La casa palacio de San Agustín de Cádiz: Una joya recuperada para los negocios y la cultura

Patrimonio| Rehabilitación del casco histórico de Cádiz

La empresa Cápital La Firma concibe un equipamiento que aglutina la labor de esa empresa, un centro de negocios con coworking y espacios para la cultura y el uso ciudadano

Una de las  áreas de Coworking abierto que ofrece en total más de veinte puestos independientes de trabajo.
Una de las áreas de Coworking abierto que ofrece en total más de veinte puestos independientes de trabajo. / Julio González

El piano de Manolo Carrasco que sirvió el jueves para celebrar la vuelta a la vida de la casa palacio de la plaza de San Agustín, frente por frente a la iglesia, supone toda una declaración de intenciones. Esta joya patrimonial que llevaba años cerrada a cal y canto ha sido recuperada y puesta en las manos de un proyecto que supone toda una novedad en la ciudad y que combina ámbitos relativamente tan distantes como los negocios y la cultura.

La empresa que se ha hecho con la mayor parte del inmueble –a excepción de los dos locales de hostelería situados en la planta baja– ha ideado un concepto que sirve para abrir, en definitiva, este edificio a la ciudad; para ponerlo a su disposición. Todo ello alejándose de lo que podía haber sido el destino más básico de la finca, relacionándola a un uso hotelero, comercial u hostelero.

Una de las zonas de oficina propia de Capital La Firma, en la zona noble de la primera planta.
Una de las zonas de oficina propia de Capital La Firma, en la zona noble de la primera planta. / Julio González

La empresa Cápital La Firma es la que se ha hecho con la gestión de las tres plantas superiores de la casa palacio. Se trata de la disgregación de la firma que hasta ahora ocupaba una finca en la esquina de la calle Nueva con Flamenco, al cambiar de rumbo uno de los socios, Manuel Ramírez, que decidió emprender una nueva aventura empresarial apoyado en su familia y manteniendo buena parte de la labor que lleva haciendo 32 años.

“Llevo más de treinta años recorriendo la calle San Francisco arriba y abajo. Y creo que ha llegado el momento de darle algo a Cádiz”, afirma Manuel Ramírez justificando esta arriesgada apuesta que ha realizado en San Agustín.

El concepto que han ideado los inversores gaditanos es habilitar “un centro de negocios vinculado a la cultura”. Un edificio que además de servir para el desarrollo de múltiples actividades empresariales durante la jornada laboral “sea un punto de encuentro cultural”. “Ambas cosas van a ir en paralelo. De ocho de la mañana a ocho de la tarde funcionará como centro de negocios y a partir de esa hora podrá acoger actos, exposiciones, conferencias...”, explica Manuel Ramírez.

Este proyecto se divide en tres bloques que convivirán en esos más de 1.000 metros cuadrados que dispone el inmueble. En primer lugar, la propia actividad de Cápital La Firma, que cuenta con siete empleados y que se ha instalado en el ala de la primera planta más próxima a la plaza de San Agustín. 250 metros cuadrados de oficinas y despachos decorados con los frescos originales de las paredes, que no se han podido tocar.

En la azotea, aún sin terminar, se contempla incluso una zona destinada a  cine al aire libre.
En la azotea, aún sin terminar, se contempla incluso una zona destinada a cine al aire libre. / Julio González

En segundo lugar, el coworking y centro de negocios habilitado en el otro ala de la primera planta y en toda la segunda. Se han habilitado hasta 21 puestos de coworking, divididos en una zona abierta con una quincena de puestos de trabajo y en otra zona semiabierta que tiene otra media docena de mesas. La idea es adaptar los espacios a lo que más interese a esos usuarios de coworking, que pueden ser clientes de unas horas, de uno o varios días, o de manera fija y permanente durante un tiempo más o menos prolongado.

Esto se une a un total de catorce despachos que dan forma al centro de negocios, y que están habilitados para dos, tres o cuatro personas, en función de la estancia. Aunque también se ofrece la posibilidad de unir dos o más despachos si el cliente así lo reclamara.

