El pánico compartió la madrugada con los vecinos del barrio de Loreto

La Policía investiga las causas de un fuego que “desintegró” 26 motos y provocó daños en 4 bloques

El pánico compartió la madrugada con los vecinos del barrio de Loreto
El pánico compartió la madrugada con los vecinos del barrio de Loreto
Joaquín Benítez

24 de abril 2009 - 01:00

Carlos Haya y San Francisco Javier iban ayer de la mano por el barrio de Loreto. Si el lunes fueron 12 las motos que se vieron afectadas por un incendio que apenas provocó daños materiales en San Francisco Javier, la madrugada de ayer un nuevo fuego sembró el pánico, esta vez en la calle Carlos Haya, en Loreto.

26 motos ardiendo provocaron un fuego de grandes dimensiones que llegó incluso a alcanzar la séptima planta de las nueve que tiene el 1 de Carlos Haya. Una intensa humareda que ennegreció los edificios motivó problemas respiratorios a 12 vecinos del lugar que requirieron atención médica.

Nadie en Carlos Haya olvidará a San Jorge. Al menos saben que su vivencia de este 23 de abril es de libro de terror. Pero Carmen Boza y su marido, no durmieron anoche ya en su casa, en el tercero C del bloque primero. El fuego les comió su hogar.

Heridas en la cara y en la mano derecha le recordarán a Carmen su experiencia. Ella contaba que el ruido la sacó de la cama porque pensaba que era lluvia. Para comprobarlo se acercó al salón pero al intentar abrir las puertas correderas de esta habitación, el calor y el fuego le impactó en el rostro y la alta temperatura del pomo le provocó quemaduras en su diestra. No era lluvia. Carmen abrió las puertas y el fuego se hizo con su casa, de manera que en segundos llegó hasta el cuarto de baño.

Los primeros vecinos que se dieron cuenta del fuego tuvieron la suerte de poder salir por su puerta pero entre 30 y 40 vecinos del más del centenar de familias que tuvieron que ser desalojadas entre los bloques 1, 2 y 3 recibieron la indicación de Policía y Bomberos de que subieran hasta la azotea y de ahí saltaran hasta encontrarse con un edificio cuyos bajos ya no estuvieran afectados por el incendio.

Cada vecino era una historia.Los daños materiales no fueron demasiados. Las fachadas necesitarán una limpieza y pintado y los cristaleros y “persianeros” harán la real con toda esta tragedia que pudo ser más sangrienta si varios vecinos de Loreto no hubieran logrado parar el fuego quitando de enmedio varias motos, provocando así una especie de cortafuegos que evitó algo peor.

En cuanto a las causas, como decía allí la Policía Local, “una moto no arde sola”. La Policía Científica buscaba algún indicio que les pusiera sobre la pista de algo. Pero sus caras y sus guantes ennegrecidos por el hollín no predecían nada esclarecedor.

El lunes fue San Francisco Javier. Ayer, jueves, Carlos Haya. “No sé si lograremos dormir tranquilos después de lo vivido”, comentaba otro de los vecinos, esta vez del 3 de esta calle.

En el primero C de este bloque vive una pareja con dos niños, una niña y un niño adolescentes. La mujer ejerció ayer de ángel de la guarda además de como madre porque cuentan testigos presenciales que “arrancó” de la cama a su hija justo en el momento en el que estalló una cristalera sobre su cabeza. Pudo ser peor.

Mientras tanto, ayer por la mañana los vecinos maldecían a los que dejaban allí sus motos “porque sabíamos que esto iba a pasar algún día”. Pero ellos no son los culpables y la Policía Científica así lo demostrará cuando pronto se esclarezcan las causas y se logre así evitar que la madrugada de Cádiz arda de nuevo.

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