocar el bolsillo es el arma que funciona y, por ello, la Policía Local ha iniciado esta campaña donde se pueden imponer sanciones de hasta 200 euros.
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