Los precios de los despachos oscilan los 200 euros por persona, teniendo en cuenta que ahí se incluyen los servicios de luz, agua, limpieza, sistemas de ventilación, seguridad e incluso secretaría; además, se ofrece un acceso personal de cada cliente a su propia red de internet, con un router por cada una de las mesas y despachos que se reparten en las plantas 1 y 2 del inmueble.

La intención de los promotores es que este coworking y centro de negocios sea foco de sinergias que se originen entre todos los usuarios, e incluso que conecten a esos usuarios con los clientes propios de Cápital La Firma. Si algún usuario necesita un servicio que presta o está al alcance de otro usuario, o si un cliente de esta empresa requiere una contratación que pueda ofrecer uno de los usuarios del centro de negocios, habrá un beneficio común. “Esa es la idea”, explica Ramírez. Para ello, además, la casa palacio de San Agustín tendrá la misma web y las mismas redes para todos los usuarios.

La tercera pata del proyecto, la más social y abierta a la ciudadanía, dispone de tres salas de reuniones, una zona de conferencias, una sala para formación y una terraza superior para la que se plantean diversos usos por parte de la ciudadanía. “Todo está claro y decidido, ahora hay que ponerlo en marcha paulatinamente”, concluye Manuel Ramírez al respecto.

El edificio inaugurado oficialmente el jueves está ya a pleno rendimiento, pendiente únicamente de pequeños detalles que ultimen las dependencias, sobre todo relacionado con el diseño, para lo que se han ideado algunos paneles que desarrollen la historia del propio inmueble que hunde sus raíces en el año 1506, aunque sería reconstruido en 1860 y que, entre otros usos de su historia, fue sede de la Casa de Contratación que hace tres siglos dio a Cádiz su mayor época de esplendor en la historia más reciente.

350 metros cuadrados de terraza abiertos a la ciudad

El broche de oro del histórico edificio de la plaza de San Agustín es la terraza que tiene en la planta superior y que también estará disponible al uso de los clientes del coworking y del centro de negocios así como a cualquier ciudadano que solicite alguna de las estancias que se van a habilitar. En concreto, se trata de una azotea de 350 metros cuadrados de superficie con unas vistas espectaculares a la plaza de San Agustín.

Este espacio es objeto de un proyecto al aire libre que plantea diferentes usos. En primer lugar, una zona habilitada para cafés, dirigida a esas reuniones de trabajo más distendidas que los empresarios quieran tener con los clientes. Otra zona que se habilitará se concibe como un espacio chill out donde poder disfrutar de esas vistas o degustar también un café o una bebida.

Otro espacio de esa terraza se va a convertir en un huerto urbano que busca crear una pequeña zona verde para dar más amabilidad al edificio y para contribuir al medio ambiente. “Y si da algún fruto, nos lo comeremos”, bromea Manuel Ramírez sobre este proyecto que quiere tener completamente listo en la próxima primavera, una vez que pasen las bajas temperaturas y las lluvias que deben imperar en esta recta final del otoño y los meses de invierno.

Otra de las curiosidades que incorpora el nuevo centro de negocios abierto en San Agustín es que la fachada del edificio contiguo, de mayor altura que la terraza de la casa palacio, va a ser utilizada como pantalla, habilitando un cine al aire libre que servirá para desarrollar diferentes ciclos culturales relacionados con este arte y eventos similares.

Por último, la terraza podrá ser utilizada como espacio de eventos, sumando una capacidad de hasta cien personas que se quiere ampliar mediante una conexión directa con la sala contigua (que daría otro medio centenar de comensales, aproximadamente). Este servicio permitirá que cualquier ciudadano pueda concertar un evento en la terraza de San Agustín, teniendo que recurrir a empresas de catering porque –al menos por el momento– no se contempla la actividad hostelera abierta al público. Con una única condición: “que no haya niños” por motivos de seguridad.

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