El parque eólico marino de Cádiz sería casi tan extenso como todo su término municipal
Polémico proyecto
Su entorno, en plena bocana del puerto, estaría restringido al tráfico de buques y a la navegación deportiva
Sus promotores prevén "un incremento de personas en la zona asociado a puestos de trabajo" pero no dan ninguna previsión concreta de creación de empleo
Los técnicos admiten que se producirá una disminución de la calidad del aire durante su construcción y ruidos durante su funcionamiento, pero dentro de lo legal
Cádiz/El parque eólico marino que pretende implantar una empresa a seis kilómetros de playa de La Caleta, frente al Castillo de Santa Catalina, y a unos cuatro de la playa de La Costilla, en Rota, tendría una superficie de 11,42 kilómetros cuadrados, de manera que sería casi tan extenso como el propio término municipal gaditano, que ocupa 13,3 kilómetros cuadrados.
El área de alrededor del parque, cuya ubicación se propone en plena bocana de entrada al Puerto de la Bahía de Cádiz, “estará cerrada a actuaciones comerciales de navíos y otros buques” y “se prohibirá usar el área para recreación con barcos”. Los aerogeneradores “estarán equipados con un sistema de balizas luminosas en los límites del parque para evitar incidentes con el tráfico marítimo y tráfico aéreo” y "se establecerá una zona restringida para el tráfico en las limitaciones del parque”.
Estos son sólo algunos de los detalles del anteproyecto presentado ante la APBC, al que ha tenido acceso íntegro Diario de Cádiz. El documento lo impulsa la empresa Green Stone Renewable II S.L., una firma que no coincide con la que aparece en la solicitud de la concesión publicada en el BOE el pasado 18 de enero ni en la comunicación que hizo la APBC en octubre del año pasado, que era Bahía de Plata Real Estate 2017 S.L.
Si bien la empresa espera que habrá “un incremento del número de personas en la zona del parque eólico” durante su construcción y también, pero menos, durante su explotación, en las áreas de costa cercanas y que “este incremento de la presencia de gente está asociado a la creación de puestos de trabajo de personal de mantenimiento del parque”, no aparece previsión concreta alguna de generación de empleo en la zona.
Green Stone Renewable II SL “prevé la implantación de un parque eólico marítimo con una potencia global de 163,8 megavatios. Esta instalación ocupa una superficie aproximadamente de 11,42 kilómetros cuadrados y se situará en el Puerto de Cádiz”, dice textualmente el anteproyecto.
“En este emplazamiento se prevé la construcción de 18 turbinas de última generación" de más de 200 metros de altas. La electricidad generada podría beneficiarse de las conexiones eléctricas e infraestructuras existentes en el oeste de Cádiz, para transportarla a la subestación de Puerto Real con la ayuda de un cable tendido en el fondo marino, desde donde se distribuye a toda la Península Ibérica”, añaden en el documento.
“La distancia mínima recomendable entre aerogeneradores de una misma alineación es de al menos de tres rotores (492 metros) y entre alineaciones paralelas una distancia media de al menos 1.000 metros”, aclaran.
“Cuando el parque eólico marino esté operativo”, avanza la empresa, “tendrá la capacidad de generar 463,5 gigavatios al año y permitirá producir electricidad a precios competitivos comparado con las fuentes no renovables”. Sostienen que “con la puesta en marcha de este proyecto se evitará una emisión anual a la atmósfera de aproximadamente 450.890,11 toneladas de CO2 a nivel nacional”.
Los promotores del proyecto reconocen que durante su fase de construcción “puede aumentar el nivel de ruido y puede producirse una disminución de la calidad del aire debido a las emisiones de los barcos”. Pero que “esta carga se puede reducir considerablemente limitando las horas de trabajo diarias, especialmente de noche”.
Una vez que los aerogeneradores estén funcionando, los técnicos admiten expresamente que “el sistema de rotación de las palas producirá un ruido en la zona”. Pero que “la máxima emisión de ruido de los sistemas está estipulada por ley” y “se realizan simulaciones antes de la construcción para determinar el nivel sonoro producido por las palas y para garantizar que se cumplan las normas”, además de hacerse “una medición después de la puesta en servicio”.
En cuanto al impacto ambiental de esta instalación en el ecosistema marino se apunta la posibilidad de que “pueda tener un efecto positivo sobre la biodiversidad de los fondos marinos”. Citan un estudio de científicos alemanes “que ha revelado que las plataformas de las turbinas eólicas marinas albergan una fauna rica y diversa. Se ha observado que se instalaron mejillones atrayendo a sus depredadores naturales, cangrejos y peces. Que, a su vez, han desencadenado una migración de focas para las que esta fauna constituye una presa buscada contribuyendo así a un aumento de la fauna y la biodiversidad que puede conllevar otros beneficios complementarios añadidos, como un aumento del turismo en la zona”.
“La construcción del parque eólico marino no afectará a ningún espacio protegido de manera directa”, aseguran al pie de la letra sus promotores , de manera que “no se realizarán acciones que impliquen una afección directa en la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) ni en la Zona de Especial Conservación (ZEC) cercanas a las infraestructuras”.
No obstante, admiten que “en los espacios ZEPA cercanos, hay especies de interés o catalogadas y algunas realizan vuelos diarios de varios kilómetros, pudiendo utilizar la zona del parque para alimentación”. Y que, debido a esto, “estas especies serán estudiadas en el correspondiente y exhaustivo estudio de impacto ambiental”. También reconocen que “algunas de ellas, especialmente las de gran envergadura, serán susceptibles de colisionar contra los aerogeneradores o contra las infraestructuras eléctricas de evacuación”.
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