Eva, paciente oncológica: “Cuando aceptas la situación, te liberas”

Ante el Día Mundial Contra el Cáncer, que se celebra el 4 de febrero

Esta mujer ha superado un cáncer de mama que afrontó con mucha valentía, pero al acabar el proceso, se vino abajo y acudió a la Asociación Española Contra el Cáncer

Afirma que en la AECC le han ayudado a entender la enfermedad y a "canalizar las emociones de forma óptima, llenándome de esperanza, de apoyo y fortaleza"

Eva en la recepción de la sede de la AECC en Cádiz en presencia de la gerente, María Jiménez (en el centro).
Eva en la recepción de la sede de la AECC en Cádiz en presencia de la gerente, María Jiménez (en el centro). / Lourdes De Vicente
Pilar Hernández Mateo

31 de enero 2021 - 06:00

Cádiz/Eva fue diagnosticada de cáncer de mama en febrero de 2020. Como tenía varios focos tumorales, los médicos decidieron hacerle una mastectomía con la posibilidad de reconstrucción inmediata de la mama. Se operó el 19 de marzo, unos días después de decretarse el estado de alarma y el confinamiento domiciliario por la pandemia de coronavirus. La intervención fue bien y salió de ella con el implante puesto. Debido a que tiene una piel muy fina, poco después de pasar un mes de la operación se le abrió la herida, y en mayo volvió a operarse para arreglar ese problema. Una vez que cicatrizó bien la herida, se sometió a 15 sesiones de radioterapia y empezó con la medicación hormonal que tendrá que seguir tomando al menos durante cinco años. Ahora tiene revisiones periódicos con distintos especialistas.

Esta mujer cuenta que afrontó su enfermedad con mucha valentía y cuando pasó todo el proceso, "me vine abajo y empecé a tener miedo a la muerte, a no ver crecer a mi hijo; no le veía sentido a la vida y, por primera vez, me preguntaba: ¿Por qué a mí?".

Una conocida suya, que es voluntaria de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), le recomendó ponerse en contacto con esta entidad y "un día que estaba muy desesperada llamé, porque el miedo y la ansiedad me nublaban la vista, y no veía una salida". Afirma que llamó a las 12 de la noche y le atendieron, porque el teléfono de atención de la AECC funciona las 24 horas. "Llamé llorando, desesperada, y la persona que me atendió, me escuchó con paciencia y mucha empatía; me tranquilizó y, para mi sorpresa, al día siguiente había un dispositivo de voluntarios alrededor mío".

Recuerda que a la mañana siguiente la llamó una coordinadora que le tomó los datos y le explicó cómo está funcionando la AECC durante la pandemia. "Me preguntó si quería que me llamara una psicóloga y una voluntaria, y dije que sí. Esa misma semana se pusieron en contacto conmigo".

Eva ha sentido mucho calor y apoyo por parte de la AECC: "Me he sentido muy acompañada y han conseguido hacerme ver que es posible salir del cáncer con menos sufrimiento; me han ayudado a entender la enfermedad". Dice que ella siempre pensaba que tenía que tener una actitud positiva porque si no, el sistema inmunológico se vendría abajo, "y la psicólogo me dijo que no, que en la recuperación influye un compendio de cosas, y que somos humanos, que unas veces estamos mejor y otras peor, y que no puedo sentirme culpable por llorar ni por tener rabia".

Agradece este apoyo de la AECC porque "necesitas que te escuchen y te comprendan, más que el ánimo que intenta darte tu familia y la gente que te rodea, que lo hace con la mejor intención". Añade que esta empatía que ha encontrado en la AECC "me ha ayudado a entender que es necesario llorar, que el miedo no es malo, que es mejor no pelearse con las emociones, sino aceptarlas, y me han ayudado a canalizarlas de forma más óptima, llenándome de esperanza, de apoyo, de fortaleza y del convencimiento de que de esto se sale". Manifiesta que incluso teniendo las sesiones online, ha notado el calor y la cercanía.

Destaca que una de las cosas que ha entendido, gracias a la psicóloga oncológica de la asociación, es que "la paciencia también es importante para esta enfermedad, porque a veces te desesperas con el dolor y las molestias, y estas van pasando, y al final llegas a querer y abrazar esa parte que ha cambiado de tu cuerpo. Al principio, yo rechazaba psicológicamente la prótesis, porque me dolía, me molestaba, y cuando aceptas la situación, te liberas". Afirma que le explicaron que tiene que pasar un proceso de duelo, "porque hay una parte de tu cuerpo que te han quitado y ha muerto". Y ante esta situación, "o te victimizas o lo aceptas, y he optado por aceptarlo. El dolor es inevitable pero el sufrimiento es opcional".

Dice estas palabras a la vez que reconoce que no es fácil: "Te lo tienes que trabajar mucho, y tienes días mejores y peores, pero lo importante es luchar. Las personas somos imanes de pensamientos negativos y nos boicoteamos, tendemos al victimismo inconscientemente. Si cambias el diálogo contigo y lo haces de manera más sana, te da una paz y una tranquilidad que no tiene precio".

Afirma que en la AECC le han ayudado a ver todo esto "y a saber que no importa tener días malos; permitírtelo no significa que seas débil".

"Con la AECC es un continuo saber que están siempre ahí y hacen que el proceso se más llevadero"

Manifiesta que esta asociación le ha cambiado la vida "porque yo pensaba que esto lo tenía que afrontar sola". Quiere dejar claro que el equipo médico que la ha atendido "es fantástico y recibo calor cada vez que voy a una revisión", pero esas revisiones son cada seis meses, mientras que con la AECC "es un continuo saber que están siempre ahí y hacen que el proceso sea más llevadero". Añade que siempre que la han atendido, lo han hecho con mucha atención y paciencia, "como si fuera la primera vez que me atienden, como si yo fuera la única".

Comenta que antes de la enfermedad, conocía la AECC pero no sabía cómo funciona. Ahora, para ella "la AECC es sinónimo de excelencia. Lo recomendaría y lo gritaría. Es impresionante en la calidad humana, en la gestión de los profesionales, en la formación que tienen, la especialización. Y se implican mucho, te tratan de manera individual. Además, ofrecen talleres y actividades para mejorar la calidad de vida de los pacientes, y todo de forma altruista". Y es que la AECC no cobra sus servicios, son gratuitos para los pacientes oncológicos, sin necesidad de ser socios.

Eva confiesa que los miedos y la ansiedad aparecen cada vez que le toca una revisión, algo que se ha incrementado con el avance de la pandemia, ya que ahora también se plantea si se contagiará al ir al hospital o si le anularán la cita. Además, en esta última ola, no dejan entrar a ningún acompañante "y te sientes más sola". "A mí, el miedo me hace ver la realidad más oscura, y se me olvidan las preguntas que quiero hacer a los profesionales, pero ya me estoy preparando para la siguiente revisión, porque sé que tendré que estar sola", y en la AECC le están ayudando también con eso.

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